Lo advertían las autoridades sanitarias y lo recalcaban también múltiples expertos desde incluso antes de que comenzase el temido mes de diciembre: extremar la precaución, evitar las aglomeraciones, limitar la movilidad y seguir escrupulosamente las medidas de prevención del contagio era, –y sigue siendo–, una cuestión clave para evitar lo que hoy desgraciadamente ya está en boca de todos: “la tercera ola”.
Con los datos sobre la mesa, las cifras preocupan y las imágenes de los últimos días también: centros comerciales colapsados; centros de ciudad precisando todo un despliegue policial para evitar auténticas mareas de gente; fiestas multitudinarias clandestinas desoyendo las normativas sanitarias; carreteras colapsadas ante el desplazamiento masivo de vehículos… Los hechos auguran lo que el ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha catalogado este lunes de “semanas muy duras y complicadas”.
En las últimas semanas España ha vuelto a encadenar ascensos consecutivos hasta aproximarse peligrosamente a la cifra de los 300 casos por 100.000 habitantes en la incidencia acumulada de los últimos 14 días. Concretamente, ya estamos en 272,22 casos, según el último balance del Ministerio, que tiene su objetivo en conseguir que estemos en la cifra de 25. O dicho de otro modo: estamos absolutamente lejos de lograrlo. Los contagios ya alcanzan otra vez niveles considerados de riesgo extremo y la realidad, desgraciadamente, es que el futuro más inmediato no invita tampoco al optimismo. Lo reconoce la propia doctora Sierra, jefa de área del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, quien advierte de que los datos continuarán empeorando en los próximos días porque aún no se está reflejando en ellos siquiera el impacto del periodo navideño: “Como resumen de la situación de España, es pronto para valorar el impacto de la transmisión de estas semanas de Navidad, pero nuestra valoración es que la tendencia está en aumento y la evolución es en cierta medida preocupante”, ha dicho en el marco de la comparecencia realizada en Moncloa tras la reunión telemática del Consejo Interterritorial, en la que se ha podido constatar que las comunidades autónomas ya barajan la imposición de medidas más restrictivas para intentar poner coto a la escalada de contagios.
En el ambiente reflotan ahora las mismas preguntas: ¿Tendremos que volver a las medidas más restrictivas y encerrarnos en casa como durante el pico de la primera ola? ¿Llegamos otra vez tarde? De momento, desde Europa países como Escocia anuncian ya el confinamiento domiciliario y en Reino Unido, –desde donde se ha extendido la nueva cepa, todavía más contagiosa–, Boris Johnson ha declarado el tercer cierre nacional. El país vuelve al confinamiento total con medidas similares a las de marzo ante un nuevo récord de casos con 58.784 nuevos contagios este mismo lunes. Pero nosotros, ¿en qué punto estamos? ¿La situación es tan mala en España como en marzo, cuando se aplicó el confinamiento más estricto? La respuesta a la cuestión no es sencilla. Básicamente porque el sistema de vigilancia que aplicaban entonces las autoridades sanitarias no es el mismo que el de ahora y, por otro lado, la capacidad de diagnóstico actual es absolutamente incomparable a la de la primera ola. Es decir, comparativamente, ni se usaban todos los indicadores epidemiológicos que se aplican en estos momentos ni se realizaban tantos test o pruebas de diagnóstico como ahora.
Teniendo esta importante consideración en cuenta, y aclarado esto, remontándonos al 13 de marzo de 2020, día en que Pedro Sánchez decretaba el estado de alarma y se imponía con ello el confinamiento domiciliario, España sumaba un total de 4.209 casos confirmados, –1.259 nuevos en ese día–, 120 fallecidos, y 272 pacientes ingresados en UCI. La incidencia acumulada en 14 días se situaba en 8,99. Semanas más tarde, el 31 de marzo, llegaría el día a partir del cual Sanidad comenzaría a hablar del pico de la curva, con un récord de infecciones diarias en la primera ola de 9.222 positivos. Entonces, las cifras hacían referencia a un total 94.417 casos confirmados, 8.189 fallecidos, 5.607 casos que precisaron ingreso en UCI (376 nuevos del 30 de marzo al 31) y una incidencia acumulada en 14 días que se situaba en 177,01; datos que constataban que efectivamente, ese mes en cuestión de semanas el virus se incrementó a una velocidad tal que puso completamente en jaque al sistema sanitario colapsando los hospitales.
Hoy, cuando los avances contra el coronavirus han llevado ya al suministro de las primeras vacunas, portadoras de la esperanza en la lucha contra la pandemia, en la fecha del último balance del Ministerio de Sanidad, a 4 de enero de 2021, casi 10 meses después de aquello las cifras registran casi dos millones de casos, con 1.958.444 positivos confirmados desde el inicio de la pandemia; un total de 51.078 fallecidos, con 397 en los últimos 7 días; 4.420 contagios en las últimas 24 horas; 13.458 pacientes hospitalizados y 2.192 en UCI, representando un porcentaje de ocupación de camas convencionales de hospital del 11,12% y del 23% en el caso de las camas de UCI, lo que da cuenta de la elevada presión asistencial a la que vuelven a estar sometidos los sanitarios. Lo que parecía una tregua del virus entre finales de noviembre y principios de diciembre parece haberse tornado en un espejismo, con hospitales de distintas comunidades autónomas abriendo más plantas covid ante el crecimiento incesante de los hospitalizados. Con la tasa de positividad también subiendo (pasando del 7% al 10% prácticamente en la última semana, el temor es, desde ya, revivir situaciones como las de entonces.
A favor, no obstante, también hay valores sumamente relevantes: por un lado, el conocimiento adquirido respecto al virus SARS-CoV-2 también se ha incrementado, al igual que la experiencia en la lucha contra él. Por otro, la capacidad diagnóstica también es sumamente superior, con las comunidades autónomas multiplicando día tras día sus esfuerzos. Aunque hacer una comparación estadística sería inexacta porque la primera vez que aparece el término ‘PCR’ en los informes epidemiológicos de Sanidad es el del 16 de abril, y porque, por otro lado, no se usan exactamente los mismos indicadores, Sanidad sí que estimó que en el mes de marzo se debían detectar en torno al 10 y el 20% de los casos, mientras en la última ola esas cifras las situaban por encima del 60%, en alrededor del 70%.
Más allá, hoy la esperanza la traen las primeras vacunas, que se espera que sean claves para inmunizar a la población y conseguir derrotar al virus. El día 27 de diciembre fueron Araceli y Mónica, de la residencia de Los Olmos de Guadalajara, las primeras en recibir la vacuna en España. Fue una dosis de la elaborada por Pfizer y BioNTech, de la cual se espera que lleguen un total de 4,5 millones en las próximas 12 semanas.
“Es el principio del fin de este maldito virus”, dijo Salvador Illa, quien hoy ha explicado que ya han sido 718.535 las dosis repartidas en España y 82.834 personas a las que ya se le ha suministrado. Este mismo lunes han llegado 360.000 de ellas, y se espera que a partir de esta semana el proceso de vacunación lleve “velocidad de crucero”, según ha expresado el ministro.
Mientras, al ciudadano se le insiste en lo mismo: no bajar la guardia y extremar la precaución. Mascarilla, distanciamiento físico, lavado de manos e higiene personal, así como reducir la movilidad al máximo, siguen siendo las máximas recomendadas por las autoridades sanitarias.