El volcán emana gases en un pulso constante que se oscurece cuando la ceniza y los piroclastos vuelven a a emerger de sus entrañas. Desde más arriba se aprecia la morfología que va adquiriendo la cumbre del edificio volcánico, con varios cráteres en esta zona, la del cono secundario. A la derecha de la imagen se aprecia también la grieta que amenaza la estabilidad de la estructura. La lavas que discurren en superficie.
Este flujo brota de una oquedad al este del cono principal. La lava veloz y fluida pero que pierde rapidez cuando llega a esta zona, desde ahí se precipita sobre la isla baja que formó la antigua erupción del San Juan. La cámara térmica muestra la lava que sigue cayendo desde el cantil. Porque en superficie, la colada más reciente sigue rellenando huecos, provocando más daño en terrenos en terrenos y edificaciones que habían quedado aislados entre aluviones de magma.