Volodímir Zelenski ha cumplido con la tradición de sus discursos de nombrar eventos históricos dolorosos ante los Congresos de los diferentes países, desde el 11S, al holocausto pasando por el Muro de Berlín. Todo para llegar al corazón del auditorio y conmoverle. En el caso de sus palabras ante el Congreso de los Diputados mencionó el bombardeo del Guernica, hecho célebre por Picasso.
El 26 de abril de 1937 está marcado a fuego en la ciudad de Guernica (Vizcaya). Durante tres horas y media, los aviones de la Legión Cóndor, bajo el mando del teniente coronel Wolfram von Richthofen, bombardearon de forma sistemática la capital política del País Vasco, donde se encuentra el roble que simboliza los fueros vascos.
El bombardeo de 1937 a manos de la aviación alemana e italiana que luchaba a favor del bando nacional durante la Guerra Civil destrozó más del 85% de las construcciones de la ciudad vasca, que se convirtió en un símbolo internacional de los horrores de la guerra. 1.654 personas perdieron la vida en Guernica, según datos del Gobierno vasco.
En total se estima que se lanzaron más de 30 toneladas de bombas que destruyeron más del 70% de los edificios y el resto quedaron muy afectados. Además, se generaron 60.000 metros cúbicos de escombros, que tardaron cuatro años en ser retirados por completo.
En cuanto a los motivos para atacar la localidad, varias han sido las explicaciones que a lo largo de los años se han esgrimido. Se especuló con que era un núcleo estratégico --Gernika se encuentra a unos 30 kilómetros de Bilbao-- y que se pretendía cortar la retirada a las fuerzas republicanas, pero el puente que cruza la población no recibió ni un solo impacto. El régimen de Franco mantuvo, hasta la década de los años 70, que fueron los rojos quienes incendiaron Gernika. Algo parecido a lo que hacen ahora los rusos con Bucha. Pero la presencia de reporteros de guerra británicos en la zona sirvió para desmentir esa versión.
Alemania, de hecho, reconoció su responsabilidad de manera oficial en 1997, con motivo del 60 aniversario del bombardeo, cuando el entonces presidente alemán, Roman Herzog, dirigió una carta a los supervivientes pidiendo públicamente perdón.