Sánchez descabeza el ala política de su Gobierno y apuesta por jóvenes alcaldesas
El presidente mantiene intacta la estructura económica para orientar el Gobierno hacia la recuperación
Calvo, Ábalos e Iván Redondo, las principales víctimas de un terremoto del que se salva Podemos
La crisis sugiere un intento de rearmar y buscar mayor cohesión en el PSOE
La primera gran crisis de Gobierno de la era Sánchez es un hecho. Hasta ahora todo habían sido cambios coyunturales -forzados por alguna salida, como la de Salvador Illa o luego la de Pablo Iglesias, ésta sí de mayor impacto-, pero lo de ahora es otra cosa. Un ejercicio casi olímpico: apunta más lejos, más fuerte y más alto. “El Gobierno de la recuperación”, lo ha bautizado el propio Sánchez al presentarlo en una breve declaración sin preguntas, en el horario de los informativos de televisión.
El nuevo gabinete mantiene intacta su estructura. Se elimina una vicepresidencia, la de Carmen Calvo, lo que sitúa a Nadia Calviño como número dos. Sánchez destaca que supone un “cambio generacional” -la media de edad pasa de 55 a 50 años- y que mantiene su inspiración “feminista”, con un incremento en el porcentaje de mujeres, del 54 al 63%.
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Descabeza la estructura
A mitad de legislatura, el presidente ejecuta un golpe de timón. En sábado y como le gusta, jugando al despiste. En contra de los que defienden que a la vuelta de vacaciones el impulso pretendido con los nuevos nombramientos habrá perdido el fuelle que supone el factor sorpresa. Lo ahora nuevo, sonará entonces como viejo.
La crisis no era “prioritaria”, pero si inminente, como se venía pronosticando y ha sido profunda. Incluso revolucionaria. Sánchez se ha despachado a gusto. Ha descabezado la anterior estructura (Carmen Calvo, Ábalos). Ha soltado lastre (González Laya, Campo, Duque). Ha repartido premios (Bolaños, Albares). Y ha hecho incorporaciones imprevistas (Llop, Rodríguez, Sánchez, Morant). Es significativa la entrada de tres alcaldesas, como reconocimiento y exhibición del poder municipal socialista, la gran cantera.
Son "perfiles de la política de proximidad, con trayectorias de éxito en la gestión en sus respectivas ciudades", subrayaba Sánchez de sus nuevos fichajes. "Configuro un equipo que acomete un gran impulso aportando juventud y cercanía", ha dicho también.
Con esta crisis, y rizando el rizo, Sánchez ha sacado no del Gobierno, pero sí de su periferia a Iván Redondo, su todopoderoso asesor, lo que se interpreta también como gesto, otro, hacia Ferraz. Más aun teniendo en cuenta que a Redondo le sustituye Óscar López. Un militante de largo recorrido, que llegó a ser secretario de Organización con Alfredo Pérez Rubalcaba. No le ha penalizado estar del lado de rivales de Sánchez en su día en las primarias. Entre los varios objetivos de la crisis se intuye además el rearme y el reagrupamiento del PSOE.
La idea genérica es la de siempre. Controlada la pandemia y superada la página de los indultos, se trata de coger impulso político y reenfocar el tiro. Ya lo ha dicho el propio presidente: "Nuestra principal tarea es consolidar la recuperación económica y gestionar la oportunidad que nos brindan los fondos europeos”.
Se mantiene el esqueleto económico
Con esa idea se alinea la promoción de Calviño y la continuidad como vicepresidentas, cada una con su cartera, de Terea Ribera y Yolanda Díaz, ésta protegida por la inmunidad de todos los ministros de Podemos. Apunta también en esa misma dirección el hecho de que todos los ministerios de este corte mantengan a sus titulares, algunos después de haber aparecido en el disparadero en todas las quinielas. Caso de Reyes Maroto (Industria) o José Luis Escrivá (Seguridad Social). María Jesús Montero, la ministra de Hacienda pierde la portavocía -que asume la recién llegada Isabel Rodríguez- pero asume Función Pública. Una cosa por otra.
El Gobierno mantiene, por tanto, su esqueleto económico, ante una segunda parte de la legislatura que es, además, el inicio de la cuenta atrás hacia una nueva campaña electoral. Muchas de las esperanzas, quizás todas, del presidente de cara a ese momento se apoyan en llegar a las urnas con un país fortalecido, o al menos recuperado. Desde el 4M las encuestas no pintan bien para los socialistas.
Víctimas del 'terremoto'
Las exigencias el nuevo tiempo han puesto a salvo del terremoto a los ministros de los números. En el lado contrario, se han quedado en el camino figuras relevantes hasta ahora en el gabinete como Carmen Calvo o José Luis Ábalos, además del propio Iván Redondo. Ejemplos de que a Sánchez no le hacen temblar el pulso los servicios prestados ni le gusta que le lean las jugadas.
A la vicepresidenta Calvo le ha pasado factura su desgaste en los choques con Podemos en lo de la ley del solo el sí es sí.
Ábalos, por su parte, y pese a ser una de las voces con más peso político del gabinete, arrastraba varios casos incómodos (Delcy, Plus Ultra) y una interminable y accidentada negociación con Podemos con el tema de la vivienda.
Sánchez ha apelado a la “calamidad” que ha supuesto la pandemia, “una situación que nos ha puesto a prueba”, para subrayar que su agradecimiento a los que se van “no es un mero formulismo”. “Es un reconocimiento a hombres y mujeres que se han dejado la piel” con su servicio público “en situación extrema”. No ha querido particularizar con nadie. A Redondo ni lo ha mencionado. Su mensaje ha sido en bloque para todos los ministros salientes. También para Duque, Uribes, Celaá, Campo y González Laya. Esta última, la hasta ahora ministra de Exteriores, era la más señalada desde la reciente crisis con Marruecos.
Podemos, compartimento estanco
La remodelación se consuma con un detalle llamativo: el blindaje que ha protegido a los ministros de Podemos, que mantiene todos los nombres y su propio equilibrio interno. Son la aldea gala
Yolanda Díaz logró en una reciente negociación con Sánchez convertir su cuota en un compartimento estanco. Y eso que algunos se movían por el alambre, especialmente Alberto Garzón, todavía con la polémica de la carne abierta en canal. Ninguno cambia, pese a todo, para evitar que un supuesto empeño del presidente de reducir su número o hacer salir a alguno forzara renegociar el acuerdo en todos sus términos. Un riesgo.
El lunes, toma de posesión
El lunes está previsto que los nuevos ministros tomen posesión de sus carteras. El martes participarán en el primero consejo. El segundo tramo de la legislatura llega con caras nuevas que siempre han estado ahí.
Es el caso de Félix Bolaños. “Uno de mis principales colaboradores”, ha dicho Sánchez de él, reconociendo su labor en iniciativas clave del Gobierno como la redacción del decreto del Estado de Alarma o la exhumación de los restos de Franco. Es el caso, también, de José Manuel Albares, nuevo ministro de Exteriores, que también ha trabajado cerca del presidente. Este “joven pero experimentado diplomático” como diría Sánchez ha sido su sherpa en importantes negociaciones internacionales. Como curiosidad, es el otro en la famosa foto del Falcon.
Al "Gobierno de la recuperación" le pondrá cara Isabel Rodríguez, que llevará también la cartera de Política Territorial en lugar de Miquel Iceta, que pasa a Cultura. Llega a Moncloa desde la alcaldía de Puertollano y es hasta ahora una incógnita para el gran público. Es la tercera mujer -después de Isabel Celáa y María Jesús Montero- a la que Sánchez encomienda un cometido tan estratégico.