La cosa está que arde. El recurso es burdo, pero descriptivo. Así que dicho queda. Hay fuego en las calles, por el vandalismo en las manifestaciones contra el encarcelamiento del rapero Pablo Hasél. Y, como derivada de ello, sendos incendios: uno localizado en las relaciones entre PSOE y Podemos, el otro en la política general.
Un tuit de Echenique ha llevado las llamas de uno a otro lado. Dijo “Todo mi apoyo a los jóvenes antifascistas que están pidiendo justicia y libertad de expresión en las calles”, y se ha liado. Era lo que les faltaba a los socialistas para sentirse aún más incómodos con el socio con el que pretenden atravesar toda la legislatura. Después de dos noches de graves de incidentes –con heridos, detenidos, pillaje y destrozos millonarios- la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, sentenció: "Ningún derecho se puede defender ni expresar con violencia. Esa es una línea roja absoluta". La que, sugiere, pudo haber atravesado Echenique con su tuit.
La mención de Calvo a la línea, roja, advierte que la sociedad PSOE-Podemos se aproxima a límites peligrosos. La lista de desencuentros, o roces, o choques, o peleas, como se les quiera llamar, es de tal calibre que su enumeración haría esta información interminable.
Por citar solo tres ejemplos: lo de Echenique se produjo justo después de que el enfrentamiento por las leyes contra la discriminación estallara en toda su crudeza: con una abstención de Podemos a la ley Zerolo de los socialistas. Casi al tiempo de que se haya reanudado la interminable negociación para acordar una ley de vivienda, con acusaciones cruzadas entre los de Iglesias y los de Ábalos. Y coincidiendo, además, con un Jaume Assens, presidente parlamentario de Podemos, con la paciencia agotada, según dijo en La Sexta, por la falta de respuesta del ministro de Justicia a sus demandas de que se acelere la revisión del delito de sedición.
Lo dicho, fuego a discreción. Ese es el contexto en el que llegó el tuit de Echenique, censurado por Calvo por muchas razones, entre ellas ésta: “Una cosa es lo que pienses y otra la responsabilidad del cargo”, ha dicho en referencia a la responsabilidad que tiene Echenique como portavoz de una formación política con representación en el Consejo de Ministros. Según ella, cuando se gobierna se gobierna para todos, “y no solo para los que te votan”. Una forma de censurar varias presuntas faltas a la vez: inconsciencia y oportunismo entre ellas. Aparte, claro está, de lo que supone para el clima en la relaciones entre compañeros de Ejecutivo.
Gobernar para “los que te votan”, en el caso de Podemos, sería un intento de conectar (o reconectar) con esos indignados de hoy que pudieran haberse distanciado de Iglesias y los suyos ahora que han tocado poder. Un seguimos con vosotros.
La sede de Elkarrekin Podemos en Durango ha aparecido con pintadas de los que se manifiestan en apoyo de Hasél. Y esta misma semana, el diputado de ERC, Gabriel Rufián, les recordaba a los parlamentarios y ministros de Podemos a quién se deben y con qué instrumentos cuentan. En la semana en la que Hasél ha ido a la cárcel y Cifuentes ha sido absuelta les decía: “Aparte de tuitear, que está muy bien hacer tuits enfadado, tienen el BOE. Tuitear, cuando se puede legislar no es solidaridad, es cinismo”.
A los socialistas, con el comentario de Echenique les ocurre como con muchas otras de las desavenencias que tienen con Podemos. Que les hace aparecer como el malo de la película. En este caso, como si les preocupara menos que a sus socios la defensa de la libertad de expresión, reivindicación que está en el origen de las movilizaciones. De ahí que hayan tratado de disociar las cosas con insistencia. La convocatoria en sí de su desenlace violento.
Lo hizo Calvo: "Una cosa es defender que una democracia sea exigente con la libertad de expresión, y otra es alentar a estar en una situación en la que vimos heridos...”. Y le secundó el ministro de Cultura, Manuel Rodríguez Uribes, al que el caso del rapero encarcelado le afecta directamente: ”La violencia no está justificada nunca”, ha afirmado categórico. Aclarando, eso sí, que en lo relativo a la libertad de expresión “en la música hay que dar mayor margen”. Defiende que “si hay sanción, que no sea prisión”, objetivo que los socialistas se han comprometido a lograr revisando el Código Penal.
En la lista de socialistas soliviantados está también el Delegado del Gobierno en Madrid, José Manuel Franco, en su calidad de aludido como encargado de mantener el orden público, como de responsable de la actuación policial puesta en entredicho. "España es una democracia absolutamente consolidada, eso no tiene cabida en un estado democrático, lo diga quien lo diga, y aunque eso cree discrepancias con nuestro socio de gobierno", afirmó rotundo.
Lo de las discrepancias internas se ha hecho ya tan sonoro en los comentarios de unos y otros como las muestras de indignación que ha querido hacer ver la oposición ante lo ocurrido. Ese incendio general de la escena política que es la otra gran consecuencia del polémico tuit. Fruto de ello se han reavivado las peticiones al presidente del Gobierno para que prescinda de Pablo Iglesias.
La portavoz del PP en el Congreso, Cuca Gamarra, lo reclamó acusando a Iglesias de liderar un partido que "alienta" y "promueve" la violencia en las calles del país. También pidió al Fiscal General del Estado que investigue las protestas callejeras de estas noches.
Y pidió la dimisión de Iglesias además el diputado de Vox Iván Espinosa de los Monteros. En su caso con una llamativa puesta en escena. Al grito de “¡Qué vergüenza me da el señor Echenique!”.
Echenique no le oyó decirlo. Ausente de la sesión en la que Ciudadanos le reclamó que se retractara de su comentario. Y en el que se oyó definirlo con la, palabra “naúsea”.
Podemos no condena
En ausencia del protagonista, los periodistas intentaron saber si hay respaldo oficial de Podemos al mensaje que ha desatado la polémica. La respuesta de Rafa Mayoral, uno de los dirigentes de la formación, sonó a evasiva. “Hay que reflexionar para profundizar democráticamente en todas las estructuras del Estado. Si no, no vamos a entender lo que pasa. Nadie puede ir a prisión por expresar opiniones”, comentó sin llegar a expresar una condena rotunda pese a la insistencia de los periodistas. Como mucho, hay quien ha dicho en Podemos que “no le gusta” lo que ha visto, caso de Jaume Assens, pero sin ir más allá. Pablo Iglesias, por cierto, no se ha pronunciado.
En la Asamblea de Madrid las cosas sigueron más o menos el mismo patrón. Ni Podemos ni Más Madrid apoyaron una declaración oficial de condena con una excusa pillada por los pelos: porque había llegado tarde, dijeron.
Allí, el papel estelar lo ejerció Isabel Díaz Ayuso que, adoquín en mano, literalmente, acusaba a Podemos y Más Madrid de apoyar “una fiesta de niñatos por un delincuente que tiene menos arte que los que estamos aquí con dos cubatas en un karaoke”. También es literal. La presidenta de Madrid considera que es “cutre” lo de apoyar a “esa gentuza”. Y pide también a Sánchez que saque a Iglesias del Gobierno porque es “un cáncer”.