Con el precio de la electricidad batiendo cada día su propia marca, el recibo de la luz se ha convertido en eso que se llama una serpiente de verano. Aunque, dada la relevancia del asunto y la ferocidad con la que se ha manifestado más bien es una hidra de siete cabezas.
En un debate singularmente complejo, es apabullante la cantidad de opiniones que se han llegado a escuchar sobre las razones de la subida del recibo, el alcance del problema y sus posibles soluciones. Algunas tan aparentemente simples que parecen mágicas. La abundancia de comentarios roza el barullo, alimentado por la sucesión de records que van batiendo los precios (este viernes se llega a los 117,29 euros) y por la incapacidad del Gobierno para ponerle freno de forma inmediata.
Es un debate incómodo para Pedro Sánchez y los suyos, acuciados por la urgencia y atrapados entre el malestar de los consumidores, las críticas de la oposición y la presión de los propios socios de coalición, que han aprovechado el momento para resucitar su demanda de una intervención pública en el mercado de la luz. Visto lo visto, no es casualidad que, con la polémica ya en plena efervescencia, el presidente del Gobierno no dedicara el miércoles ni una sola palabra al asunto en su hasta ahora única aparición durante sus vacaciones en Lanzarote. ¡Más madera para el fogón de las críticas!
En su ausencia, el peso de la respuesta ha recaído en la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, directamente concernida por lo de las eléctricas, y en la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que está reverdeciendo sus tiempos como portavoz del Gobierno, a la vista del empeño que le exige el caso en ruedas de prensa en principio tranquilas como son la de verano. Las dos han dedicado toda su energía, valga la expresión, a pedir un tiempo que nadie les da. El recibo aprieta.
En esencia, la estrategia del Gobierno pasa, en primer lugar, por poner en valor las medidas que ya ha adoptado, la más visible es la bajada del IVA del 21 al 10% y la supresión del impuesto a la producción. Por otro, por estudiar medidas a medio plazo como puede ser la revisión de la tarifa regulada de la luz. Y ya, para más adelante, y esta es la gran novedad, en abrirse a caminos que hasta ahora parecían cegados, como es la idea de crear una empresa pública para concentrar las concesiones hidroeléctricas. Lo que pide Podemos.
Consciente de que no puede ofrecer resultados inmediatos, el Ejecutivo genera expectativas de futuro. Ribera, sin comprometerse a nada, dejó caer esa idea en una entrevista en la SER. Insinuó cierta disposición a un cambio de las reglas del mercado para disponer “de toda la energía hidroeléctrica a través de un sistema concesional, a través de una empresa pública, según se vayan liberando las concesiones hidroeléctricas, que permita intervenir o facilitar otra manera de ofertar energía”.
El comentario tuvo eco inmediato en las redes sociales de Podemos: “Que el PSOE se abra por primera vez a nuestra propuesta de creación de una empresa pública de energía es una buena noticia. Debemos afrontar con urgencia y valentía la situación crítica del precio desorbitado de la factura de la luz”, se apresuró a escribir su secretaria general y ministra de Asuntos Sociales, Ione Belarra.
La respuesta de Belarra da a entender que Ribera ha logrado aplacar en cierta medida el enfado de Podemos (que viene amenazando con llevar su ‘oposición’ a la calle). A cambio, eso sí, de generar una deuda. Lo de la empresa eléctrica no estaba en el acuerdo de coalición entre PSOE y Unidas Podemos, pero ahora cuenta como compromiso verbal.
La cuestión es que el problema de los precios de la luz es lo suficientemente complicado y está lo suficientemente caliente para no descartar ninguna posible salida, por remota que sea. La oposición, de hecho, ha descubierto que el Gobierno no tiene forma de presentar un buen resultado inmediato a su gestión del asunto, y aprieta cada día más.
Tanto el PP como Vox han apostado a grande e instan a Sánchez a poner fin a la legislatura. "Cuando un Gobierno no sabe actuar, no tiene medidas o no las quiere poner en marcha, no queda otra que convocar elecciones y cambiar al Gobierno", ha dicho la vicesecretaria de Organización del PP, Ana Beltrán, con idéntico razonamiento al que defienden los de Abascal.
Los populares además, y en esto coinciden con Ciudadanos, han cargado de paso contra la amenaza de Podemos de hacer “oposición en la calle” a la actuación del Gobierno del que forman parte. Creen que es una “hipocresía”; que no tienen ni idea de cómo se resuelve el problema y que lo único que saben es “repetir eslóganes”. Esto último lo firma Luis Garicano, eurodiputado naranja.
Ante un panorama en el que la previsión es que la escalada de precios se mantenga durante meses, Moncloa se defiende argumentando que la raíz de todo viene de los gobiernos del PP y de factores que no dependen de España. Europa, recordaba Ribera, no quiere cambiar el modelo actual porque lo considera “eficiente y simple”. Y, por lo demás, esperar la luz al final del túnel. Que, visto lo visto, le puede salir cara.