La viróloga Margarita del Val, del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha considerado que se debe esperar antes de decidir si se amplía la franja de edad para vacunar con las dosis de AstraZeneca a mayores porque los últimos datos mostrados por la farmacéutica "son malos".
En declaraciones a Betevé, la también inmunóloga ha considerado que los datos que presentó AstraZeneca ayer martes en un seminario no hablan de la eficiencia en ensayos clínicos en mayores de 65 años y, por tanto, la compañía aún no lo avala.
Además, Del Val ha dicho que los datos clínicos que mostró la farmacéutica "son malos", ya que solo ofrecen una protección del 40 % en personas mayores, "lo que está por debajo del umbral de lo que se considera aceptable".
Así pues, la científica española es partidaria de esperar "al rigor científico bien planificado y controlado", antes de aprobar la administración de esta vacuna en las personas mayores.
No obstante, ha valorado positivamente los datos preliminares de la farmacéutica sobre la vacunación en Escocia, según los cuales baja la tasa de hospitalizaciones en los mayores de 80 años que han recibido la vacuna.
"Parece que va por buen camino, pero nos gustaría saber los datos en un estudio bien contrastado", ha argumentado Margarita del Val.
Respecto a la idea de una cartilla de vacuación, del Val ha asegurado que las vacunas de la covid-19 han demostrado un beneficio "nítido, clarísimo y rotundo" para las personas ya inoculadas, pero no está garantizado que estas no puedan contagiar la infección, por lo que la idea de una cartilla de vacunación "es prematura, sobre todo para hacer viajes o entrar en espectáculos".
Así lo ha señalado la investigadora, para quien las vacunas no son esterilizantes, es decir, "inmunizan muy bien para proteger el sufrimiento", pero no totalmente para evitar que si una persona vacunada se expone al virus lo multiplique.
No se sabe aún cuánto protegen del contagio a otros y es clave conocerlo porque "va a determinar hasta qué punto estamos protegidos como sociedad y si podemos ir levantando medidas o hay que hacerlas más estrictas".
En un debate organizado por la Fundación Alternativas junto a la científica Isabel Sola, Del Val ha recordado que lo de la cartilla o pasaporte "ya está inventado" y se llama certificado internacional de vacunación; por ejemplo, las personas que viajan a países tropicales tienen que llevar el certificado de la fiebre amarilla.
"No hace falta reinventarlo", pero este tipo de documentos se emiten con aquellas vacunas obligatorias que lo son porque son tan eficaces que garantizan que la persona que las tiene no va a contagiar: "el concepto de pasaporte inmunitario quiere decir que tú eres seguro -para los demás- por lo que puedes entrar en el país".
Sin embargo, con las vacunas actuales de la covid-19, "todavía no lo sabemos, no sabemos si la persona vacunada es segura de cara a los demás. Sabemos que para ella hay un beneficio nítido, clarísimo y rotundo", por ejemplo en la prevención de los síntomas graves.
Precisamente conocer detalles de la capacidad de contagio de las personas vacunadas es uno de los retos científicos que quedan por conocer, ha dicho la investigadora del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, centro mixto del CSIC y la Universidad Autónoma de Madrid, junto a otros como las nuevas variantes o la inmunidad.