La situación en La Palma provocada por la erupción volcánica ha cambiado dramáticamente la vida de muchas personas. Es el caso de Inmaculada, una vecina de Todoque, que ya habla de su vida en pasado después de que su casa fuera una de las últimas en ser arrasada por la implacable colada. "Hizo lo que quiso y rompió lo que quiso; se ha llevado a Todoque", se lamenta la mujer.
Su familia conservó hasta el final la esperanza de que la caprichosa lava pasara de largo, pero terminó llegando a la puerta de su vivienda, y ella y sus dos hijos lo perdieron todo. De nada sirvieron los bloques de hormigón. "Mis hijos no me querían decir que mi casa ya no existía", explica.
Todoque y el símbolo de su resistencia, la iglesia, también caían y todo quedó sepultado por toneladas de rocas incandescentes. Inmaculada vive ahora en casa de una familiar y su hija fuera de La Palma. "Ya hoy con mis 65 años no tengo esas fuerzas para empezar de nuevo", asegura.
Mientras, las coladas que desde el martes circulaban hacia el centro de La Laguna finalmente no se han desviado de su trayectoria y ya han alcanzado el barrio este miércoles, según ha informado el director técnico del Pevolca, Miguel Ángel Morcuende, que ha explicado que estas dos coladas tienen "bastante aporte de calor" y en medio de ellas habría un apéndice "mucho más potente" en calorías.
En cuanto a la superficie afectada por el proceso eruptivo, asciende a 807,85 hectáreas, 27,96 más que ayer, y la anchura máxima entre los puntos extremos de las coladas se mantiene en 2.900 metros, aproximadamente, aunque dentro de esta extensión existen zonas que no han sido dañadas.
El total de personas albergadas asciende a 369, de las que 337 se encuentran en el Hotel Princess de Fuencaliente y 32 en otro centro hotelero de Los Llanos de Aridane, todas ellas atendidas por Cruz Roja en coordinación con los servicios sociales municipales.