España se mantiene inmersa en una ya reconocida quinta ola impulsada especialmente por los grupos pertenecientes a franjas etarias que todavía no han recibido una amplia cobertura de vacunación, es decir, por los más jóvenes, como evidenciaba esta semana la propia ministra de Sanidad, Carolina Darias, durante su comparecencia tras el Consejo Interterritorial celebrada el miércoles: “Por primera vez en la evolución de la pandemia estamos asistiendo al fenómeno de dos curvas de incidencia acumulada: una curva para las personas mayores de 40 años y otra para las personas menores de 40, o lo que es lo mismo, una curva de las personas que están mayoritariamente vacunadas y otra de las que mayoritariamente no lo están, o están en vías de vacunación”.
Las razones para tal afirmación son obvias si prestamos atención a los valores de la incidencia acumulada en España en los últimos 14 días y la cobertura de vacunación de cada uno:
Por otro lado, en paralelo, en el grupo de mayores de 40 encontramos:
Así, si extrapolamos estos valores, encontramos cómo los jóvenes de 20 a 29 años (que tienen solo el 12,5% con pauta completa de vacunación) encabezan la franja con la mayor incidencia con 1.666,57 frente a los 81,41 que registran las personas que tienen entre 70 y 79 años, donde es un 97,6% los que cuentan con inmunidad, liderando el grupo de menor incidencia. Una diferencia notable, que, teniendo en cuenta que además los mayores son más vulnerables frente al virus, parece dejar clara la posibilidad de que las vacunas tengan un impacto positivo en estas cifras.
No obstante, si hay un punto clave sobre el cual las autoridades sanitarias y la comunidad científica han cimentado sus argumentos, su fe, su esperanza y su confianza en las vacunas es justamente en su capacidad para frenar los cuadros más graves de la covid-19 y, en esencia, las muertes provocadas por el SARS-CoV-2. Es decir, desde el primer momento los especialistas han recalcado que las vacunas, cuya eficacia cabe recordar que no es del 100% y deja abierto al menos un “escape inmunitario” de un 10%, y que puede ser mayor con la proliferación de las distintas variantes del coronavirus que existen y que pueden surgir, –como han recordado en diversas ocasiones Fernando Simón y Carolina Darias––, no cierran completamente la puerta al virus pero son claves para evitar decesos y aplacar su impacto. De ahí la importancia de lograr una inmunidad comunitaria, –una cobertura de vacunación lo más amplia posible–, que se extienda no solo al país, sino a los distintos países del mundo, como se encarga de destacar también la OMS en cada comparecencia, subrayando que el virus no será vencido si no se trabaja a una escala puramente global.
Dicho esto, y centrándonos específicamente en España, en el aquí y en el ahora, lo que los datos parecen verdaderamente refrendar es el poder de la vacuna para combatir la letalidad del virus. Ciñéndonos a las cifras aportadas por el Ministerio de Sanidad y al número de decesos diarios registrados a lo largo de la pandemia, desde su inicio hasta hoy, el gráfico evolutivo parece hablar por sí mismo:
Pese a estar en una quinta ola que nos lleva hoy a una incidencia media nacional de 537,34 casos por 100.000 en el acumulado a 14 días, y pese a que en el último balance se han notificado 31.060 nuevos casos, es decir, valores calificados por Sanidad como “de riesgo extremo”, se han añadido ‘solo’ 12 muertes más. Y destacamos ‘solo’, –pese a la dureza de tener que seguir lamentando fallecidos por coronavirus tras un año y medio de pandemia–, porque la última vez que España registro una incidencia similar, un 14 de enero de 2021 (522,74 casos por 100.000), –en plena tercera ola tras la debacle de la relajación de las medidas en Navidad–, aquella semana se contabilizaban 774 fallecidos; 774 personas a las que la covid-19 se llevó, con fecha de defunción de los últimos 7 días desde esa fecha.
Hoy, 16 de julio de 2021, en los últimos 7 días Sanidad contabiliza 56 muertes, pese al rápido ascenso de los contagios en esta quinta ola que sitúa a nuestro país en alerta roja en el mapa de la UE, entre los más afectados por la covid-19 en el espacio comunitario.
En palabras del director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, el epidemiólogo Fernando Simón, en estos momentos, con todo, la letalidad está entre “el 0,2%” y el 0,3%, “cifras muy muy inferiores al 13% que teníamos durante marzo y abril”, y también “muy inferiores al 2% que observábamos en las segundas olas epidémicas”. Además, señala que la presión hospitalaria no se está viendo afectada del mismo modo que en olas anteriores en periodos de similar incidencia, algo corroborado por la ministra Carolina Darias, quien en paralelo, refiriéndose específicamente a las vacunas, –que ya se han inoculado con pauta completa al 49,3% de la población, mientras un 61,2% ha recibido al menos una dosis–, en su última comparecencia compartía que, "sobre un total de 17 millones de vacunados, se han diagnosticado 26.125 casos de infección", es decir, de vacunados, se han diagnosticado 26.125 casos de infección", es decir, solo "un 0,15%" de ellos se ha infectado.
Así, en este escenario, corresponde a cada uno juzgar: ¿Están teniendo un impacto positivo las vacunas? Los primeros datos están ahí.