La Policía Nacional ha detenido en la localidad de Las Rozas (Madrid) a un ciudadano español converso, altamente radicalizado en los postulados yihadistas, que ya había estado en prisión y que el pasado mes dejó en una taquilla de un centro comercial una mochila con anotaciones sobre fabricación de explosivos, varias armas y una carta de despedida. El detenido deambulaba de casa okupa en casa okupa y se había radicalizado más en los últimos meses.
Según ha informado la Dirección General de la Policía, el detenido ya había sido arrestado en diciembre de 2020 acusado de los delitos de auto adoctrinamiento y enaltecimiento terrorista, mientras que ahora también se le imputa auto capacitación terrorista. Fuentes próximas a la investigación han detallado a Efe que el sospechoso, de 38 años, salió de prisión en enero al cumplir la prisión provisional estipulada y estaba a la espera de juicio por los hechos por los que hace dos años también fue detenido en Las Rozas.
Concretamente, fue arrestado por agentes de la Comisaría General de Información de la Policía Nacional en una casa en la que vivía de okupa. Tras su paso a disposición judicial del Juzgado de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional, a última hora de la tarde de este jueves el magistrado decretó su ingreso en prisión.
Fue el pasado mes cuando un ciudadano alertó a los vigilantes de un centro comercial del hallazgo de una mochila sospechosa en una taquilla. El servicio de seguridad del establecimiento, situado en el municipio madrileño de Galapagar, según han detallado a Efe fuentes de la investigación, avisó a la Policía Nacional.
Los agentes que inspeccionaron la mochila hallaron material a favor de Dáesh, anotaciones sobre la fabricación de artefactos explosivos e incendiarios, así como diversos dispositivos electrónicos, un arma blanca y unos nunchacos (arma tradicional de las artes marciales asiáticas formada por dos palos cortos unidos en sus extremos por una cuerda o cadena).
Las fuentes consultadas detallan a Efe que entre las anotaciones del detenido figuraban de su puño y letra instrucciones encontradas en la denominada "deep web" o internet profunda referidas a cómo ocultar explosivo en una pelota de tenis o en un jarrón. En el interior de la mochila los investigadores encontraron una carta de despedida similar a la que algunos yihadistas dejan escrita antes de cometer una acción terrorista.
Tras el hallazgo, los agentes concluyeron que la mochila pertenecía al detenido pues no era la primera vez que escondía material propagandístico en taquillas de centros comerciales y estaciones de autobuses.
Su primera detención, en diciembre de 2020, vino motivada después de que los investigadores constataran que el sospechoso había procesado una rápida radicalización a través del autoconsumo de contenidos terroristas en internet que empezó a consultar en 2016. Lo hacía, según concretan a Efe las fuentes, desde locutorios y habitualmente accedía a propaganda y material alojado en la conocida como internet profunda.
Le definen como solitario, que deambulaba de casa okupa en casa okupa de zonas abandonadas y con la visión decidida de vivir para cumplir con las instrucciones de Daésh. De hecho, tras varios meses de pesquisas comprobaron que el individuo había sufrido un cambio radical en su forma de vida, con una intensa actividad en las redes sociales, con contactos, incluso, con combatientes yihadistas situados en zona de conflicto.
De forma habitual realizaba comentarios alabando a los muyahidines y justificando atentados terroristas perpetrados en Europa, como la decapitación de un profesor francés en octubre de 2020. En un estadio ya muy severo de radicalización, a juicio de los especialistas en la lucha antiterrorista, el sospechoso llegó a mostrar su voluntad de viajar a Siria para convertirse en "el mejor francotirador de Dáesh".