Ayer se cumplieron tres meses de la erupción del volcán de La Palma y todo parece indicar que estamos muy cerca del final. En Cumbre Vieja sigue sin haber actividad. De seguir así, el 25 se decretaría el final de la erupción. Los expertos vigilan de cerca cada cambio y sobre todo la emisión de gases tóxicos.
La UME y la Guardia Civil monitorizan cada día las zonas cercanas al volcán de La Palma. Ataviados con máscaras y oxígeno revisan casa a casa el nivel de gases tóxicos, que queda en las viviendas de la zona de exclusión.
“Ya se ha puesto en rojo” ha señalado un Guardia Civil que mide los gases tóxicos. Y es que el cono del volcán sigue emanando gases y preocupa que queden embolsados. "No solo en garajes, bodegas o parking o bajo rasantes, también en primeros y segundos pisos", señala una experta.
En muchas zonas, aún se mantienen las altas concentraciones de dióxido de azufre aunque el volcán de Cumbre Vieja ya agoniza. El trémor es casi un ruido de fondo y ha cesado la deformación del terreno. No obstante, puede haber “desprendimientos de la colada, inestabilidades del material...", señala Stravos Meletridis, técnico del Instituto Geográfico Nacional (IGN).
Porque además de los gases, continúan, aunque en menor cantidad los terremotos y las coladas, que también tienen menor caudal.
En las zonas afectadas por la erupción en Cumbre Vieja se ha puesto manos a la obra. En Los Llanos de Aridane ya limpian sus carreteras, ha explicado Noelia García, alcaldesa de la localidad.
Si los actuales baremos se mantienen, el mismo día de Navidad podría darse por concluida la erupción en Cumbre Vieja.