Pedro Sánchez ha llegado con la investidura en el aire, así que cuando se ha plantado ante el hemiciclo se ha encontrado tres tipos de gestos:
-El de no voy a apoyar bajo ningún concepto un gobierno de Sánchez y aliados, por parte de Abascal y Cayetana, que tilda a los aliados de "terroristas y malversadores"
-Gesto serio de "ya veremos". Era el caso de Iglesias, atento a lo que ofrece el candidato, toma notas y comparte impresiones con el móvil. Puede que con Pablo Echenique, alejado de su grupo, solitario en lo alto del hemiciclo, debido a la imposibilidad de acudir a los asientos bajos por su silla de ruedas.
Miradas expectantes también entre nacionalistas e independentistas, aún por decidir su voto.
-Los incondicionales de Sánchez le han dedicado un largo aplauso al arranque de su discurso. La sonrisa de su mujer Begoña y la mirada seria de su jefe de gabinete, Iván Redondo. Hasta ha gozado de la compañía de antiguos enemigos. Susana Díaz comentaba "Vengo a acompañar a Sánchez".
El pleno deja más imágenes curiosas. Abascal cuenta hasta veinte escalones antes de alcanzar el gallinero donde se ubica su escaño en el hemiciclo. Hasta allí ha subido Girauta a saludar efusivo a los miembros de Vox.
Y entre Vox y Ciudadanos, los asientos de Esquerra, que hoy los republicanos han decorado con flores amarillas en recuerdo a los políticos independentistas presos.