El Rey Felipe VI protagonizaba hoy uno de los mensajes más esperados tras el que se considera el puntal de su reinado, plagado de dificultades hasta ahora: el del 3 de octubre tras el desafío independentista en Cataluña que los independentistas aún no han olvidado. Y dentro de la corrección y la sencillez, en 13 minutos y 30 segundos, ha dejado mensajes para todos. Todo medido, pero sin dejar puntada sin hilo sobre una actualidad que tiene en el foco a la Monarquía por los graves errores cometidos por parte de algunos de sus miembros y que algunos consideran sin medias tintas que está superada.
Mensajes nítidos, pues, para todos. Primero para su padre, el rey emérito, que ha colocado en una posición muy compleja a la Institución Monárquica. A él han ido dirigidas unas frases rotundas y claras, aunque sin citarle. Nada de defensas y de recuerdos al impacto del Rey Juan Carlos en el desarrollo de la democracia española sino una rotunda defensa de la ética y la moral como piedra angular de un reinado renovador desde el primer día. "Ya en 2014, en mi Proclamación ante las Cortes Generales, me referí a los principios morales y éticos que los ciudadanos reclaman de nuestras conductas. Unos principios que nos obligan a todos sin excepciones; y que están por encima de cualquier consideración, de la naturaleza que sea, incluso de las personales o familiares". Claro y diáfano.
Pero no ha sido su único mensaje para quien quiera escuchar. A aquéllos que consideran que la Monarquía y la Constitución son cosa del pasado, de un régimen que hay que superar les ha recordado que estamos ante una Constitución que todos tenemos el deber de respetar, como fundamento de nuestra convivencia social y política; y que representa, en nuestra historia, un éxito de y para la democracia y la libertad".
En cuanto a la Monarquía, Felipe VI ha destacado que como Rey, "yo estaré con todos y para todos, no solo porque es mi deber y mi convicción, sino también porque es mi compromiso con todos vosotros, con España".
Y ante la división cada vez más creciente de la política y sociedad española, el Rey ha manifestado que nadie debe olvidar que "los avances y el progreso conseguidos en democracia son el resultado del reencuentro y el pacto entre los españoles después de un largo período de enfrentamientos y divisiones". No ha venido el progreso de mirar al pasado de forma constante sino de mirar hacia el futuro "unidos en los valores democráticos; unidos en un espíritu siempre integrador, en el respeto a la pluralidad y a las diferencias, y en la capacidad de dialogar y alcanzar acuerdos". Y para los que lo hayan olvidado ha remarcado que estos "son principios que no pierden nunca vigencia por el paso de los años". No caducan pues.
En el mensaje navideño el Rey, y las fotos que lo han acompañado lo demuestran, ha querido demostrar que la Monarquía ha estado durante estos tiempos de pandemia, cerca de los ciudadanos que la han sufrido que son los que realmente -y no los políticos- han mantenido España en pie. En este sentido ha iniciado su discurso, como no podía ser de otra forma, recordando a las familias más golpeadas por el coronavirus, recalcando también el papel de sanitarios y todos los españoles involucrados en intentar acabar con ella. No ha olvidado el impacto económico de la misma con especial mención a los jóvenes, llamando a evitar una generación perdida. Algo para lo que será vital Europa -el Rey Felipe VI ha manifestado siempre su apuesta por Europa, algo que no comparte todo el arco parlamentario, en especial Vox-, cuya ayuda económica, ha recordado el Rey, debe servir para modernizar el país.
Ha tenido una mención especial el Rey para la Reina Letizia, tal vez más que en ningún otro discurso hasta la fecha, como la persona que ha estado junto a él cara a cara con los ciudadanos, en un tramo del discurso en el que el Rey Felipe VI ha intentado destacar que la Monarquía no está aislada del pueblo y sus sufrimientos.
No ha faltado el optimismo dentro de la gravedad de la situación. Y el Rey Felipe VI no ha querido que su mensaje calara en la sociedad como un acicate más par el desánimo sino como un revulsivo para superar esta crisis profunda en la que nos encontramos. "No somos un pueblo que se rinda o que se resigne en los malos tiempos. No va a ser nada fácil superar esta situación, y en cada casa lo sabéis bien. Pero yo estoy seguro de que vamos a salir adelante. Con esfuerzo, unión y solidaridad, España saldrá adelante. Con todos y para todos", ha señalado. Felipe VI dejó claras sus líneas rojas. Y estas son la defensa de la Constitución, de la unidad de España como un Estado sólido y la concordia y de la forma del Estado que encarna. Y más aún. De los principios de la moral y la ética que deben marcar su reinado si la Monarquía quiere tener futuro. Sabe Felipe VI que no puede cometer errores. Su mensaje, con pies de plomo, lo pone de manifiesto.