El volcán de La Palma ha visto el día en el que se cumple su primera semana de erupción una estabilización en sus indicadores, lo que ha permitido el regreso a sus casas de una parte de los vecinos, pero a la vez ha seguido avanzando la colada norte hasta el punto de que ha arrollado la iglesia, el centro de salud y otros edificios de Todoque.
La lava que parecía estabilizada y tranquila desde hace unos días en ese núcleo de población de 1.200 habitantes, todos evacuados, ha tomado velocidad por la tarde y ha irrumpido de forma agresiva y ha derribado, entre otros inmuebles, la iglesia, el consultorio médico y la asociación de vecinos.
Esta misma mañana el Cabildo de La Palma había permitido a vecinos de Todoque evacuados acceder a su domicilio para retirar sus pertenencias. Y al mediodía, el comité director del Plan Especial de Protección Civil y Atención de Emergencias por Riesgo Volcánico de Canarias (Pevolca) realizó un diagnóstico de estabilización eruptiva del volcán.
Esa estabilización ha permitido que las aproximadamente 160 personas que fueron desalojadas en la tarde del viernes de Tajuya, Tacande de Abajo y parte de Tacande de Arriba hayan podido regresar a sus casas. Los indicadores más estables son el tremor sísmico, las señales sísmicas y las deformaciones del terreno.
El Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) ha informado de que la deformación registrada por la red geodésica canaria muestra un proceso de deflación, que indicaría una disminución de la presión en el sistema magmático, pero eso no implica necesariamente que la erupción se esté acercando a su finalización.
Esta estabilización no ha impedido que la lava, que alcanza una temperatura de 1.237 grados centígrados, continúe saliendo desde sus dos centros emisores principales, uno en la parte baja del cono, cuya colada es más fluida y avanza hacia el norte por encima de la primera colada surgida el 19 de septiembre, y otra que se dirige al sur a unos 30 metros por hora y que ha afectado a nuevas zonas pero sobre todo eriales y pastos.
Las personas evacuadas desde el comienzo de la erupción se acercan a las 6.000, aunque ya todos están alojados en casas de amigos o familiares, segundas residencias, centros sociosanitarios y hoteles, de manera que no queda nadie en el acuartelamiento El Fuerte.
En las últimas horas ha habido una mayor llegada de cenizas a municipios alejados del centro eruptivo, como Santa Cruz de La Palma, Villa de Mazo, Breña Alta, Breña Baja y Puntallana, debido a los vientos que soplan desde el suroeste en alturas superiores a los 1.400 metros, cuando la nube de gases del volcán sube hasta los 4.000 metros.
La lluvia de cenizas ha llevado a la suspensión de las clases a los municipios de Santa Cruz de La Palma y Breña Alta, que se suman a los de Los Llanos de Aridane, El Paso y Tazacorte, donde los colegios están cerrados desde el principio de la erupción.
El aeropuerto de La Palma ha sido despejado de cenizas y ha recuperado su operatividad, pero las aerolíneas por razones de seguridad mantienen los vuelos cancelados, por lo que ha sido reforzado el transporte marítimo.
A pesar de que el volcán emite 25.000 toneladas diarias de dióxido de azufre, la calidad del aire para la población en toda la isla es buena y no hay ningún riesgo.