Día 3 de febrero de 2022: en juego la convalidación del real decreto ley de la reforma laboral, esto es, un objetivo crucial y un pilar fundamental en la legislatura del Gobierno de coalición, que llegaba a la cita en el Congreso de los Diputados confiado en que los apoyos comunicados por PdCAT y UPN justo horas antes, en la noche anterior, servirían para adjudicarse la victoria.
Presidiendo la Cámara Baja, Meritxell Batet era la encargada de dar paso a la votación, que en pantalla arrojaba un resultado: “sí: 166; no 169; abstenciones: 0”. Había que sumar los votos telemáticos: “Presentes 335, más 14 votos emitidos telemáticamente. Sí: 166 más 9 votos emitidos telemáticamente; No: 169 más 5 votos emitidos telemáticamente; ninguna abstención”, comunicaba, a lo que continuaba un “por lo tanto…”, seguido de una interrupción y un gesto de nerviosismo tras el cual pronunciaba: “Queda derogado el real decreto ley”.
Instantáneamente, el foco pasaba a la bancada del Gobierno, donde Pedro Sánchez, Nadia Calviño y Yolanda Díaz, entre otros, compartían caras de incredulidad. Parecían preguntarse qué acababa de pasar. Primero porque con los apoyos de ayer las sumas les daba 176 votos a favor, y segundo, –y fundamentalmente–, porque haciendo bien las cuentas de la votación de hoy lo que resulta es que el Gobierno vencía en su propósito con 175 votos a favor (166 + 9 telemáticos) y 174 en contra (169 + 5 telemáticos), además de cero abstenciones. Quizás por esto Pedro Sánchez replicaba a las miradas de nerviosismo con un gesto de calma con las manos.
En efecto, la situación cambiaría tras un minuto dominado por el suspense: “Los servicios de la Cámara me informan de que queda convalidado el real decreto ley”, decía después Batet, cambiando en el Hemiciclo lo que fueron los aplausos de la oposición al escuchar la palabra “derogada”… a los gritos del “¡sí se puede!” desde el Gobierno de coalición.
Entonces, concretamente el PP irrumpía en furia, con su portavoz en el Congreso, Cuca Gamarra, decidida a denunciar que cuando se ha producido la votación se ha “contabilizado un voto” que “previamente”, por parte de uno de sus diputados populares, “se había puesto en conocimiento que no era en ese sentido”, es decir, que había votado telemáticamente ‘no’ a la reforma y se había computado como un ‘sí’.
Es la versión del PP, que asegura que se trata a un “error informático” con el voto del diputado Alberto Casero, como Cuca Gamarra ha denunciado posteriormente a la votación en una rueda de prensa donde se ha desquitado y ha dejado ver que el PP va a recurrir.
Ese ‘no’ del voto de Alberto Casero es el que ha salvado la reforma laboral, por un solo punto, 175 a 174, y eso, con esa diferencia mínima, ha incendiado todavía más a la oposición.
“La Mesa no ha sido reunida, la Mesa no ha abordado nada en relación a ese sentido del voto de un diputado que se ha computado de manera diferente al emitido, por tanto, vulnerando su derecho constitucional del artículo 23. Lo que estamos trasladando a la presidenta es la necesidad de que se rectifique”, subrayaba Gamarra tras lo acontecido, destacando fervientemente que la convalidación del real decreto “solo es posible teniendo en cuenta un voto que se ha emitido con un sentido diferente al que se ha contabilizado por parte de la presidencia de la Cámara”.
Así, el resultado ha fundido y mezclado el júbilo de un lado con la cólera del otro. El PP denuncia una “cacicada” y VOX un “pucherazo”. El Gobierno de coalición, por su parte, mira hacia adelante, con el PSOE dando validez al resultado frente a toda crítica.
No obstante, ante todo este escenario cabía hacerse otra pregunta: si ayer UPN, –tras PdCAT–, dio su apoyo al Gobierno, asegurándole así lo que serían en total 176 votos a favor, ¿cómo es que en la votación clave de este 3 de diciembre el Gobierno ha conseguido 175 síes, contando también con el 'sí' del ‘error’ del PP?
La razón es simple: los dos diputados de UPN hoy, rompiendo la disciplina de partido, han traicionado las palabras que pronunciaba menos de 24 horas antes el presidente del grupo, y han votado ‘no’ a la reforma laboral. De este modo, lo que eran 176 se quedaban en 174, que han subido a 175 con el lío llegado ‘de la mano’ del voto del diputado del PP, Alberto Casero, en lo que es ya un error histórico.