A las 11 de la mañana todas las miradas estarán puestas en la sede del Partido Popular. Pablo Casado se reúne allí con su núcleo duro, y sin los barones, para encontrar una salida a la crisis abierta en la formación con Isabel Díaz Ayuso. Crecen las voces que piden un congreso extraordinario ya aunque el presidente del PP no parece dispuesto.
El encuentro en Génova es habitual aunque esta vez se produce tras la multitudinaria manifestación ayer a favor de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y en contra del líder popular.
Los barones piden un Congreso Extraordinario del PP
Sobre la mesa, el adelanto de un Congreso extraordinario en el que se decidiría el futuro de Pablo Casado. Es muy llamativo que no estarán en la cita en Génova los barones populares. De ellos, solo el presidente de la región de Murcia, Fernando López Miras, es el único que ha mostrado públicamente su apoyo a Casado. "El trabajo que se ha hecho desde la dirección nacional ha sido un buen trabajo", ha señalado.
Lopez Miras da su apoyo a Pablo Casado
Crecen las voces del PP que creen necesario la celebración de un congreso extraordinario porque la marcha del secretario general de la formación, Teodoro García Egea ya no es suficiente. El liderazgo de Pablo Casado empieza a cuestionarse.
El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, ha dejado caer también esa posibilidad al advertir públicamente a Casado que si no soluciona esta "hemorragia" puede haber un congreso extraordinario, porque no se puede llegar a julio --cuando toca el cónclave ordinario-- con "esta herida abierta".
“Pablo Casado ha fracasado electoralmente y moralmente en la gestión de la vida interna de partido”, ha señalado la diputada del PP, Cayetana Álvarez de Toledo.
Sin embargo, a pesar de la presión interna, el presidente del PP, Pablo Casado, no parece dispuesto a adelantar ningún congreso.
El futuro del PP también podría quedar en manos de una gestora
De celebrarse un congreso extraordinario, el plazo mínimo si lo aprueba la Junta Directiva Nacional sería de un mes. Si Pablo Casado no dimite y deja paso a una gestora, fórmula rápida que gana adeptos entre los dirigentes del PP, convocar la junta sería el siguiente paso lógico. Y, además, su última oportunidad para salir airoso porque, se supone, tiene los apoyos suficientes y obligaría a cada uno a retratarse.