Amanece en La Palma tras una nueva noche pendientes del volcán de Cumbre Vieja. No ha dejado de expulsar lava y piedras desde que entró en erupción y anoche se abría una nueva boca, la novena. Mientras continúa el descenso de esos ríos de fuego, ahora más lentos, se teme el momento en que esa lava entre en contacto con el mar.
Seis mil personas han pasado otra noche evacuados, dos centenares de viviendas han quedado destruidas y numerosos cultivos arrasados.
De noche, la lava del volcán de La Palma ilumina Cumbre Vieja. La montaña parece un mar de fuego, aparentemente en calma, pero que lo destruye todo.
Una nueva boca eruptiva se abrió a las nueve y cuarto de ayer, después de un terremoto de magnitud 3,8. Un temblor de la misma intensidad que el que originó la erupción.
Ya son nueve bocas y ocho coladas de lava. Avanzan lentamente, a 300 metros por hora, hacia la costa. Pero ya están a escasos kilómetros del mar y el contacto con el agua podría desencadenar gases tóxicos. Por eso, se ha creado una zona de exclusión de tres kilómetros.
La alcaldesa de Los Llanos de Aridane, Noelia García Leal, en una entrevista en Informativos Telecinco ha explicado que aunque se esperaba que la lava llegara al mar hoy, parece que va a tardar unas 24 horas porque discurre en una zona con menos pendiente lo que ralentiza su acceso al mar.
Menos velocidad, pero más temperatura. La lava alcanza ahora más de 1100 grados centígrados y se corre peligro de incendio.
Desde que empezó la erupción son muchos los que se han acercado a ver este fenómeno natural. "He venido a verlo. Es impresionante". Sin embargo, las autoridades no se cansan en repetir que nadie debe acercarse porque pone en peligro su vida y la de los demás y se colapsan las carreteras.
El Cabildo va a sancionar a todos los que circulen por vías cercanas sin motivo.