El parricidio de Tomás Gimeno a sus dos hijas, Anna y Olivia, en un claro caso de violencia vicaria hacia su exmujer Beatriz ha conmocionado a toda España. Este miércoles también ha salido a la luz la condena por el caso de Godella. Un jurado ha condenado a los padres de Amiel e Ixchel, de tres años y medio y seis meses por su asesinato. Sus nombres se suman a otros que como Tomás Bretón o Alberto Gálvez.
Los investigadores encontraban este jueves 10 de junio una bolsa con el cuerpo de Olivia, la mayor de las dos hijas de Tomás y Beatriz. El padre había desaparecido junto a las dos niñas el pasado 27 de abril y desde hace 44 días era buscado por un amplio operativo policial. El rastreo con un buque oceanográfico en la zona en la que se tuvo contacto por última vez con Tomas ha permitido hallar el cuerpo de la niña y se busca también el de Anna. Todo apunto a que el padre las habría matado suicidándose posteriormente.
Un jurado popular sentenciaba este jueves que Gabriel y María, padres de Amiel e Ixchel, de tres años y medio y seis meses, murieron tras recibir multitud de golpes durante la madrugada del 13 al 14 de marzo de 2019 y fueron enterrados en el jardín de la casa de campo que la familia ocupaba ilegalmente. Amiel, según los forenses, recibió daños tales que parecían haber sido causados de haber caído de un quinto piso.
En septiembre de 2018, un hombre mataba a sus dos hijas de dos y seis años en Castellón suicidándose después al arrojarse al vacío por una ventana. El parricida estaba separándose de la madre de las niñas. De hecho, un amigo de la familia ha contado que ella lo había denunciado por amenazarla.
José Alberto asesinó a sus dos hijos en Getafe. Esto se supo gracias a una nota que llevaba en la que decía que lo había hecho por que no sufrieran los niños: "He matado a mis hijos. No quiero que sufran". El hombre les ahogó en la bañera antes de prender fuego al colchón donde se encontraban los cuerpos sin vida de los niños. Posteriormente se suicidó tirándose a las vías de un tren.
José Bretón asesinó a sus dos hijos, Ruth y José, de 6 y 2 años de edad, el 8 de octubre de 2011. Los hechos ocurrieron unas semanas después de que Ruth Ortiz Ramos, mujer por aquel entonces del parricida, le comunicase a Bretón su intención de divorciarse de él.
Bretón, declarado culpable por un jurado popular, fue condenado a 40 años de prisión (20 por cada uno de los asesinatos de su hijo), la pena máxima a la que se podía enfrentar. Además, en la sentencia, el juez estableció una indemnización de 500.000 euros y una orden de alejamiento de Ruth Ortiz y su familia de 21 años.
El parricida de Moraña (Pontevedra), David Oubel, fue condenado el 6 de junio de 2017 a la pena de prisión permanente revisable por el asesinato de sus dos hijas en julio de 2015, cuando tenían cuatro y nueve años de edad. Las asesinó con una radial y llamó a su exmujer para contarle lo que iba a hacer. Se trató de de la primera condena de estas características que dictada en España.
Además de la cárcel, la condena prohibió a Oubel acercarse a su exmujer, a su domicilio y a su lugar de trabajo durante un período de 30 años, así como a indemnizarla en 300.000 euros. La sentencia fue declarada firme al renunciar todas las partes a un posible recurso. Tan fuerte fue el caso, que el fiscal encargado del mismo no pudo contener las lagrimas al conocer el veredicto.
El 27 de noviembre de 2014 José Ignació Bilbao Aizpurúa asesinó a Amets y Sara, sus dos hijas, a sangre fría con una barra de hierro envuelta en papel de regalo. Posteriormente se suicidó lanzándose desde el viaducto de la Concha de Artedo.
El cadáver del hombre apareció a primera hora de la tarde bajo el viaducto de la Concha de Artedo, en la autovía A-8, de 110 metros de altura. Pescador y en la actualidad vecino de San Juan de la Arena, José Ignacio Bilbao, natural de Bilbao, fue identificado poco después de que su cuerpo fuera encontrado.
José María Macía contaba con 35 años cuando asesinó en su domicilio a su mujer de 34 años y a sus hijos de seis y dos. El luto tiñó a Elche el 13 de abril de 2005, día en el que ocurrió el trágico suceso: los tres habían aparecidos muertos en sus camas con numerosos golpes en la cabeza realizados por un objeto contundente. Después se conoció que esos golpes se habían realizado con una maza metálica, un utensilio utilizado habitualmente por el asesino en su trabajo.
La historia cobra aún más drama cuando tras cometer el triple asesinato, el parricida de Elche cogió dinero y se marchó a un club de alterne, donde posteriormente afirmó haber consumido algún tipo de droga. A pesar de esa revelación, la sentencia aseguró que Maciá era consciente de sus actos y lo hizo de manera voluntaria. Fue condenado a 25 años de prisión, pero el 21 de enero de 2017 murió en la prisión leonesa Mansillas de las Mulás.