Los 160 vecinos que fueron desalojados durante la jornada de este viernes de manera preventiva por el aumento de la explosividad del volcán de Cumbre Vieja (La Palma) podrán a sus casas ante la estabilización del episodio que motivó la decisión.
Así lo han informado el director técnico del Plan de emergencias volcánicas de Canarias (Pevolca), Miguel Ángel Morcuende, y la directora del Instituto Geográfico Nacional (IGN) en Canarias, María José Blanco, durante la rueda de prensa posterior al Comité Científico celebrado este domingo.
En este sentido, los científicos continuarán monitorizando el volcán en todo momento por si hubiera en el futuro algún nuevo episodio de explosividad y poder actuar de nuevo de manera preventiva.
Blanco explicó que la erupción se sigue manejando en las mismas variables que hasta ahora con una colada al norte que circula fluida y sobre la colada antigua, y otra colada al sur que se mueve a 30 metros por hora.
La lava proviene de zonas más interiores de la caldera del volcán y está a una temperatura de 1.237 grados, por lo que en un primer momento fluye muy rápido pero en poco tiempo se vuelve más viscoso y frena su velocidad.
En cuanto a la morfología del cono, la directora del IGN apuntó que tiene fases de construcción y fases en las que desaparece la parte superior. "Ya hemos tenido dos episodios así y no es descartable que se repita", puntualizó.
Según los últimos datos, la superficie afectada asciende a 204,17 hectáreas en un perímetro de 17,07 kilómetros, la zona dañada por la lava tiene una anchura máxima de 550 metros y un espesor de entre cuatro y diez metros.
De igual modo, la lava ha alcanzado una distancia de 3,8 kilómetros y el punto más cercano al litoral se encuentra a unos 2,1 kilómetros. Además, la sismicidad continúa en bajos niveles y la profundidad de la señal está sobre los diez kilómetros.
Por su parte, Morcuende explicó que pese a la ceniza que está cayendo en la isla procedente del volcán, la calidad del aire en la isla de buena y que no tiene afección a la salud de los palmeros.
"Otra cosa son los daños que se puede tener a la hora de manejar las cenizas, como al limpiar las azoteas o los tejados. Hay que tener cuidado para evitar levantar polvo porque puede provocar problemas bronquiales o a los ojos", expuso para recomendar el uso de gafas, mascarilla, guantes y ropa de manga larga cuando se hagan estas tareas.
Con todo, el director técnico del Pevolca ha hecho especial hincapié en que la vida en la isla es "normal" y que no se está ante una secuencia de "alarma total". "Ni mucho menos --aseveró--. Estamos ante una forma de vida normal con los problemas que hay en los municipios que sufren directamente la erupción".
Por ello, reiteró que la seguridad en la isla es "absoluta" porque el tipo de erupción es la típica que se ha registrado en Canarias desde siempre, con el problema añadido, eso sí, de que la lava en esta ocasión ha transcurrido por zonas habitadas.
Finalmente, agradeciendo la buena voluntad de las personas de fuera de Canarias, comentó que los habitantes no necesitan donaciones de ropa, ni mantas o juguetes porque "no estamos ante una catástrofe" y, por ejemplo, este domingo en el acuartelamiento de El Fuerte ya no había ninguna persona que fuera desalojada de su casa al contar con otros recursos habitacionales, ya sea con familiares o los facilitados por la administración.
"Lo que necesitamos es ayuda a la economía local, que empieza con la ayuda monetaria para poder apoyarla. No hacen falta mantas, la isla tiene comida suficiente y las comunicaciones en barco están aseguradas", concluyó Morcuende.