Los vulcanólogos nunca habían estado tan cerca de la gran fisura del volcán. Han estado a pocos metros de esa boca eruptiva. Como sospechaban, se trata de una fisura muy ancha y eso es una buena noticia, porque hace que la presión de la salida del magma sea menor. La salida de lava que alimenta la colada activa, la que ha llegado a La laguna es un flujo continuo de lava muy liquida que aparece y desaparece por los tubos lávicos.
Según el Instituto Geográfico Nacional (IGN), las fisuras son "prolongadas fracturas en los flancos de un volcán donde tenemos emisión de gases, vapores y que muchas veces son el punto de inicio de una erupción". De la fisura eruptiva es por donde sale a la superficie terrestre el magma procedente del interior del volcán. En determinadas situaciones, la lava puede salir por las fisuras en lugar de por la chimenea central, y extenderse sobre la superficie. Es muy difícil predecir hacia donde se dirigirá la lava. Los geólogos observan también las explosiones, las llaman pulsos. Cuando se espacien en el tiempo significará que se acerca el final.
La realidad es que la erupción del volcán de Cumbre Vieja en La Palma continúa sin cesar desde hace un mes y este viernes la preocupación se centra en las posibles precipitaciones previstas para los próximos días. Los expertos del Departamento de Seguridad Nacional han advertido en su informe diario que las lluvias pueden provocar escorrentías "por la impermeabilidad de las coladas". Asimismo, se sigue manteniendo el foco en las coladas del área noroeste que "se han unido y parecen discurrir por dirección suroeste, sin descartarse variaciones en su evolución", añade el informe. Más de 820 hectáreas se han visto afectadas por la erupción del magma y otros materiales que sale desde el volcán.