Todo empezó por una parada de tren. Hace dos décadas, Tomás Guitarte –que vive a saltos entre su natal Calamocha, Teruel y Valencia- se hartó de tirarse dos horas y media en un vagón para moverse menos de 150 kilómetros. Vio la solución reclamando un desvío del AVE Madrid-Valencia, con estación en Teruel. Ahí empezó un trayecto que tiene su próxima parada en la Carrera de San Jerónimo de Madrid, donde ha ganado un escaño para Teruel Existe, el primero de su historia.
Ahora, la guerra de Guitarte -arquitecto turolense de 48 años educado en Valencia y exmilitante de Chunta Aragonesista- se ha extendido a todo tipo de iniciativas enfocadas a frenar la despoblación de la España vaciada, que es el eje central de la campaña.
Junto a sus socios de ticket electoral, huye de que se les considere un partido político. Son una agrupación de electores que necesitaba 1.070 firmas para poder presentarse el 10-N (el 1% de los inscritos en la circunscripción electoral), y que recogió 6.800. Un aviso de que se avecinaba revolcón.
Y así ha sido. Con casi 20.000 papeletas, ha sido la candidatura más votada de la provincia. Por delante del PSOE y el PP, que se han asignado los otros dos escaños que estaban en juego.
Sus detractores le afean que sus propuestas pecan de localismo, pero es precisamente este foco el que ha convencido a una provincia de 107.466 electores censados.
Entre las reclamaciones de Teruel Existe, destacan algunas como: