Los palmeros tocan con los dedos el final de la erupción del volcán de Cumbre Vieja, pero será imposible recuperar la normalidad. Ni los 400 millones de euros previstos en ayudas, ni el tiempo, devolverán lo perdido a todos los afectados por esta erupción volcánica.
No obstante, las administraciones de La Palma y del Gobierno canario están engrasadas para intentar recuperar lo perdido cuanto antes y comenzar a construir donde sea necesario.
Se trata, aseguran los alcaldes de la zona más afectada por el volcán, de lograr que la isla bonita, que ya siempre será distiinta, continúe siendo un buen lugar para vivir.