La fuerza de Salvador Illa se verá en las urnas, pero el impacto que ha causado su candidatura a la presidencia de la Generalitat ha convulsionado el panorama electoral en Cataluña. El ministro que ha gestionado la batalla contra la mayor pandemia del siglo no ha sufrido, aparentemente, el desgaste por la sobreexposición mediática o los malos datos de la epidemia en España. Es más, se ha convertido en uno de los ministros más valorados del Gobierno de Pedro Sánchez y en un potente activo electoral como candidato socialista, según la última encuesta de CIS. ¿Dónde está su secreto? ¿Existe el 'efecto Illa'? ¿Cuáles son sus ingredientes?
El escenario es complejo por los efectos del coronavirus e incierto porque la fecha de las elecciones todavía está en el aire, aunque ahora mismo todos los partidos trabajan con el 14 de febrero. Lo que está claro es que será la primera y única cita electoral en mucho tiempo y servirá como un gran test general para ver cómo está el escenario político en Cataluña y en España. La personalidad del ministro, su forma de comunicar y la tendencia ascendente del PSC están detrás de su éxito, según varios expertos consultados por NIUS.
"Illa da un empujón a una tendencia alcista que ya tenía el PSC", dice Pablo Simón, politólogo y profesor de la Universidad Carlos III. ¿Cómo es de fuerte ese empujón? "Es muy difícil valorarlo", añade, porque los socialistas catalanes ya estaban al alza y recuperaban voto perdido, en parte por el arrastre de las elecciones generales y el hecho de que el PSOE gobierne en España. Lo que sí destaca Simón es que el ministro "es un candidato más competitivo que Miquel Iceta". Illa, junto a Margarita Robles y Nadia Calviño, está entre los tres ministros más valorados del gabinete de Sánchez, independientemente de su gestión de la pandemia. "El tono, la serenidad, el aplomo y la seriedad de Illa es lo más valorado", según Simón que apunta a ese perfil como un factor con mucho peso en el contexto catalán.
En la misma línea se expresa Narciso Michavila, sociólogo y presidente de GAD3, que habla del 'efecto PSC'. Sostiene que la gran subida de los socialistas no depende tanto de Illa, que incrementa un punto y medio la tendencia de voto, sino a que el votante tradicional del PSC vuelve en un escenario donde los catalanes están más preocupados por la covid y el empleo que por el debate soberanista. "Son las primeras elecciones en las que no se vota en clave plebiscitaria desde 2012", defiende Michavila. Y remata: "Al PSC ya le tocaba salir del hoyo". Para él, el votante catalán está en clave de "pasar página del procés y el ministro puede encarnar esa opción". "Ha comunicado bien y la gente premia la tranquilidad y el sosiego, mantener la calma mientras el barco se hunde".
"El mérito de Illa es que es el catalán tranquilo", afirma Nacho Corredor, socio-director de beBartlet. En un año extremadamente difícil "ha conseguido no perder la calma", defiende Corredor que apunta a que "en un contexto crispado, de insultos, patada en la espinilla y regate corto", Illa ha mantenido la tranquilidad. "Hasta puede ser considerado como una persona aburrida", apunta. "No hace zascas, ni se hace el gracioso, ni es agresivo", y eso ahora mismo se premia. "Es lo que le ha hecho brillar", remarca Corredor que pone otro ejemplo de un político similar. A su juicio, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida ha destacado frente a las formas más agresivas Isabel Díaz Ayuso. "Son políticos que construyen", los políticos del 2020.
Otro ejemplo, salvando las distancias, lo pone Paco Camas, analista de Metroscopia. El del presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Un hombre moderado y nada carismático ha ganado y ha sido el elegido para superar los excesos de Trump. "Illa no polariza", señala Camas que destaca otra cualidad inusual, "la transversalidad". Salvador Illa está bien visto por sus votantes y por los del resto de formaciones políticas. Ese perfil es una baza a la hora de poder negociar y pactar. El analista mantiene que Illa y el PSC recuperan a antiguos votantes y reciben votos de Ciudadanos, de En Comú Podem y en dosis muy bajas también algunos de ERC.
Otro de los factores que benefician a Illa es su grado de conocimiento. En una cita electoral donde todos los candidatos son nuevos, -se presentan por primera vez-, es un plus ser reconocido por la opinión pública. Pero la jugada de colocar a Illa también tiene sus riesgos. Si finalmente las elecciones no son el 14 de febrero y se retrasan, el socialista se quedaría en una situación delicada durante meses porque la semana que viene deja el Ministerio de Sanidad. "La apuesta es arriesgada" para Paco Camas porque Illa ha sido "el ministro más expuesto, el que ha estado al pie del cañón y el desgaste está ahí".
Para Pablo Simón, partir como favorito es "un arma de doble filo". El pico de la tercera ola y los errores en la vacunación pueden impactar y fomentar que el resto de partidos se lance a sacar "el lado más oscuro de Illa". Además, si los comicios se retrasan el resto de candidatos tendría más tiempo para marcar perfil. Otro dato a tener en cuenta es que se podrían cruzar por el camino los indultos a los presos independentistas. "Si Illa no es ministro pierde visibilidad, pero también puede ser una ventaja que ya no asuma más costes de la pandemia. No lo sabemos", reflexiona Corredor que sí ve clara una estrategia de "todos contra Illa". Según Michavila, son las elecciones más complicadas de analizar. La baja participación prevista, a consecuencia de la pandemia, puede tener efectos impredecibles. Una abstención que afectará especialmente a la gente más mayor que tiene dificultades para acudir a las urnas.
La encuesta del CIS da al PSC como ganador, aunque no todos los analistas ven tan claro ese triunfo. Tampoco que esté en riesgo la mayoría independentista en el Parlament de Cataluña que predice Tezanos. El presidente de GAD3 es rotundo al afirmar que no contempla "un gobierno en Cataluña sin los partidos nacionalistas". Eso, a su juicio, pone muy difícil a Illa llegar a la presidencia de la Generalitat.
En su reflexión, apunta a que el voto catalán es el más estratégico y el que más discrimina una urna de otra. El hecho de que el debate soberanista no acapare ahora mismo la batalla política también es el factor determinante que señala el analista de Metroscopia: "Son las primeras elecciones en que la independencia no es la prioridad para una mayoría de los catalanes".
El éxito del PSC, defiende Corredor, está en conseguir un resultado lo suficientemente bueno para que ERC dependa de los socialistas en la Generalitat. Esquerra es un socio fundamental para la estabilidad del Gobierno de Pedro Sánchez en Madrid. Ahora podría ocurrir lo mismo en Cataluña, que los dos partidos se necesiten mutuamente. El director de beBartlet lanza una pregunta al resto de formaciones constitucionalistas: ¿Dejarán gobernar a Illa si puede ser presidente? ¿Qué harán el PP y Ciudadanos? Esta semana se le ha hecho esa misma pregunta a Pablo Casado y ha evitado por todos los medios contestarla.
En esa sentido, Simón va mas allá y sostiene que al PSC no le va bien ganar las elecciones porque si no puede gobernar, la situación "es enormemente incómoda" para Sánchez. Al presidente le interesa que el Gobierno en Cataluña dependa del PSC para tener atada a ERC en Madrid. Illa podría estar en una situación similar a la Inés Arrimadas, que ganó las anteriores elecciones pero no rentabilizó su victoria. Y lanza una advertencia: el 'efecto Illa' puede convertirse en la "burbuja Illa". Las expectativas son tan altas que si el PSC no gana la percepción sea una derrota.