El Tribunal Supremo ha dejado sin efecto la suspensión cautelar que impuso ante los tres último recursos interpuestos. Esto significa que da luz verde a la exhumación de Franco y el Consejo de Ministros de mañana podría poner fecha a la exhumación y reinhumación.
El Gobierno no dice nada claro, aunque su intención es que sea antes de las elecciones del 10-N. Tanto Pedro Sánchez como Carmen Calvo, la vicepresidenta del gobierno en funciones, coinciden en que es “cuestión de días”.
La intención del Ejecutivo es que se haga sin cámaras, en privado, con algún tipo de biombo para evitar la toma de imágenes desde la lejanía, y con la familia del dictador presente si así lo desean.
Gabino Abánades fue quien dirigió el 23 de noviembre de 1975 el entierro de Francisco Franco, con apenas 30 años, y ahora recuerda la gran cantidad de público que hubo. Ha dicho que la exhumación será “igual que cualquier otra, una tarea fácil”. La única dificultad será retirar la lápida de 1.500 kilos y “tener cuidado para no dañar el suelo pulido”. Abanadés ha aclarado que una vez levantada, los enterradores tienen que “colocar unas cuerdas, unos tiros como los llamamos, y entre cuatro personas elevarlo, y trasladar los restos a otro féretro que tendrán preparado”. Tras esto, el traslado de los restos se producirá ante un secretario judicial para levantar acta y algún representante de la familia.