La esperanza de muchos vecinos de La Palma para este puente con el turismo de volcán se desvanece. Con el cierre del aeropuerto hasta las horas centrales de este sábado, llegar a la isla era una tarea más que complicada. La gran mayoría vienen de otras islas, pero solo para un día.
Así que los turistas dejan poca huella. Por eso se pueden contemplar las playas de la Isla Bonita casi vacías, cuando a estas alturas suelen estar siempre llenas, y las plazas hoteleras por debajo del 20% de ocupación, según los últimos datos.
A esto se añade la gran cantidad de ceniza que se desprende del volcán y la toxicidad que desaniman a muchos en el último momento. Los negocios languidecen en esta parte de la isla, pero esto no ha desanimado a los fieles admiradores de La Palma.