Casi un año después de tomar las riendas del Ministerio de Sanidad y en una Navidad atípica, Salvador Illa hace balance de la gestión de la pandemia y reconoce que se han cometido errores por parte de todos. El ministro asegura que a pesar de los duros momentos que ha tenido que vivir por culpa del coronavirus no se arrepiente de haber aceptado el cargo y afirma que lo ha hecho “lo mejor que he podido”.
"Lo he hecho lo mejor que he podido", reconoce en una entrevista con Efe en la que hace balance de estos casi doce meses de pandemia. Illa afirma que el coronavirus "sorprendió a todos" y eso obligó a ir adoptando medidas en función de la información que se iba recibiendo, disposiciones que en ese momento se creían las "correctas y adecuadas".
"He de reconocer que todo el mundo llegó tarde, también España", admite el ministro para puntualizar, sin embargo, que aun "yendo tarde y cometiendo errores, fuimos también los primeros en reaccionar", decretando el primer estado de alarma y el confinamiento de la población apenas dos días después de que la OMS declarara la pandemia.
"Hay quien lleva interesado desde el primer día, más que en combatir el virus, en combatir al Gobierno; allá ellos. Nosotros queremos hacer una evaluación constructiva, serena, pausada y que nos dé pautas de actuación de cara al futuro", añade.
En lo que no va a "perder un minuto" es en batallar con ninguna comunidad autónoma, aunque haya alguna que lo intente. "Mi beligerancia se centra únicamente contra el virus. Lo demás, ni un minuto", zanja.
El ministro de Sanidad asegura que los momentos más difíciles los vivió en los meses de marzo y abril cuando los fallecidos diarios por coronavirus casi alcanzaban el millar.
Otro momento "nada fácil" fue el de restringir las asistencias a los funerales: "Si ya es muy doloroso perder a un ser querido, no poderte despedir de él, no poderle acompañar, multiplica ese dolor", lamenta.
Pese a todos los sinsabores el ministro se queda con el comportamiento de la ciudadanía, que "ha sido ejemplar", como lo ha sido también la respuesta de los profesionales sanitarios.
"Ha habido cosas que ponen la piel de gallina, porque ha habido reacciones muy espontáneas en un momento de mucha dureza, en el que todo el mundo ha entendido que había que volver a descubrir esa dimensión comunitaria y que no vivimos aislados", concluye.
A pesar de todo, Illa asegura que "no me arrepiento de haber aceptado el ofrecimiento del presidente; lo sentí en ese momento como un honor y he hecho las cosas lo mejor que he podido. Claro que, si hubiéramos sabido que iba a pasar esto, los planteamientos hubieran sido muy distintos, pero no me arrepiento de haber aceptado el cargo y para mí es un honor", reitera.
El ministro de Sanidad no tiene nada más que buenas palabras y alabanzas para el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, "desde el minuto cero" ha ejercido sus tareas "de forma muy ejemplar" y asumiendo decisiones que "son muy difíciles de tomar".
"Es un trabajador incansable y muy honesto", recalca el ministro, que recuerda que no fue él quien lo nombró y que todo el mundo sabe quién lo hizo.
El ministro de Sanidad insiste en que tenemos que ser muy prudentes durante las Navidades y para mitigar los efectos de la fatiga pandémica en el personal sanitario y en el resto de la ciudadanía, recuerda que "ya tenemos un horizonte", que son las vacunas, las cuales empezarán a administrarse en España el próximo domingo.
Según la información de la que dispone sobre las nuevas cepas del coronavirus detectadas en el Reino Unido y Sudáfrica, no parece que invaliden la vacuna ni que haya una "evidencia incontestable" de que sean mucho más letales ni de que sean más transmisibles.
Por el momento, no hay constancia de que haya casos en España con estas variantes, pero Sanidad ha encargado esta semana al Instituto de Salud Carlos III y a la Dirección General de Salud Pública que actualicen el programa de secuenciación de cepas "para estar atentos".