De nuevo, otro narcosumergible para transportar cocaína en España. Pero esta vez, está nuevo, sin estrenar. La policía lo encontró, reluciente, en una nave de Málaga. Aún le faltaban los últimos retoques para la botadura pero ya no podrá completar su misión en el Atlántico. “Pensamos que lo que iba a hacer es salir a alta mar, a una nave nodriza, a alijar las dos toneladas de cocaína y después volver con ella a España” asegura Rafael Pérez, Comisario General de la Policía Judicial desde San Roque, en Cádiz, donde la Policía Nacional ha mostrado la embarcación por primera vez en público.
Es la primera vez que la policía intercepta una embarcación de este tipo fabricada por los narcos en suelo europeo. Los agentes de la UDYCO dieron con él siguiendo la pista de las sospechosas importaciones de estas 22 toneladas de sustrato de coco impregnado de cocaína que estaba realizando un empresario de Tarragona y que trató de huir a Holanda. La policía lo detuvo junto a otras 52 personas.
Una macroperación en la que también se decomisó un laboratorio en Barcelona, casi tres toneladas de cocaína en Colombia, 400 en España, 700 kilos de hachís, más de 100.000 euros en efectivo, y una impresionante narcolancha de 15 metros de eslora en un peaje de Totana, Murcia.
La macrooperación ha contado con la participación de más de 300 agentes así como con la colaboración de las autoridades colombianas, holandesas, portuguesas, la NCA británica, la CBP de EE.UU y EUROPOL bajo la denominada operación Taurona II. La investigación ha sido coordinada, en funciones de dirección y tutela, por la Fiscalía y el Juzgado de Instrucción 3 de Tarragona.
En noviembre del 2020, los agentes localizaron los domicilios de los principales miembros de la organización en Tarragona, y de forma simultánea detuvieron a trece personas, entre ellos el principal investigado, y realizaron seis registros. En ese momento los agentes localizaron una "cocina" para manipular la droga, en una vivienda donde incautaron 15 kilos de clorhidrato de cocaína listos para su distribución al por mayor, así como 60 kilos de cocaína junto a diferentes sustancias químicas.
El pasado febrero los agentes detectaron otra rama de la organización asentada en la Costa del Sol y que se dedicaba al tráfico de hachís a través del Estrecho de Gibraltar. Se interceptó un envío de 583 kilos hachís con destino a Francia e Italia en un peaje de Salou (Tarragona), donde fueron detenidas cuatro personas en un dispositivo en el que se realizaron cinco registros. En uno de ellos, en una nave de Málaga, fue localizada la embarcación semisumergible.
Según la Policía, es la primera con esas características localizada en España. Para su construcción han utilizando una quilla sobre la que se ha montado una estructura con paneles de contrachapado y fibra de vidrio para dar resistencia a la estructura. Contaba con dos motores de 200 CV cada uno que serían controlados desde una consola interior, aunque la nave aún no tenía las instalaciones eléctricas.
En otro registro en una nave en el municipio barcelonés de San Vicente de Castellet, se intervinieron 21 kilos de cocaína y 2.200 sacos que arrojaron un peso total de 22 toneladas de sustrato de coco impregnado con más de 300 kilos de cocaína. Cuando la Policía registraba esta nave, acudieron tres hombres de origen dominicano, que fueron detenidos por su presunta vinculación con la organización. En otra nave en Barcelona fue localizado otro laboratorio clandestino dedicado a la extracción, producción y adulteración de cocaína y drogas de síntesis. Allí se hallaron 12.000 litros de precursores almacenados para el procesamiento de cocaína, lo que, según la Policía, podía hacer tuvieran una producción aproximada de 750 kilos mensuales de esta sustancia.
Los investigadores creen que la organización utilizaba como fuente de financiación para operaciones más grandes de introducción de cocaína, la venta de hachís y de la producción de una plantación de marihuana que hallaron en una nave anexa al laboratorio con unas 1.154 plantas.
Las pesquisas llevaron a localizar en otra nave en Totana (Murcia) una lancha de fibra de vidrio de 15 metros de eslora y 4 motores de 350 CV, valorada en más de 300.000 euros, con 7.000 litros de gasolina envasados en garrafas. A finales de febrero, en la cuarta y última fase de explotación de la investigación, los agentes realizaron 24 registros en Tarragona, Barcelona, Castellón, Valencia, Murcia, Málaga, Cádiz, Granada y Badajoz y detuvo a otras 21 personas.
Fueron incautados 6.000 litros de precursores que presuntamente iban a ser destinados a la instalación de otro laboratorio clandestino de cocaína en la zona de Murcia, así como dinero y numerosa documentación relacionada con los envíos de cocaína desde Colombia hasta España, que también se hacía a través de cajas de piña contaminadas con cocaína, desde la República Dominicana.
Este tipo de ingenios comenzó a usarse en Colombia en los 90, sigue mereciendo las inversiones de los narcos. La semisumergible, de nueve metros de eslora, tres de manga y tres de calado, llevaría después la droga a las costas españolas, tratando de pasar desapercibida en el mar, ya que apenas asomaría una pequeña parte de su estructura. "Como la punta de un iceberg", ha explicado hoy el comisario general de Policía Judicial, Rafael Pérez.
Su recorrido sería pues mucho menor que el que hizo el narcosubmarino que en la madrugada del 24 de noviembre de 2019 encalló en la ría gallega de Aldán cargado con 3.200 kilos de cocaína. Éste, con 21,47 metros de eslora y 2,1 metros de alto, navegó entre 12 y 16 horas por el Amazonas hasta llegar a la desembocadura. Ya en el mar, en un viaje que iba a durar 15 días hasta Europa, la nave se batió con tres temporales y llegar a su destino tomó el doble de tiempo.
Los investigadores creen que este fue construido por ingenieros rusos y que costó un millón de euros. Sólo iba a ser usado una vez, después lo hundirían. La inversión no salió bien. El "narcosubmarino", tras no poder descargar la droga en unos veleros en aguas portuguesas, se dirigió a Galicia. Allí los tripulantes dejaron abandonado el semisumergible encallado, de tal forma que no se hundiera con la idea de ir después a recoger la carga. Pero los tres tripulantes, un boxeador español de 29 años y dos primos ecuatorianos, abandonaron la nave y fueron poco después detenidos, aún vestidos con sus trajes de neopreno. Era la primera vez que se detectaba un narcosubmarino que atravesaba el Atlántico para dirigirse a Europa, pero los cárteles de Sudamérica llevaban ya tiempo usándolos y siguen haciéndolo.
De hecho, también a finales de 2019, por ejemplo, la Guardia Costera estadounidense aprehendió un narcosubmarino autopropulsado en aguas del Pacífico, una de las zonas conocidas de tránsito de drogas en América Central y del Sur, y en Perú fue incautado a 178 millas de la costa otro de 15 metros de eslora y 2,3 de manga que llevaba más de una tonelada de clorhidrato de cocaína, muy probablemente hacia Norteamérica.
Los ingenios "semisumergibles" del estilo del hallado en Málaga tienen en España otro antecedente. El 13 de agosto de 2006 la Policía apresó un submarino de fabricación casera, de 11 metros de eslora y unos 2 de manga, abandonado en la ría de Vigo, encendido y con 4.400 litros de carburante en el depósito.
Según las investigaciones, este semisumergible, construido con acero de forma clandestina en talleres gallegos, no tenía el fin de atravesar el Atlántico. Su objetivo era llegar hasta alta mar. aproximarse a otra embarcación procedente de Sudamérica, que le traspasaría la droga para que después que el "narcosubmarino" la introdujera en las costas gallegas. Pero hubo en el último momento un cambio de planes y finalmente la red decidió abandonar el narcosubmarino, esperando que la Policía se entretuviese con él, mientras la droga era introducida por otro medio.
En la Sentencia del Tribunal Supremo del 2012 que agravó las condenas a los seis detenidos por este hecho, se explicaba que era la primera vez que en España se utilizaba "un medio de transporte tan sofisticado como un submarino" para introducir droga, aunque señalaba que ya por aquel entonces el Código Penal de Colombia las contemplaba. Y es que en este país se descubrió el primer "narcosubmarino" en 1993.
Desde 1993 hasta 2011, se hallaron en Colombia 60 semisumergibles, aunque ninguno de ellos con capacidad de hundirse por completo. Fue en 2011 cuando se detectó, cerca de la desembocadura del río Saijá y listo para partir a México, el primero totalmente sumergible, capaz de navegar a nueve metros de profundidad, con capacidad para transportar siete toneladas de cocaína. Se estimó que su construcción habría costado unos 2,2 millones de dólares