"Los problemas generados por la Guerra Civil no están todavía resueltos": Hablan las víctimas del franquismo
El historiador Nicolás Sánchez-Albornoz estuvo meses trabajando en “Cuelgamuros”
El traslado de Franco llega avalado por los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Con él se subsana una anomalía entre las democracias mundiales: que un dictador tenga un mausoleo para su enaltecimiento. Una reparación, para las víctimas del franquismo, que llega 80 años después del final de la Guerra Civil.
A sus 93 años, Nicolás Sánchez-Albornoz, historiador y víctima del Franquismo nunca habla del Valle de los Caídos. Para él siempre será Cuelgamuros. Es el nombre del valle donde se ubica y es como lo llamaban ellos, los 20.000 obreros presos que durante 20 años levantaron la basílica, la abadía y la cruz de 150 metros, inaugurada por Franco el 1 de abril de 1959, coincidiendo con el Día de la Victoria de la Guerra Civil
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"Hubo un monumento que era la vergüenza de España", señala el historiador. Tras cuatro meses de trabajos forzosos, en 1948 él fue uno de los presos que se fugó a Francia.
A su muerte, en 1975, Franco fue enterrado allí, pero no estaba sólo. Hay más de 33.000 cadáveres, unos 28.000 son franquistas y el resto republicanos. Fueron trasladados por el franquismo para simbolizar la reconciliación de los dos bandos, desde fosas comunes sin el consentimiento ni conocimiento de sus familias.
"Los problemas generados por la Guerra Civil no están todavía resueltos", dice Nicolás Sánchez-Albornoz. Con mucho todavía por resolver, la exhumación de Franco es el principio de la reparación para las víctimas.