La crisis de la carne, lejos de enfriarse, alcanza su cota máxima. Las declaraciones de Alberto Garzón al diario The Guardian poniendo en duda la calidad de la carne de las macrogranjas fueron hace más de una semana, pero el nivel de tensión ha tocado techo con la irrupción de Pedro Sánchez y de Yolanda Díaz. El presidente ha intervenido para defender al sector cárnico pero no a su ministro, la vicepresidenta segunda para echar un capote a Garzón y de paso advertir a Sánchez: "Cuidemos la coalición".
En un escenario de precampaña electoral en Castilla y León, donde el sector ganadero es clave para su economía, Unidas Podemos ha dejado claro que no piensa callarse y está dispuesto a dar la batalla en defensa de su ministro y de la ganadería extensiva. El enfado de los morados ha sido evidente en las últimas horas con el presidente del Gobierno por no respaldar a un miembro de su gabinete de los ataques que está recibiendo de PP y Vox. Para Podemos, una "deslealtad". El reproche más repetido es que Sánchez ha comprado el marco fake a la derecha. Pablo Casado y Santiago Abascal, de hecho, no van a soltar ese filón y pretenden convertirlo en eje de su campaña electoral.
Pedro Sánchez ya comprobó este domingo en Palencia que los ganaderos están en pie de guerra. Fue recibido con abucheos y gritos a su llegada a un acto electoral. Las organizaciones agrarias mayoritarias, Asaja, COAG y UPA habían convocado una concentración para exigir el cese o la dimisión de Garzón. Ese enfado es el que quieren exprimir tanto PP como Vox de cara al 13 de febrero.
Horas después, en una entrevista en la Cadena SER, Sánchez se refirió por primera vez expresamente a las declaraciones de su ministro. "Lamento mucho esta polémica, hablamos de un sector en España que produce una carne de extraordinaria calidad, lo dice el mercado cuando responde a esta cuestión", afirmó el presidente. Para Sánchez, esa polémica "no se compadece" con la realidad de la ganadería ni con las actuaciones que lleva a cabo el Gobierno para ordenar el sector primario, en particular, las granjas de animales.
Sánchez no ha aclarado si ya ha hablado con Garzón ni tampoco ha querido pronunciarse sobre su cese. "Lamento esta polémica, con esto creo que lo estoy diciendo todo". Lamentar ha sido el verbo que por tres veces ha utilizado el presidente para expresar una situación que incomoda en Moncloa y a la que le gustaría dar carpetazo cuanto antes.
Pero Unidas Podemos no está dispuesto a mirar para otro lado ante lo que considera "un bulo" de la extrema derecha al que están dando crédito dirigentes del PSOE, barones territoriales y hasta el mismísimo presidente del Gobierno. Duele especialmente que presidentes socialistas como Javier Lambán o Emiliano García-Page hayan competido con el PP en la agresividad de sus acusaciones.
La vicepresidenta Yolanda Díaz, que, cautelosa, se había limitado hasta ahora a reivindicar a través de un tuit la ganadería extensiva, -sin citar expresamente a Garzón-, dio este lunes un paso más al dar a entender que las palabras de Sánchez dañaban la salud de la coalición. "Pediría que cuidemos la coalición y seamos cuidadosos con nuestras palabras", reclamó Díaz ante un grupo de periodistas en un acto oficial cuando sus asesores de prensa pedían poner fin a las preguntas.
Díaz quería hablar y quería decir lo que dijo. Pedirle al presidente que mida sus palabras. En su opinión, el titular de Consumo no ha hecho más que "corroborar" lo que contienen los documentos públicos del Gobierno respecto a los objetivos europeos y la Agenda 2030 y que dejan claro "la apuesta del Ejecutivo por la ganadería extensiva y sostenible".
De nuevo la vicepresidenta segunda irrumpe en un conflicto entre los socios con ese grado de rotundidad. La anterior vez fue con la disputa con Nadia Calviño sobre la reforma laboral. Entonces, Podemos llegó a pedir una reunión de la comisión de seguimiento del pacto del Gobierno. En esta ocasión, no hay nada previsto de ese tipo. Ahora bien, en Podemos ponen como ejemplo de la gravedad de lo ocurrido el mero hecho de que Yolanda Díaz haya salido públicamente siendo tampoco dada a ese tipo de golpes en la mesa.
En el partido han ido mucho más lejos en sus reproches a Sánchez. Pablo Fernández, portavoz estatal y candidato de Unidas Podemos a la presidencia de la Junta de Castilla y León, ha tildado de "decepcionante" y "preocupante" la forma en la que el presidente se ha referido a Garzón. Ha afeado que muchos socialistas estén dando "pábulo" a lo que claramente llaman "bulos" de la extrema derecha.
En ese sentido, sobre el funcionamiento de la coalición, Fernández se ha quejado de que ante los ataques de la derecha, la parte socialista del Gobierno no salga en defensa de los ministros de Podemos. Ellos reivindican su "extraordinaria lealtad" cuando los que han sufrido la ofensiva han sido los del PSOE. "Quien quiera salirse de ese marco de lealtad del Gobierno, es decepcionante y preocupante". Para el portavoz, en clave Castilla y León, esa actitud evidencia la "ensoñación" de reeditar con el PP el bipartidismo en la comunidad. Los morados son conscientes de que esta polémica puede tener para ellos un coste electoral. Por contra, interpretan que esto te puede meter en campaña.
Los reproches a Sánchez han llegado desde todos los escalafones del partido. Nadie se ha cortado en hacer público el malestar. El presidente del grupo parlamentario, Jaume Asens, ha lamentado en Twitter que el presidente "esté más preocupado en perder votos en Castilla y León que en defender a los ganaderos frente a las macrogranjas". Para el exvicepresidente y exlíder del Podemos, Pablo Iglesias, es "gravísimo" que Sánchez haya dado "veracidad a un bulo" para golpear también al ministro en lugar de respaldarle.
Podemos había reclamado un pronunciamiento de la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica. Teresa Ribera, en la línea marcada por Sánchez, ha afirmado que la ganadería tiene "todo el respeto y el cariño del Gobierno en su integridad". Según Ribera, generar "tensión, ruido y dudas que no están basadas en ningún tipo de hecho real es enormemente perjudicial". Eso sí, la vicepresidenta ha admitido que hay "margen de mejora" en la producción como ha indicado la Comisión Europea en la prevención de la contaminación difusa originada por nitratos y amoniaco.
Y mientras los dos socios del Gobierno hacen equilibrios para capear el temporal, el PP y Vox aumentan la presión. El PP, en una reunión con todos sus consejeros autonómicos de Agricultura y Ganadería, ha coordinado la ofensiva contra el ministro de Consumo. Ya ha presentado mociones en ayuntamientos, diputaciones y parlamentos autonómicos toda España para exigir a Sánchez el cese inmediato de Alberto Garzón.
Los populares quieren con esas mociones que a los socialistas nos les quede más remedio que "retratarse" en la votación. El vicesecretario de Política Territorial, Antonio González Terol, cree que Sánchez no le cesa "porque no se atreve a plantar cara a Díaz". "Debemos ser inmisericordes con el ministro Garzón y, si no dimite, exigir a Pedro Sánchez que lo cese". Eso dice el dirigente del PP. Ahí está la esencia de la estrategia popular y por extensión de la derecha.