El Rey ha comunicado que no hay un candidato con apoyos suficentes, lo que aboca a nuevas elecciones. El 28 abril los españoles votaron. Lo tendrán que volver a hacer el 10 de noviembre porque los dirigentes españoles han sido incapaces de ponerse de acuerdo en nada para poder formar gobierno.
Un fracaso mayúsculo para una clase política que los españoles suspenden en bloque. El artículo 99.5 señala que "si transcurrido el plazo de dos meses, a partir de la primera votación de investidura, ningún candidato hubiere obtenido la confianza del Congreso, el Rey disolverá ambas Cámaras y convocará nuevas elecciones con el refrendo del Presidente del Congreso".
Este es el comunicado de la Casa Real una vez finalizada la ronda de consultas de los días 16 y 17 de septiembre:
1. Su Majestad el Rey ha concluido las consultas que, en cumplimiento del artículo 99 de la Constitución, se han desarrollado durante los días 16 y 17 del presente mes de septiembre.
2. Su Majestad el Rey, tras recibir la información que le han trasladado los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria que han comparecido en las consultas, ha constatado que no existe un candidato que cuente con los apoyos necesarios para que el Congreso de los Diputados, en su caso, le otorgue su confianza.
3. En ese sentido y de acuerdo con lo expuesto el pasado 12 de septiembre en la convocatoria de estas consultas, Su Majestad el Rey ha comunicado a la Señora Presidenta del Congreso, Doña Meritxell Batet Lamaña, que no formula una propuesta de candidato a la Presidencia del Gobierno. Todo ello a los efectos de lo previsto en el artículo 99 de la Constitución.
142 días para nada. Esos son los que han transcurrido desde que el 28 de abril los españoles saliesen a votar y el PSOE se alzara con la victoria tiñiendo el mapa de España de rojo. Sánchez ganó al grito de ¡Con Rivera, no! y todo parecía que se encaminaba a un pacto con Podemos. Pero no pudo ser. Iglesias quiso un gobierno de coalición con ministerios de peso y consideró insuficiente la oferta del PSOE. El presidente acudió a la investidura y el resultado fue clarificador: convenció a Revilla. Tenía Sánchez al PNV y a ERC de su lado, pero nunca quiso gobernar con el apoyo nacionalista.
Es Sánchez el hombre de los récord. Es el primer presidente que llega al cargo tras una moción de censura y es el primero que por dos ocasiones no lograr ser investido. Tampoco ha gobernado nunca con sus propios Presupuestos. Un drama para un país que se enfrenta a la desaceleración económica, al 'brexit' y a un contexto mundial complicado. Las encuestas no garantizan que las cosas vayan a cambiar. El Rey, en medio, ya ha dejado claro que los tiempos son importantes.
El día de la marmota se ha repetido una vez más demostrando que los cuatro líderes de los principales partidos han fracasado. Lo han hecho porque han tenido tiempo suficiente para ponerse de acuerdo, porque han primado su futuro político y el de sus partidos que dar de un gobierno y estabilidad al país. Se vio el multipartidismo como una oportunidad de aire fresco y se ha convertido en la prueba del nueve de que nuestros líderes no están a la altura. Muchos son lo que añoran hoy el bipartidismo con unas encuestas que castigan a Ciudadanos y Podemos.
Sánchez, pese a aseverar que ha "intentado todo por todos los medios" y "lo han puesto imposible", es el culpable principal porque la ciudadanía le dio más votos que a nadie para poder formar gobierno y al contrario que Rajoy en su día, podía, tanto a su izquierda como a la derecha. Con vistas a las urnas los dirigentes se han movido. Iglesias, que no aceptó en su día la vicepresidencia y tres ministerios, empezó a bajar sus expectativas. Demasiado tarde. Luego fue Rivera el que pasó del 'no es no' a una abstención con condiciones: Navarra, el 155 y no a los indultos. Pero las cartas entre uno y otro se convirtieron en otro vodevil. Decía Lastra que estaban un poco cansados. Deberían preguntar a los españoles.