Casi un mes después de que el Plan de Prevención de Riesgo Volcánico de Canarias, Pevolca, certificase la finalización la erupción del volcán de Cumbre Vieja de La Palma, cientos de vecinos han podido regresar por fin a sus casas.han podido regresar por fin a sus casas. Y el panorama que se están encontrando es desolador: toneladas de ceniza cubren calles y viviendas a las que resulta imposible acceder.
Aunque los vecinos ya tienen acceso a la zona del barrio de Las Manchas -una de las primeras zonas que se desalojó tras la erupción del volcán el 19 de septiembre-, meses después es prácticamente imposible vivir. No tienen agua corriente y el paisaje es desolador. Los jardines de las viviendas parecen campos de batalla y la ceniza cubre, prácticamente, todo. Además, muchos vecinos que sí han logrado acceder a sus viviendas dicen que tienen, incluso, los electrodomésticos podridos.
El fin de la erupción llegó como un regalo por Navidad, pero aún queda mucho trabajo por hacer. Hay muchas zonas cubiertas por la ceniza y las máquinas trabajan sin descanso en tratar de levantarla para que los vecinos puedan, poco a poco, recuperar lo que la lava no engulló.
El martes 18 de enero, finalizó el desalojo para unos 800 vecinos de Las Manchas, Las Norias y otros cinco barrios al sur de la colada del nuevo volcán de La Palma, y ahora se enfrentan a un paisaje cubierto de ceniza. Fue el primer día en el que pudieron pudieron regresar a sus casascasas, comprobando que son inhabitables. El denso manto negro tras el paso de la lava y la falta de agua lo hace imposible. “No se puede vivir”, lamentaban.
La abundante ceniza, de hecho, hace que haya puertas que se resistan a la apertura: “Hay muchos problemas porque está en las cerraduras”, cuentan, pero pese a todo ya hay quien quiere reabrir su negocio haciendo frente a todo obstáculo.
Es el caso de Sori y Victor, quienes han vuelto a su bar de Las Manchas encontrando esperanza pese a todos los desperfectos: “Lo siguiente es abrir, que la vida continúe, que tenemos ganas”, contaban a Informativos Telecinco.
El barrio continúa casi oculto por la cantidad de ceniza que sigue acumulada en sus calles: “Verlo así, de esta manera, es un poquito fuerte. Hay que quitar mucha ceniza para poder acceder”.
Así lo expresa también Esperanza, una vecina que hubo de abandonar su casa hace 4 meses, huyendo de los estragos provocados por el volcán de Cumbre Vieja: “Estábamos tomando café y oí un ruido muy fuerte: ‘la montaña que estaba reventando’”,
La cafetera de aquel día se quedó en el fregadero de la cocina: “Fuimos los primeros que salimos de aquí”, relata, y aunque el volcán ya no es una amenaza deben airear cada estancia porque hay un riesgo que puede permanecer invisible; los gases tóxicos.
Las compañías de seguro ahora peritan los daños y, con paciencia y esfuerzo, mientras se intenta que Las Manchas resurja de las cenizas.