Los reyes han viajado a Pontevedra para entregar a un colegio rural el ‘Premio Escuela del Año 2020’ de la Fundación Princesa de Girona. Don Felipe y doña Letizia han compartido pupitre con sus alumnos, los niños del Centro Rural Agrupado (CRA) Maestra Clara Torres, cuya peculiaridad es que está repartido en cinco aldeas diferentes.
En una de esas escuelas han vivido una de las anécdotas más divertidas del día. Ha sucedido justo cuando nada más llegar a un patio exterior se han encontrado a un niño enfadado que daba la espalda a todos; una situación que no pasó desapercibida para Felipe VI, que tal como captaron las cámaras del lugar inmediatamente se agachó para acercarse e intentar conversar con él. El primer intentó fue en vano: el niño permaneció de espaldas, enfadado e inmóvil, pero no conforme con ello el monarca preguntó por él y lo volvió a intentar. Esta vez se aproximó a él desde su otro costado, agachándose nuevamente para hablar. Pero tampoco: el niño negaba con la cabeza, ante lo cual Felipe le imitó buscando alguna respuesta.
Sin lograr mejorar su ánimo en un segundo intento fallido, pasaron los minutos y el pequeño siguió imperturbable, mientras sus compañeros iban a lo suyo.
Sin desistir, Felipe avisó entonces a Letizia y fueron a ello otra vez: el rey se agachó y el niño no le miraba ni a la cara. La profesora le animó a saludar, pero la respuesta era la misma: un gesto que aventuraba un ‘que me dejes’.
“No quiere, no quiere”, se escuchó. Y el rey, finalmente, decidió rendirse. El niño, por su parte, se quedó ahí, igual de impertérrito, porque el mundo de la infancia… es como es.