“Es impresionante. Para un geólogo es algo histórico”. Son las sensaciones de Juan Tomás Vázquez, geólogo marino del CSIC después de una noche de trabajo científico, en la que el asombro humano ha estado muy presente. ante la llegada de la lava al océano. Eso sí, siempre con la mascarilla puesta. La dificultad a la hora de establecer conexión señala el punto en el que se encuentra. Vázquez habla desde el buque científico Ramón Margalef, que recaló el pasado sábado frente al litoral occidental de La Palma precisamente para estudiar este fenómeno. La colada de lava cayó desde una altura de casi cien metros, en un acantilado próximo a la playa de Los Guirres, en Tazacorte. Después, formó un delta por el que fluye de forma suave desde entonces. El contacto de la lava con el mar ha generado una inmensa columna de humo.
Juan vio todo el proceso porque estaba despierto, como el resto de investigadores. Vimos cómo la lava llegaba al borde del acantilado y cómo se iba acelerando, y al caer empezó a formar ese cono. Y luego el delta. Obvio, nadie se quería ir a dormir. Una vez que la colada pasó la montaña de Todoque, los expertos eran conscientes de que la llegada iba a ser rápida. Como reconoce Juan, van protegidos con máscara de gas y con gafas protectoras. La nube de humo puede ser un poco tóxica, por el vapor de agua y los gases que emite la colada (CO2, algo de azufre…). Pero de momento no viene hacia el mar, se mueve hacia el norte. Lo importante es que la gente no se acerque.