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El volcán de La Palma no da respiro. A pesar de la pequeña tregua de esta semana, no cesa su actividad. Ha vuelto a aumentar el tremor y la emisión de dióxido de azufre. La calidad del aire en cambio ha mejorado por el aumento del viento.
La actividad del volcán de La Palma en su séptima semana de erupción es máxima. El descenso de los indicadores esta semana ha sido de manera leve y no continuada. Por eso los expertos insisten en que es pronto para hablar del final de la erupción.
El volcán de Cumbre Vieja sigue activo. Por las mañanas a penas se le oye pero por las tardes empieza a despertar.
En la semana séptima de la erupción, hoy el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, vuelve a la Isla Bonita en la que será su sexta visita desde que la tierra empezó a rugir.
En lo alto de Cumbre Vieja, se ve como una fisura cerca del cráter permite apreciar el discurrir de magma por el interior de los tubos lávicos. Lo capta el vuelo de un dron.
Basta escuchar con un poco de atención para comprobar lo que los científicos confirman sobre el terreno, a puro grito: “Podemos observar una fuerte actividad explosiva”.
Y mucha emisión de ceniza en un penacho que supera los 3.000 metros de altura. Vuelven a subir parámetros como la vibración del volcán y el dióxido de azufre. Un vaivén de datos, que el portavoz de Involcan, David Calvo, explica así: “Vamos a intentar pensar que quizás el sistema ya no tiene tanta alimentación y está funcionando como una máquina a la que se le acaba el combustible, que de repente arranca, para, arranca, para…”
Hoy los alumnos de los cinco barrios sin clases presenciales iban a acudir ya a clases, pero las autoridades han preferido que las sigan un día más online. La vuelta a las aulas se ha retrasado, de momento, hasta el lunes.