Adolfo García Sastre, dirige en Nueva York el Instituto Global de Salud y Patógenos Emergentes en la Escuela de Medicina de Icahn en el Hospital Mount Sinai, uno de los centros de referencia de Estados Unidos.
Convertido en uno de los virólogos más destacados del mundo, su trabajo se ha centrado sobre todo en la gripe para intentar conocer los factores que la convierten en una enfermedad más grave o leve y de este modo desarrollar mejores vacunas y nuevos tratamientos antivirales. Actualmente investigan una vacuna contra el coronavirus.
En una entrevista para El Norte de Castilla, García Sastre ha destacado la importancia de tomar "cualquier tipo de precauciones", ha llamado a la calma explicando que "si no estamos dentro de los grupos de riesgo no debemos preocuparnos" y ha asegurado que "es fácil que tarde o temprano todos nos infectemos, aunque sea de forma leve".
El experto en virus respiratorios ha afirmado que es muy probable que ya haya "gente infectada que ni siquiera sabe que ha sido infectada", y ha subrayado que esas personas es "muy difícil que vuelvan a contagiarse y, si lo hicieran, sería de forma más leve".
García Sastre ha querido destacar las diferencias entre la gripe común y el COVID-19 ya que este último "es un virus nuevo y no hay una vacuna, ni inmunidad desarrollada en la gente", pero es un virus muy parecido en su origen a su antecesor, ya que "procede de un animal, se transmite de forma parecida y en la sintomatología que provoca".
Sobre su transmisión, ha afirmado que no se sabe a ciencia cierta cuanta cantidad del virus se transmite por cada gota, pero sí se ha confirmado que "es un virus respiratorio y se contagia como tal", por lo que tenemos que tener cuidado con los ojos, la nariz y la boca, y es "muy importante lavarse las manos, siempre".
Investido Doctor Honoris Causa por la Universidad de Burgos hace poco más de un año, ha asegurado para ABC que "va a ser como un año duro de gripe en el que seguramente se producirán más muerte de lo habitual", pero no considera que sea motivo para alarmarse porque afectará principalmente a personas mayores.
Además, ha querido acabar con la creencia que se ha extendido con el uso de las mascarillas, de las que ha asegurado que no son realmente eficientes, ya que "un virus es aun más pequeño que una bacteria" y sus filtros no son suficientes para detenerlo. "Si llevan mascarillas las personas que tengan un catarro secretarán menos y sí será más eficaz, pero que la lleve la población sana no tiene mucho sentido", ha explicado.
Para García Sastre, "la infección empezará a frenarse cuando llegue la temporada de primavera y verano", ya que ambas estaciones son "una medida natural de contención para virus respiratorios", porque la temperatura y el ambiente hace que no sea tan fácil contagiarse. Ha explicado que ahora aumentarán los casos y disminuirán cuando llegue el buen tiempo y según los afectados, "será más o menos grande la segunda onda, que vendrá en el próximo invierno".
Bajo su punto de vista, la enfermedad se convertirá en una patología corriente que será común entre niños y adolescentes porque "solo podrá circular en gente sin inmunidad", por lo que en dos décadas afectará menos a los adultos que ya habían estado expuestos al virus.
Aunque también ha querido tranquilizar a los padres, asegurando que no es cierto que los niños sean más vulnerables y que "en niños la proporción de enfermedad severa es muy baja o casi inexistente". En palabras del experto "es como el sarampión, que es más grave entre adultos que entre niños".
En cuanto a las medidas de contención, ha explicado que están dirigidas a que se propague más lentamente, por lo que es necesario establecer "las más adecuadas" para detenerlo "sin extremarlo hasta un punto muy drástico", y "lo mejor es aplicar medidas que logren ralentizarlo".
El virólogo ha aprovechado la oportunidad para pedir calma a la población respecto al hallazgo de una vacuna ya que "no solo tienen que ser eficaces, sino poder ser producidas fácilmente en cantidades necesarias para ser usadas". El proceso de investigación "lleva tiempo", y "solo desde los ensayos hasta que se sabe que efectivamente se puede utilizar son al menos seis meses".