El debate en el Congreso sobre la prórroga del estado de alarma por seis meses, aun sin la intervención de Pedro Sánchez, se convirtió, como era previsible, en un nuevo choque entre el Gobierno y el PP. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, y el líder del PP, Pablo Casado, tuvieron ataques duros. De hecho el propio Illa consideró que Abascal (que recurrirá a los tribunales) y Casado, que se acordó de Sánchez el ausente (se fue cuando empezó a hablar él), eran como Pili y Mili. Y afeó al líder del PP no ser un partido de estado.

La intensidad de las críticas, evidentes, no interfirieron en el resultado de una votación que el Ejecutivo daba ya por ganada por amplísimo respaldo. Y así fue: la extensión recibió 194 apoyos, por 53 votos en contra y 99 abstenciones. La coalición gubernamental de PSOE y Unidas Podemos, por tanto, contará con una alarma vigente hasta el 9 de mayo de 2021, con una revisión a medio camino, en marzo.

Esquerra Republicana pactó con el PSOE una propuesta de resolución, aprobada por la mañana, y que obliga al presidente Pedro Sánchez a rendir cuentas cada dos meses de la aplicación del estado de alarma. Además, establece que, tras cuatro meses de prórroga (9 de marzo), la Conferencia de Presidentes, previo acuerdo del Consejo Interterritorial de Salud, pueda decidir, a la vista de la evolución de los indicadores sanitarios, epidemiológicos y sociales, si lo levanta o lo mantiene hasta el 9 de mayo.

Esas comparecencias de Sánchez serán en paralelo a las que protagonice mensualmente Illa ante la Comisión de Sanidad para detallar los datos y gestiones correspondientes a su departamento. También ha salido adelante la enmienda del PNV para que enclaves como el Condado de Triviño, que está territorio alavés pero pertenece a Burgos, tenga que aplicar las restricciones que se aprueben para Álava.

Este es el tercer estado de alarma que decreta el Gobierno por la pandemia del coronavirus. El primero se levantó el pasado 14 de marzo y duró hasta el 21 de junio tras seis prórrogas aprobadas en el Congreso. El segundo se impulsó hace tres semanas, cuando se declaró el estado de alarma en los nueve municipios madrileños de más de 100.000 habitantes más afectados por la pandemia en ese momento. Ahora, el pasado domingo se decretó el tercero después de que diez comunidades autónomas y la ciudad autónoma de Melilla solicitaran al Gobierno la alarma para poder hacer frente a la oleada de contagios que actualmente sufre España. Con la prórroga aprobada, durará hasta el 9 de mayo.

El día ha estado marcado por el duro enfrentamiento entre Illa y Casado. El primero sustituía a un Sánchez que se pasó por el Congreso a escucharle y se fue. Tampoco Casado iba a hablar, pero al ver que Sánchez no iba a estar, se animó.

El ministro de Sanidad ha criticado de forma más dura de lo habitual que la moderación le dure tan poco al líder del PP al que ve más preocupado por luchar contra el Gobierno que contra el virus. De hecho, ha señalado que la formación de Casado no se comporta como un partido de Estado y ha comparado a Casado y Abascal con Pili y Mili. Illa ha dicho que Casado lleva "tiempo sin pisar la Tierra" para luego "aterrizar en Marte, el territorio de Abascal", y ha denunciado que Casado parece no darse cuenta de lo que tiene delante, la lucha contra la pandemia en una segunda ola dura, difícil y que nos obligará a una Navidad distinta.

Casado ha argumentado su abstención en la idea de "no dejar sin ningún instrumento jurídico a las comunidades autónomas que la necesitan para hacer confinamientos perimetrales por la inacción del Gobierno" y ha acusado al Gobierno de gobernar mal y blindarse con estos estados de alarma.

Casado cree que una prórroga que dure seis meses es "un atropello legal" que denunciará ante la Comisión de Venecia, el órgano del Consejo de Europa que vela por el buen funcionamiento de las instituciones democráticas. El PP estima que Sánchez vulnera la separación de poderes impidiendo al Parlamento pueda votar el estado de alarma "cada 15 días", como sí que lo hizo el Gobierno de coalición cuando lo decretó en primavera.

Más duro ha sido Abascal que recurrirá el Estado de alarma y que ha considerado que "están completamente locos, actuando desde la irresponsabilidad y la depravación en política, hundiendo la economía y arruinando la vida de millones de españoles". Ante el panorama, al final estalló Rufián. "Ya vale de esta lucha miserable por echarse los muertos a la cabeza. Al carajo el relato", continuó, afeando las batallas políticas.