El independentismo no cede: 48 horas de tensión en las calles de Cataluña

  • Torra y Puigdemont insisten en la "movilización masiva"

  • El segundo día de protestas ha tenido su epicentro en la Delegación del Gobierno de Barcelona

  • Grupos radicales han quemado contenedores y lanzado objetos contra Mossos y Policía Nacional

El independentismo no cede en su desafío al Estado. Todo lo contrario: aguardaba a la sentencia del procés para encontrar en ella el revulsivo y el impulso perfecto para llamar nuevamente a la “desobediencia civil pacífica” y continuar con la presión al Gobierno de España. “Seguiremos luchando”, ha insistido el presidente de la Generalitat de Cataluña, Quim Torra, quien como su predecesor en el cargo, Carles Puigdemont, ha llamado a los ciudadanos “participar masivamente” en las marchas que se van a producir en distintas ciudades de Cataluña; las denominadas ‘Marxes per la Libertat’ (marchas por la libertad), convocadas por ANC y Òmnium. Las entidades soberanistas antes presididas por ‘los Jordis’, Sànchez y Cuixart respectivamente, han reclamado también unión y una respuesta política e institucional a la altura del “momento histórico”.

Denunciando la “maquina represiva del Estado”, lejos de dar un paso atrás, el independentismo, –a través del Govern–, llama a “reafirmar los compromisos” adoptados por los condenados por la sentencia del 1-O, insistiendo en “el ejercicio del derecho a la autodeterminación y de los derechos civiles, sociales y políticos que el pueblo catalán merece”.

Rechazando frontalmente la sentencia, Torra, que ha alentado y reprimido simultáneamente las protestas, insiste en que no convocará elecciones, sino “justo al contrario”. “Es el momento de fortalecer las instituciones catalanas, el Govern y el Parlament. De ser fuertes ahora más que nunca por la nueva ola de represión que está viniendo desde Madrid”, ha apostillado, alentando a la movilización.

Puigdemont insiste en la movilización mientras manda ánimos desde Waterloo

Inmediatamente después de conocerse la sentencia del procés, el expresidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, –nuevamente en busca y captura– en busca y captura–, se pronunciaba manifestando también su rechazo a la condena de los líderes catalanes, a los que mandaba ánimos desde Bruselas, donde continúa huido desde hace ya casi dos años, residiendo en su mansión en Waterloo.

La decisión del Supremo “confirma la estrategia de represión y venganza”, ha dicho, asegurando que “queda más reforzada que nunca la necesidad de vivir en un país verdaderamente libre”.

Por ello, llama a la movilización y a “responder con más fuerza que nunca”: "Tenemos que movilizarnos y tenemos que hacer sentir nuestra voz. Hay muchas formas y todas tienen que ser democráticas y no violentas", ha manifestado, instando a convertir las elecciones generales del 10 de noviembre en “una respuesta de rechazo, dignidad y firmeza”.

Segundo día de movilizaciones: cargas policiales y más tensión en las calles

En este contexto, el segundo día de movilizaciones en Cataluña en rechazo a la sentencia del procés ha vuelto a dejar un escenario de gran tensión en las calles. Si este lunes el epicentro de las protestas se situaba en el aeropuerto de Barcelona-El Prat, donde se produjo la cancelación de un centenar de vuelos y 131 personas hubieron de ser atendidas, según el Sistema d'Emergències Mèdiques (Sem), este martes han sido las inmediaciones de la Delegación del Gobierno en Barcelona donde se han producido las escenas de mayor tensión. Ha sido aquí donde, tras una jornada en la que los independentistas más radicales han procedido nuevamente al corte de distintas vías de comunicación como la de la AP-7 a la altura de Sant Gregori (Gerona), han forzado la intervención de los Mossos D’Esquadra, que han tenido que realizar cargas después de que los manifestantes rompiesen el vallado establecido en el lugar.

Encapuchados, algunos con cascos y armados con palos, grupos radicales comenzaron a lanzar el propio vallado que habían arrancado así como distintos objetos como botellas, latas, piedras, globos y botes de pintura o petardos, entre otros. Los Mossos habían advertido de forma reiterada que cesase el lanzamiento de objetos, pero el aviso fue en vano, procediendo así a intervenir.

En paralelo, la imagen que, a escasa distancia del lugar, contrastaba con estas escenas de tensión, la ponía una sentada pacífica protagonizada por multitud de independentistas que se mantuvieron reivindicándose en calma en la zona.

Arde el Passeig de Gràcia

Después de que el intento de penetrar más allá del cordón policial y asaltar la Delegación del Gobierno en Barcelona se viese frustrado por las fuerzas del orden, a última hora de la noche de este martes los manifestantes más violentos se trasladaron al Passeig de Gràcia quemando todos los contenedores que encontraban a su paso, provocando enormes barricadas de fuego. Las sirenas de la policía y los bomberos, las llamas y el humo se adueñaron de la zona, convertida en un escenario propio de una batalla campal.

Policía Nacional y Mossos D’Esquadra, en un dispositivo conjunto, intervinieron realizando cargas para dispersar a los grupos violentos usando proyectiles de foam, así como las porras.

En total, tras los disturbios producidos por los CDR en el centro de la Ciudad Condal, tres personas han sido detenidas en las inmediaciones de la Delegación del Gobierno de Cataluña.

La respuesta de Moncloa

Tras los acontecimientos, a última hora de la segunda jornada de movilizaciones en Cataluña, Moncloa ha emitido un comunicado pronunciándose sobre los altercados: "Es evidente que no estamos ante un movimiento ciudadano pacifico, sino coordinado por grupos que utilizan la violencia en la calle para romper la convivencia en Cataluña", subrayan desde el Gobierno en funciones.