Francisco Mercado, autor de 'Una pandemia de errores': "El confinamiento domiciliario es inevitable"

  • "En junio, seguíamos masivamente contagiados, el Gobierno lo ocultó"

  • "Llevamos doce meses repitiendo los mismos errores"

  • "Seguimos ignorando dos medidas claves: tests y rastreos masivos"

Francisco Mercado ha escrito un libro que duele y que hace pensar, y más con una tercera ola llenando las UCI de los hospitales españoles, con los expertos lanzando SOS y los profesionales sanitarios agotados superando olas de contagios con las fuerzas y la mente en el límite. El título ya lo dice todo: ''Una pandemia de errores' (Deusto). Y sí, desgrana sin anestesia lo que promete dejando en mal lugar a muchos. Mercado sabe que su libro va a levantar ampollas en una ambiente polarizado, pero en su carrera ya ha destapado suficientes escándalos para publicar sin la mascarilla del miedo puesta.

A lo largo de estos años ha desvelado la hoja de ruta de ETA ocultada por el PSOE; cómo jueces estrella que urdían sumarios para derribar gobiernos; la corrupción de altos cargos del PP y del PSOE, los negocios opacos de Urdangarín que toleró Hacienda, o la historia de un PP que repartía sobres en b, sin olvidar las mentiras del Prestige, del 11M, del fraude del lino, las falsas coartadas de los ERE, el caso Faisán o de los millonarios pagos chavistas a los fundadores de Podemos. Hay para todos.

Ahora recuerda los vaticinios de Fernando Simón, convertido - tal vez sin quererlo- en un profeta que acierta poco o nada, o de un Gobierno cuya "nefasta gestión" ha convertido su "ineptitud en tragedia". Del "España no va a tener, como mucho, más allá de algún caso diagnosticado" (Simon dixit), a la ocultación de informes para poder celebrar el 8M. Todo está ahí, día a día, para los que quieran saberlo o recordar la historia de una tragedia que no olvidaremos. "Esto no es un debate entre izquierdas y derechas, sino entre verdad y mentira, eficacia y negligencia. Me habría gustado estar del lado de mi Gobierno si supiera cuál era su bando. ¿Era el bando de la verdad? No. ¿Era el bando de la ciencia? No". Lo dice Francisco Mercado sin tapujos como tampoco los tiene en esta entrevista con Informativos Telecinco.

Usted habla de pandemia de errores y las relata en el libro ¿Cuáles han sido los que han costado más vidas, los días clave?

Incluso mi libro, Una pandemia de errores, se queda corto para señalar tanto error. Y lo que es peor, tanto error repetitivo. Llevamos doce meses repitiendo los mismos errores. Y buscando las mismas salidas fáciles: confinamientos estrictos o graduales. El confinamiento domiciliario es la respuesta final cuando se han incumplido todas las demás respuestas. Hay sobre todo dos medidas que ignoramos y seguimos ignorando: tests masivos y rastreos masivos de sus contactos. Si no está testada la población, ¿cómo seguir a los contactos? Y si encima los rastreadores son una cifra ridícula pues resulta que la población infectada crece exponencialmente cada minuto, cada día, y nadie sabe dónde están ni pueden ser aislados. Me consta que hay empresas que hacen un test cada 20 días a todos sus trabajadores. ¿Cuántas empresas hacen eso, cuantos ambulatorios o centros de salud testan a su población cada tres semanas? ¿Es caro? No, más caro es cerrar la empresa por contagios.

En España, todavía la mayoría de los test son a voluntad del paciente, cuando alguien teme haber enfermado. La administración no criba a la población entera. No va a buscarla a sus casas, a sus trabajos. Espera que se lo pidan. Y eso eso es lento e insuficiente. Es lo mismo que hizo durante la primera ola, aunque entonces aplicaba criterios aún más restrictivos por orden de Illa: sólo se podía testar a enfermos graves y que hubieran estado en China. Y se aplicaban tales criterios rácanos cuando todavía a fines de febrero sólo teníamos 32 casos. Tampoco se les quiso hospitalizar, pese a que frente a esa treintena de casos España tenía disponibles 600.000 sanitarios entre públicos y privados. "Al principio de la pandemia, les decíamos quédate en tu casita, y luego ya veremos", confesó Fernando Simón tras la primera ola.

Ahí creció esa burbuja oculta. El confinamiento del estado de alarma ralentizó el contagio. Pero no lo venció, en contra de la versión oficial. No lo erradicó. En junio, seguíamos masivamente contagiados. Algunos estudios oficiales apuntaban a que el 70% de la población acabaría infectada o que al menos había que cuadriplicar las cifras. No habíamos vencido al virus, frente a las versiones oficiales. Confraternizamos en bares y playas. Y en agosto ya se habían superado los parámetros de las OMS sobre el nivel de contagio tolerable. El Gobierno lo ocultó y en otoño se llevó las manos a la cabeza cuando las cifras se dispararon. Cómo no se iban a disparar si seguíamos sin hacer los deberes: tests y rastreo de contactos masivos. Y la prueba es que desde que vencimos al virus en junio tenemos millón y medio más de infectados, y otros 40.000 muertos extra sobre el año precedente.

Hubo otros elementos que impulsaron el arranque del virus: los vuelos sin control de la Italia infectada, de la Italia confinada. En febrero durante dos semanas tras detectarse el brote en Italia se permitieron los vuelos a España. Cada día llegaban 20.000 pasajeros sin ningún control sanitario ni en origen ni en llegadas. Sólo 20 pasajeros al día contagiados suponen 30.000 infectados al cabo de doce semanas. En febrero los casos importados suponían el 83%. El Gobierno sabía que llegaban de Italia, no de China. Ahí entró en juego el 8M, con todos los actos masivos tolerados. Ese día se dispararon todas las cifras. Mi libro destapa un informe que mostraba que la tasa de contagio estaba bajando hasta que ese fin de semana se produjeron miles de actos masivos, no sólo las marchas feministas. Si en febrero un enfermo contagiaba hasta a seis personas, en vísperas del 8M bajó a dos o tres. Días después volvió a ser de cinco infectados. Los casos subieron un 1.200% una semana después. No ocurrió tal fenómeno en ningún país occidental.

Para colmo, el gobierno fue repudiando las mascarillas que usaban los asiáticos desde enero, y que recomendaba la OMS. Rechazó igualmente los termómetros en aeropuertos, los PCR en origen. Salió de compras a fines de marzo, cuando otros países venían haciendo compras desde primeros de enero, antes de tener contagiados. Y a fines de marzo el mercado estaba saturado y controlado por mafias: las compras tardarían semanas o meses en llegar, los precios se habían triplicado y grandes partidas de test y mascarillas resultaron fallidas por defectuosas.

¿Por qué no hemos hecho casos a los expertos o la OMS?

Porque los expertos han tenido en España un oráculo: Simón, como brazo ejecutor del Gobierno. A Simón le compete guiar y coordinar la respuesta estatal a una pandemia. Las autonomías asumieron mansamente durante meses que la verdad científica era la verdad revelada por Simón. Y no era cierto. Desde enero, la OMS preconizaba evitar actos masivos, usar mascarillas. Luego fue añadiendo otras exigencias: controles de temperatura en aeropuertos, test masivos, compras centralizadas... La UE fue recomendando lo mismo en sus informes. Pero el gobierno iba desechando todas esas medidas so pretexto de que no estaban científicamente validadas. Pero lo cierto es que no sólo las recomendaban la OMS y la UE, sino que estaban resultando exitosas en Asia (China, Japón, Tailandia, Corea del Sur...) y en países europeos, como Alemania, Portugal o Grecia.

¿Ineptitud o miedo político?

Ambos conceptos. Primero ineptitud. “Aquí sólo se producirán un par de casos. El sistema sanitario es robusto”. Y luego miedo político tras el 8M a aceptar que se había hecho mal casi todo y que a quienes alertaron del problema, como el comisario José Antonio Nieto, se les destituyó.

La oposición también se opuso al final a los confinamientos ¿Cree que también ha sido un error?

Naturalmente que la oposición tuvo excesivas prisas en pedir el fin del confinamiento, pero no tenía menos prisas en clausurarlo el Gobierno. A Sánchez le pesó más la parálisis de la economía que las peticiones de los barones regionales. Y, peor aun, desconfinó sin cumplir los requisitos marcados por la UE: tener la población testada, controlados los contactos, estabilizada la bajada de la pandemia, tener recuperado y fortalecido el sistema sanitario…y una app para saber quién está contagiado y dónde se halla, un arma decisiva para localizar brotes como muestra la experiencia asiática.

No se entiende por qué no nos asesoramos y pedimos más información a China o los países asiáticos para imitar sus métodos…

No hacía falta pedir nada a China. La OMS detallaba y elogiaba las medidas chinas tras inspeccionar sobre el terreno. Los confinamientos chinos eran bendecidos oficialmente por el Gobierno español cuando hacía lo contrario: el país asiático prohibió la mayor fiesta popular nacional y aquí nos fuimos de mani el 8M. Incluso el uso masivo de mascarillas en China fue desdeñado por el Gobierno de Sánchez: “como los chinos usan tantas medidas preventivas, no es posible medir su eficacia”. No los imitamos porque no quiso el Gobierno, pero la información china la plasmaba en todos sus documentos Sanidad. Incluida, desde enero, la gravedad de la enfermedad para colectivos como ancianos y sanitarios, algo que comprobaron en sus carnes los españoles en marzo.

Qué podemos esperar de los próximos meses en España: ¿ve el confinamiento domiciliario inevitable, un nuevo estado de alarma modificado?

El confinamiento domiciliario ya es inevitable desde hace semanas. Pero el Gobierno teme la lectura de un nuevo fracaso estatal y dar otro rejonazo mortal a la economía. Es inevitable porque las medidas que sí estaban en su mano, test y rastreo, no las ha ejecutado, ni lo han hecho las autonomías. Sólo le quedaba un milagro: la vacuna. Pero la vacuna va lenta. Llegan pocas cantidades y las autonomías ni siquiera son capaces de administrarlas con prontitud. Nadie, ni Gobierno ni autonomías, planificó medios para hacerlo. Y para colmo Pfizer cada día suma un nuevo problema de reparto.

Hemos intentado salvar el verano y la Navidad y en el camino no hemos salvado vidas ¿La dicotomía entre salud y economía está dando vida al virus?

La dicotomía es absurda en términos morales y prácticos. Queremos una población viva, sana. Si muere o enferma no trabaja. Ni queremos trabajar para financiar ataúdes. Y una enfermedad tan contagiosa puede llevar a millones de trabajadores, más sus contactos, a los hospitales. Y a decenas de miles a las morgues. Por tanto, hay que erradicar la enfermedad. Por lo pronto, con aquello que preconizó la OMS en enero de 2020 desde que saltó el virus: medidas no sanitarias (restricciones al movimiento, confinamiento, rastreos de contactos, test, mascarillas, epis, app, controles sanitarios fronterizos...). No hay otra medida hasta que la vacuna sea una realidad masiva. Y eso puede tardar medio año. Un año. O más.

Su relato de Fernando Simón causa pavor. Pero él no ceja en su empeño de ser categórico. Ahora quita relevancia a las cepas y puede ser su nuevo error. Apoyó el 8M, los conciertos, no vio necesaria la mascarilla, ni acudir al hospital con síntomas respiratorios, no vio riesgo de contagio, ni necesidad de test masivos, y sin embargo se ha convertido en un personaje extrañamente popular, defendido por muchos. ¿Cree que en otro país seguiría al mando? ¿Está mal rodeado o es que sigue instrucciones políticas? ¿En qué ha acertado, si lo ha hecho en algo, a lo largo de la pandemia?

Simón no es un científico. Sólo computa casos, y su currículo no es más brillante que el de decenas de expertos que lo contradicen. Y su publicación científica no aporta hallazgo alguno. No creo que le preocupe. Porque no ejerce de científico. Es la voz de su amo. Difunde la versión que dicta el Gobierno. No podría ser de otra manera. Porque lo peor no es que sea mal o buen científico, es que no es independiente para decir la verdad científica, para contradecir a su gobierno. Pero si a eso se añaden perlas como aquí sólo habrá dos casos, el exceso de muertes se debe a un gran accidente de tráfico, al inicio de la pandemia les decíamos quédate en tu casita…Y maquilla las cifras de contagiados (eliminó en abril decenas de miles al suprimir los datos de los test rápidos) y de muertos (rechaza atribuir al covid decenas de miles de españoles muertos en el año del covid)…pues naturalmente su cese publicado debería acumular ya polvo.

¿Era más importante el 8M que controlar el virus? El 8M y las concentraciones de todo tipo esos días propagaron más el virus aunque se sigue diciendo lo contrario ¿Ya sabía el Gobierno sus consecuencias y aun así acudieron a ella? ¿Han prevalecido siempre los intereses políticos de todos los partidos a nuestra salud?

Si la población sabe el peligro de los actos masivos…su gobierno no puede ser más ignorante. El 8M de 2020 acudieron en Madrid 120.000 personas, un año antes fueron 350.000. Algo parecido ocurrió en toda España. Si el Gobierno prohíbe un acto evangelista de 5.000 personas, ¿cabe aceptar una manifestación en Madrid que preveía un millón de manifestantes? La prueba de que esa manifestación era insensata es que dos días después la delegación del Gobierno empezó a telefonear a convocantes de manifestaciones para que las desconvocaran. ¿Contagia más una manifestación el 10M que el 8M? No. Pero el gobierno ya sabía que se habían disparado, disparatado, los contagios tras su 8M. El año anterior sí fue mi 8M: fui con mi esposa, como siempre. Pero en 2020 no tocaba: el mejor homenaje a la mujer era que no muriera a manos de un virus por manifestarse. Pese a la reducción de asistentes por el temor, en Madrid el 8M había un manifestante por metro cuadrado. Días después Illa pedía metro y medio de distancia en el Metro. Y, al poco, dos metros de distancia.

¿Seguimos repitiendo errores para un segundo libro? El control de los aeropuertos es liviano, negamos de nuevo el impacto de las cepas, decimos que ya sabemos doblegar curvas… ¿A qué juega el Gobierno? ¿Hay alguien al mando?

El Gobierno juega a que no tiene ya el mando, pero oculta que tiene el telemando. Impugna las medidas de confinamiento de las autonomías cuando quiere, para agravarlas o para menguarlas; decide cómo se reparten las vacunas. Y cambia de pronto el criterio: las que sean lentas recibirán menos vacunas. Ese ciudadano tendrá un doble castigo. Por tanto, toca ya clarifica, revisar el papel del Gobierno y de las autonomías en la respuesta al virus. Y evidenciar una obviedad: si todas las autonomías siguen mal y van a peor…igual falla la coordinación estatal y vivimos de una mentira: el gobierno no venció el virus en junio.

La OMS alentaba a los Gobiernos como España que ya tuvieran casos importados a activar mecanismos para testar infectados, aislarlos y buscar y controlar sus contactos. Y a vigilar a todo paciente con neumonía atípica. Como usted dice, España sigue otro modelo frente al virus. Propaganda, protocolos, comités y reuniones. Y sigue en sus trece. Eso y la batalla política con Madrid para ver quién saca rédito ¿por qué no pasa eso factura? ¿ha logrado Sánchez su objetivo de delegar culpas al dejar la responsabilidad a las CCAA?

El sectarismo impregna a la prensa y a la ciudadanía. Unos otros y viven un duelo: Sánchez versus Ayuso, como si Ayuso cogobernara toda España. Un ejemplo, Ayuso contrata a la Cruz Roja para inyectar vacunas. Un sector de la prensa clama que eso es privatizar la sanidad. Pero cuando Sánchez adjudica a una empresa privada el registro de vacunaciones nadie cuestiona que sea una privatización. Si Ayuso edifica un hospital sólo para enfermos de coronavirus se denuncia que es una chapuza y que lo han construido empresas privadas, pero si lo levanta con tiendas de campaña la UME con material militar comprado a empresas privadas eso es una proeza. No pasará factura mientras los electores sigan a su partido como si fuera la Iglesia del Palmar. Y mientras la prensa no deje de comprar mensajes envenenados: los sanitarios son aplaudidos en los balcones, un agente lleva su comida a una anciana, no hay que bajar la guardia, vean a a estos cafres en plena fiesta sin mascarillas. El problema no es que se den estos mensajes. Es que sólo se den estos mensajes sin verificar las cafradas del Gobierno o de cada autonomía.

Duele leer las declaraciones de José Antonio Nieto, jefe de Prevención de Riesgos Laborales de la Policía, que no sólo anticipó lo que había que hacer, sino que sufrió el virus. Realiza un visionario informe para solicitar mascarillas y guantes para los agentes fronterizos. Interior lo destituye el 13 de marzo tras difundirse su informe. No parece que nosotros seamos mucho mejores que China que silenció a los médicos que dieron la alarma. ¿por qué se intentó silenciar a Nieto en vez de hacer caso a sus recomendaciones? ¿En qué estaban entonces los expertos comandados por Simón? ¿Alguien le ha pedido disculpas o ha puesto en valor lo que hizo? ¿Hay más voces silenciadas?

Pero China es una dictadura de facto. España, no. China no tiene prensa libre. España, sí. Pero buena parte de la prensa española silenció este cese escandaloso y lo que encubría. La misma prensa que luego cuestiona la veracidad del relato chino. Los expertos de Simón no estaban en ninguna parte. Los expertos de Simón son sus subordinados, incluidos becarios. Han firmado o elaborado sus documentos sobre todo el supuesto saber científico sobre el coronavirus desde enero, una ardua labor de copia y pega, y adaptación al terruño de los consejos de la OMS (evitando lo desagradable: no a los actos masivos, etc). Naturalmente, a fuerza de estrellarse, poco a poco iban cambiando sus protocolos hasta aceptar que la tierra era redonda y que, sí, valía la pena hacer test con criterios más expansivos y usar mascarillas, por ejemplo.

La primera imagen que recuerdo del coronavirus es esa construcción de hospitales de urgencia en China, una imagen de que algo grave pasaba. Pero nadie se alarmó. ¿Falló la OMS, los gobiernos fueron prepotentes?

La OMS ya decreta que es una emergencia internacional de salud en enero. No cambia nada de lo que preconiza (no a los actos masivos, test y búsqueda de contactos...) cuando lo llama pandemia en marzo. Pero la OMS no puede invadir España para que acate sus consejos. Pero tampoco hacía falta leer a la OMS: vuestros telediarios y los de las demás cadenas ya servían para saber que algo grave sucedía en China, en Italia… en el mundo. ¿Cómo puede pensar alguien que el virus que asola y paraliza China o Italia no va a llegar a España cuando las líneas aéreas siguen abiertas y sin ningún control sanitario? Toda la negligencia imaginable no explica cómo se pueden ignorar esos avisos grabados en la retina día a día desde enero cuando en cada telediario se añadía que cada paciente diagnosticado en España había estado previamente en Italia.

Y ahora, China vuelve a construir el Arca de Noé, señal de que este virus nos va a acompañar más de lo que aún pensamos y de que la situación es grave e Illa sigue convencido de doblegar la curva sin confinar

El virus es un enemigo mortal incluso haciendo bien las cosas. Doblegarlo y erradicarlo eternamente es complejo. China, tras vencerlo, reabrió su turismo, su economía…pero hasta la fecha han sido rápidos en cortar nuevos brotes. Pero no deja de ser milagroso que China sólo tenga algún brote con su inmensa población. Este verano lanzó las campanas al vuelo por una cifra de nuevos infectados que era igual que la tenía España sin que nadie se alarmara.

Se critica a la OMS, su tardanza, y su imagen ha quedado muy deteriorada por sus cambios de criterio… ¿Ha sido su trabajo en la pandemia de suspenso o es que en realidad nadie la ha hecho caso? ¿Qué errores ha cometido?

La OMS ha trasladado siempre la información que recibía de China. La información, en realidad, no ha sido tan cambiante. Lo cambiante ha sido el seguimiento español de sus criterios. En la primera semana de enero dijo que no era una gripe, sino coronavirus, mucho más contagioso y peligroso. En enero recomendó las mascarillas. En enero exigió evitar actos masivos…Y otro tanto ocurre con el resto de medidas: termómetros en aeropuertos, controles sanitarios en origen, test masivos, rastreo de contactos. No ha habido documentos de la OMS pidiendo frenar tales medidas hasta junio. El Gobierno las ha frenado hasta junio porque no tenía medios para adoptarlas y simuló que era por orden de la OMS. Si la OMS no pedía test masivos ni mascarillas ¿por qué Alemania sí lo hizo desde el inicio? O Japón, Corea o Tailandia.

España, según relata usted en su libro, casi nunca ha hecho caso a sus recomendaciones. Ni con la prevención, ni con los contagios, ni con los asintomáticos… Pero siempre han dicho que las medidas seguían las recomendaciones de la OMS y los expertos ¿Cuál es la razón por la que los expertos comandados por Simón negaron la realidad?

Si el Gobierno niega la realidad, sus subordinados con bata no pueden decir lo contrario en sus comparecencias. Si el gobierno responde mal a una ofensiva terrorista islamista…sus agentes no van a cuestionar la política adoptada. Y, en el caso español, cuando un mando policial o de la Guardia Civil han dicho la verdad (que se habían comprado mascarillas en enero o se cribaban las redes para buscar críticas al gobierno) les han amonestado, silenciado. Recordemos que este gobierno preparaba un protocolo para cadáveres del covid en febrero…para un virus que oficialmente apenas sumaría dos casos.

¿China ha engañado al mundo? Usted dice en el libro que pese a decir que no había transmisión significativa aislaba a sus pacientes y vigilaba contactos. Y silenció a los primeros que dieron la voz de alarma...

Si hay que sumar pros y contras, China no engañó al mundo. Y, desde luego, no ha engañado más que España. Admitido que retrasó unos días la admisión de que algo ocurría en Wuhan, que castigó al médico que alarmó en redes…pero en enero ya fue una inspección de la OMS a China, en febrero se desplazó otra. A primeros de enero ya informó de un estallido en Wuhan y ya detectó que era un coronavirus. Sólo afectaba a una treintena de personas. No era un millón. Dos meses después España tenía el mismo número de enfermos. ¿Qué había hecho España en dos meses? ¿Cuántos pacientes no fueron diagnosticados al inicio en China por creer que sólo era gripe y cuántos en España? Francamente, el ocultamiento chino no me parece relevante. Cualquier gobierno ya sabía a qué atenerse en enero. Ese mes ya adoptan controles sanitarios fronterizos en Corea, Japón, Tailandia… España lo hace en junio. En enero Alemania compra test. España lo hace a fines de marzo. Y España copió desde enero en sus documentos todos los avances de las inspecciones de la OMS en China.

¿Cree usted que el virus es natural o no?

No lo sé, pero tampoco me parece crucial hoy. Sabemos desde enero cómo se llama y cómo combatirlo.

¿Deberíamos los medios haber enseñado más ataúdes y menos aplausos en las ventanas?

Sin duda, sí. Y mostrar más el BOE: los contratos superfluos, fallidos o sospechosos. Y preguntar más. Cuando el gobierno dice que ha ejecutado tantos test exigir detalles: dónde, cuándo. Si dice que las cifras de muertos del MOMO no son reales o atribuibles al covid exigir cuál ha sido la causa de la muerte de más de 80.000 españoles. ¿Cuál es la causa de que sólo un 56% de los ancianos enfermos de coronavirus llegaran a un hospital y sólo un 1,4% ingresara en las UCI? ¿Cuándo supo que el sistema sanitario no era robusto? ¿Por qué las manifestaciones sólo son insensatas después del 8M? ¿Por qué es malo debatir sobre el coronavirus y no lo fue con el ébola o con las vacas locas? Y exigir que el Gobierno identifique los documentos de la OMS o los expertos que cita sin mostrar.

Usted compara nuestra sociedad con el Titanic. El Gobierno siempre ha querido no alarmar, pero ahora empieza a señalar a los ciudadanos como responsables. ¿Qué cree que ha reflejado esta pandemia sobre nuestra sociedad?

El error más barato de corregir ha sido la mentira. No es entendible rechazar los test o las mascarillas sólo porque no las tienes. Pero asustar es gratis. Y el Gobierno nunca ha querido asustar. Ha llegado a cuestionar incluso que se transmitiera de persona a persona cuando ya era una evidencia que asolaba diversos países. ¿Viajaba algún pangolín de Wuhan a Alemania o a EEUU? Hace falta leer los wasaps de esos días, los emails, actas o grabaciones para saber por qué no asustaba el gobierno ni en enero, ni en febrero ni aún en marzo. ¿No quería cancelar su manifestación del no es no, no quería frenar la economía, no quería admitir su error de cálculo…? Creo que pesaron todos esos factores, especialmente el económico, y que este ejecutivo de tanto mirarse en el espejo…creía que iba a ser el único gobierno del mundo en librar a su población de esta plaga. Ya es preocupante que un gobierno en plena pandemia y nevada histórica… eche en falta maquillaje.

¿Qué deberíamos hacer ya viendo los países que mejor han batallado contra la pandemia?

Copiarlos. Y donde no lleguen las autonomías que ayude el gobierno con fondos y efectivos. No sirve de nada decir que todo lo que ocurre negativo hoy es culpa de las autonomías: los muertos y pacientes son contribuyentes también del gobierno central. No ofrezcas 1.500 militares para rastrear. Ofrece 15.000. O 30.000. Hazte fotos, pero con 30.000 militares, no con 1.500. No hace falta que sean médicos. Sólo que sepan anotar y telefonear.

Usted dice que los que defienden al Gobierno no se molestan en leerlo y que todo el que le señala es un conspirador. Síntomas de otros virus preocupantes en España.

No entiendo por qué la izquierda no se atreve a analizar la gestión de su Gobierno. No pido que no analice la gestión de la derecha en ayuntamientos o comunidades. Faltaría más. Pero, curiosamente, si se ataca a la derecha, todo es legítimo. Pero si se critica al gobierno central surge un abanico protector: una pandemia es una pandemia, qué sabrás tú, ahora no toca debatir, qué habría hecho la derecha si gobernara, es muy fácil ser profeta el día después, sobran los cuñaos, la culpa es de las privatizaciones… Nunca veo tales exculpaciones para ponderar el juicio sobre las autonomías de la derecha. Y luego existe un limbo, las autonomías nacionalistas, como Cataluña o Euskadi. La prensa nacional ni las fiscaliza ni la condena hagan lo que hagan, cuando tienen peores datos que Madrid o privatizan a mansalva. Hay un ejemplo global de tal doble rasero: Sanidad y muchas autonomías han recomendado y aplicado idénticos triajes para los ancianos que Madrid. Han sido vetados en toda España. Si es una indignidad en Madrid lo será también en Cataluña, Euskadi, Castilla y León, Andalucía, Aragón, Baleares….

Ahora se argumenta que nos contagiamos en los hogares que es precisamente donde nos aíslan, pero los contagios se producen fuera, metro, trabajo, calle… Y de eso no se habla. El plan de vacunación también ha sido criticado, parece que cada CCAA hace lo que quiere en cada momento… no hay un plan nacional eficaz. ¿Vamos a fracasar también en esto? ¿Cuándo cree usted que lograremos vencer al virus?

Para saber quién nos contagia hay que hacer test masivos y rastrear sus contactos. Y aislarlos. Siento ser tan machacón, pero es la doctrina exitosa. Ahora se sabe que se enferman más en los hogares sólo en función de los casos que llegan a los ambulatorios. ¿Pero qué se hace después con el dato? ¿Rastrear y testar los contactos de los familiares? Me temo que no. Si mal no recuerdo, se cifra en un 40% el contagio en núcleos familiares. No es extraño en plena resaca navideña. ¿Pero y el 60% restante? ¿Dónde se contagia la gente, cómo prevenirlo? La única medida eficaz es aislar sólo a los millones de infectados. Es difícil, pero es peor aislar preventivamente a 47 millones sin saber si se van a confinar en un hogar infectados y sanos. No se puede confinar eternamente, ni evitar el trabajo presencial ni el transporte hasta el fin de los días. La vacuna, según se informa, no garantiza que no infectes. Hay que cumplir los deberes postergados: una foto nacional de contagio.