¿Qué busca Pablo Iglesias?
El 'bibloquismo' y la teoría de las dos cabras: distintas formas de explicar los últimos movimientos del vicepresidente
La enmienda de los desahucios; el apoyo de Bildu a los presupuestos; el tuit sobre el Sáhara; la agenda de Bolivia... hitos de la escalada de roces en el Gobierno de coalición
Era una obsesión de juventud: cuando tienes tiempo no tienes dinero y cuando tienes dinero no tienes tiempo. Pues bien, Sánchez e Iglesias que en primavera, con el estallido de la pandemia, pudieron temer llegar a este punto sin una cosa ni otra, se encuentran con que disfrutan de las dos.
Tienen dinero -un Presupuesto a punto de aprobarse- y, gracias a ello, el horizonte de la legislatura se presenta amplio. Y, sin embargo, no se aprecia en la coalición de Gobierno el alivio de cuando uno siente que ha pasado lo peor.
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Más bien al contrario. La actualidad más reciente –la enmienda de los desahucios, el tuit sobre el Sáhara, la “agenda propia” en el viaje a Bolivia con el rey- muestra a un Pablo Iglesias hiperactivo, incluso sobreexcitado, se diría que empeñado en dejar su impronta en todos los rincones de la gestión, con el consiguiente recelo e incomodidad de sus socios.
"La izquierda de la izquierda"
¿A qué viene semejante actividad? ¿Qué busca Iglesias, si es que busca algo?, es la pregunta a la que lleva esa acumulación de movimientos. Dando por hecho que el vicepresidente segundo no es de los que acostumbran a improvisar.
“Yo creo que hay muchos factores, la cuestión es si manda Sánchez o manda Iglesias. Mi tesis es que siente la necesidad de diferenciar el proyecto Podemos del proyecto PSOE”, señala el politólogo Fernando Vallespín, como punto de partida de un análisis que apunta a un intento del vicepresidente de, justo ahora y de cara a medio plazo, reforzar sus posiciones.
“Aunque está en una coalición, no se siente vinculado por los pactos Y ha aprovechado una coyuntura en la que Sánchez se queda desarmado porque necesita sus votos. A Iglesias esto le permite actuar a su aire, con los independentistas, para mostrar que sus votos no son solo sus votos, sino los suyos más los de ERC y Bildu”.
Vallespín considera que el trasfondo real de la agitación de estos días es la pretensión de Iglesias de generar desde “la izquierda de la izquierda vinculada al régimen del 78 una alianza que él esté en condiciones de liderar”.
En lo de que nada es casual coincide con el también politólogo Juan Carlos Monedero, que afirma: “Todo lo que hace Podemos es a medio/largo plazo. Podemos está en la estrategia, no en la táctica. Y lo que ahora es relevante es visualizar que hay una España diferente y que no se va a articular en base a una España bipartidista y con las derechas nacionalistas”.
El ex de Podemos, sin embargo, y a diferencia de Vallespín, no ve los movimientos de Iglesias de estos días como fruto de una circunstancia concreta, como puede ser la supuesta debilidad de un Sánchez necesitado de votos para sus cuentas. “Está claro que tiene que haber tensiones”, dice, en un Gobierno de coalición -“que es un Gobierno forzado”- cuando está en juego la ley más importante de todas. “La cabra socialista tira al monte austericida. La cabra Podemos tira a lo social”, resume con el lenguaje gráfico que le caracteriza.
La cabra socialista tira al monte austericida. La cabra Podemos tira a lo social (Juan Carlos Monedero)
La explicación, para Monedero, es más estructural y está más bien en el propio origen de la formación de la que él mismo fue fundador. “Podemos nace confrontando al PSOE y el PP, nace del 15-M. Que reprocha al PSOE la reforma del 135 y el haber dejado ser de izquierda y al PP ser autoritario, liberal y corrupto”. A su juicio, la tensión que hoy se pueda percibir en el Gobierno es consecuencia de esto, y de “los avatares que han llevado al PSOE a hablarle a su izquierda”.
“Se ha roto esa estupidez que dijo Guerra de que a la izquierda del PSOE, el abismo. El PSOE vivió muchos años con esa patraña, y había muchos electores que no se identifican con esa izquierda”, argumenta el que fuera ideólogo de Podemos. “Y al descubrir que había un espacio interesante, ha recuperado algo de lo que perdió en el segundo Gobierno de Zapatero”.
Son teorías distintas, pero no por ello excluyentes. Ninguna de las que circulan (hay muchas más) lo parece. Iglesias no oculta que está en la pelea de los presupuestos para sacar a Ciudadanos de escena. Y por consolidar una mayoría con el independentismo de izquierda, él mismo lo ha dicho. ¿Que hay batallas que plantea sin más pretensión que conseguir el objetivo que propone, como la de los desahucios? Puede ser, eso dicen en Podemos. ¿Qué hay otras que sabe imposibles y lo hace solo para marcar perfil? Es un hecho, la del impuesto a los ricos, por ejemplo.
Y además está la desconfianza latente con Sánchez, con quien cohabita en son de paz sabiendo que llegará el día de disputarse el mismo electorado. Y ¡como no! ese “narcisismo” que más de un analista le atribuye, forma parte de la lista de razones que explican ese maniobrar contínuo de Iglesias, llegado estos días a niveles límite.
El "bibloquismo": los dos bloques
bibloquismoVallespín tiene su propia palabra para definir la estrategia. La llama “bibloquismo”. Lo explica: “Iglesias necesita que se hiperpolarice el Gobierno entero y que también haya un bloque compacto de derechas, porque lo peor que le puede pasar es que se escinda el bloque de la derecha. Es lo que hicieron Arrimadas y, en parte, Casado. Y lo mejor (para conseguir ese bloque compacto de derechas) es pactar con Bildu, lo del castellano en Cataluña, meterse con el rey…”, señala el analista.
Que continua con esta pregunta: “¿Quién es el enemigo? No es la derecha, es el PSOE. Y trata de arrastrarlo a la izquierda para quitarle votos de centro. Si el PSOE pasa a ser de izquierdas, la disputa es más fácil. En ese caladero, tú (Iglesias) te mueves mejor. El PSOE juega mejor en el centro izquierda, si le amputas el centro lo debilitas. Él sabe que Sánchez no puede prescindir de la coalición con Podemos”.
¿Quién es el enemigo? No es la derecha, es el PSOE (Fernando Vallespín)
La conclusión de Vallespín es que lo que a Pablo Iglesias le interesa “por todos los medios” es que no se fracture el bloque de la derecha. Lo que fue la foto de Colón. “Para que Sánchez no pueda decirle: me voy con Ciudadanos y el PP”, remata.
"Está en el guión"
Y sin embargo Monedero, afirma: “Es normal. Está en el guion. Calviño es una mujer formada en el entorno de la deriva neoliberal, Sánchez también viene de esa formación… Estas tensiones existen”. Para él, ni hay movimientos raros ni sorpresas. La cuestión, a su juicio, no es qué pasa con Iglesias sino con los socialistas. “Escuchan a veces a la izquierda y les gusta la música, pero son deudores de donde vienen”, apunta. Sin más. “Cospedal y Soraya; y Guerra y Felipe y Ayuso y Aguado… ¡esos sí que están a la greña! En el Gobierno de ahora lo que falta es rodar la coalición”, sentencia Monedero.
Una coalición que, el caso, es que no gana para sustos. Sánchez e Iglesias manejan herramientas distintas: uno la agenda y lo institucional; el otro, los medios. Son de estilos distintos. Tiran, ahora, en distinta dirección de una manta que no alcanza a todo. Iglesias apuesta por el eje ERC/Bildu. Sánchez mima la relación con Ciudadanos y PNV que, por cierto, le ha pedido un “puñetazo en la mesa” ante el riesgo que 'lo de Bildu' descafeíne su papel de siempre.
¿Es una relación con futuro?
“Yo creo que no”, opina Vallespín. “Sánchez así parece un líder de segunda. Iglesias se está aprovechando de la debilidad del PSOE, sin que tengan mayoría parlamentaria. Y el PNV se ha puesto nervioso”, recuerda. Aun así, entiende que hay un factor externo que juega a favor de Iglesias. “Se siente seguro porque lo apoyos mediáticos de la derecha tienen tal odio a Sánchez que nunca le van a permitir un pacto. ¡Eso le beneficia!”.
Monedero vaticina, por su parte, que “la sangre no va a llegar al río”. ¿Por qué? Porque se llevan bien, se entienden y se están siendo leales. Y lo otro… lo otro son tensiones políticas de dos partidos que no son iguales”. Así de simple.