El Congreso ha aprobado la proposición de ley socialista para la despenalización de la eutanasia, dando luz verde al proceso para acometer la misión de regular el derecho a una muerte digna. Con un respaldo mayoritario, –201 síes frente a 140 noes y 2 abstenciones–, quienes han votado en contra han sido el Partido Popular y Vox, manifestando con su voto el reflejo de aquellos que, a las afueras del Congreso, se han concentrado para protestar contra la decisión: “Vais a dar permiso a nuestros médicos para que nos maten”, han denunciado, expresando su rechazo a la despenalización.
“A quien apruebe esta ley que Dios les perdone”, ha dicho la diputado de Vox, Lourdes Méndez, en el interior de la Cámara, mientras el portavoz del PP, José Ignacio Echániz, afirmaba que la ley responde a “recortes sociales”: “supone ahorros para el coste de las personas mayores; de los más frágiles; de los más vulnerables”.
Es la tercera vez que la ley llega al Congreso, y esta vez sí, se da luz verde a un texto tan necesario para muchos como delicado.
La ley, inspirada en el modelo holandés y belga, propondrá un perfil de paciente: los que sufran una enfermedad grave e incurable e incurable o invalidante, con un sufrimiento insoportable.
Primero, el paciente y un primer médico tendrán que estar de acuerdo, y tras una segunda opinión médica, el enfermo tendrá que confirmar su decisión dos semanas después. 15 días más tarde podrá realizarse; un proceso de no más de un mes.
Frente a la cámara y en el marco del debate, la oposición más visceral a la ley de eutanasia se ha hecho oír a las puertas del Congreso. “Es una ley que va a dar el permiso a nuestros médicos para matarnos”, ha asegurado Rosana Rivera, portavoz de ‘Derecho a Vivir’.
Entre consignas de ‘Stop eutanasia’, han conseguido encender a quienes sí defienden el derecho a morir dignamente. “Trogloditas, sois unos trogloditas”, ha llegado a replicar uno de estos últimos frente a los manifestantes de ‘Derecho a vivir’.
Ángel Hernández, el hombre que en abril de 2019 ayudó a su mujer, María José Carrasco, a morir, y que pagó con el calabazo su apoyo a la eutanasia, quiere que en la tercera vez que la ley llega al Congreso sea por fin la definitiva para que la historia nunca se repita.
“Lo importante es que esta ley es para todos. Yo he trabajado para que sea para todos: no solamente para los que estamos de acuerdo con ella sino incluso para los que no están de acuerdo, que probablemente la van a utilizar”.
Ángel ha visto el debate en primera línea, pensando en María José. Al igual que Ramona Maneiro recordaba a Ramón Sampedro, –el primero en solicitar el suicidio asistido en España–, al que ayudó a morir en enero de 1998. “22 años son muchos años”, apunta. Muchos años para una ley que no llegó a tiempo tampoco para Maribel Tellaetxe quien sufría un alzhéimer extremadamente desarrollado y murió en marzo de 2019 después de que su familia hubiese hecho campaña para pedir que se aprobase la despenalización de la eutanasia.