El rey Juan Carlos ya ha aterrizado en España. El emérito ha llegado pasada las siete de la tarde al Aeropuerto de Peinador, en Vigo, donde ha hecho su primera aparición pública después de haber estado dos años en Abu Dabi.
Tal como confirmaba ayer la Casa Real, Juan Carlos estará en España hasta el lunes 23 de mayo. Entre tanto, tiene previsto permanecer en la localidad gallega de Sanxenxo, y se alojará en la casa que el armador Pedro Campos, íntimo amigo, ha puesto a su disposición.
El viaje, lleno de expectación, ha despertado un enorme revuelo mediático, con numerosos periodistas congregados para captar su llegada.
El emérito tiene pensado asistir a las regatas que se celebrarán en Sanxenxo este fin de semana, y será ya el lunes cuando viaje primero a Madrid, donde tiene previsto reunirse con su hijo, el rey Felipe VI, y su familia.
Cumpliendo con esa agenda, el rey emérito Juan Carlos I ha llegado pasadas las 20:00 horas a Sanxenxo, donde pasará el fin de semana junto a su hija, la infanta Elena, con motivo de la Copa de España de Vela de 6 Metros.
Instantes antes de su aparición, la primera en casi dos años tras su marcha a Abu Dabi, algunos vecinos del municipio pontevedrés se habían ido congregando alrededor de la casa en la que se hospedarán tanto él como su hija. Muchos de ellos portaban banderas de España, así como mascarillas con el escudo y con una franja rojigualda; otros ondeaban banderines y algunos hacían incluso llamadas o videollamadas para transmitir la llegada del emérito a aquellos que no han podido acercarse.
La mayoría de los vecinos allí reunidos han coincidido en señalar que "no hay sitio mejor" para que Juan Carlos I vuelva a España y que "debería quedarse por lo menos un mes" ya que "en Sanxenxo se le quiere mucho". Además, algunos de los vehículos que a lo largo de toda la tarde han circulado por la carretera que da acceso a la casa de Campos, donde se han apostado todos los medios de comunicación, han mostrado su apoyo al monarca con bocinazos y coreando 'Viva el Rey'.
No obstante, y pese al mayoritario apoyo mostrado por la localidad, en el recibimiento sí ha habido alguna nota discordante y crítica con la actitud y la presencia del emérito. Además de pitazos y gritos de 'Viva la República' y 'Fuera el Rey', alguno ha mostrado una bandera republicana.