Los avisos por 'Filomena' no eran broma: el temporal de nieve ha dejado intransitables calles y carreteras, ha aislado localidades enteras y ha provocado numerosos incidentes en gran parte de la Península.
En la capital, la nevada . Desde las 7 de la mañana del viernes hasta 24 horas después, ha dejado 33 litros por metro cuadrado en forma de nieve. A pesar de todos los avisos y de las continuas afirmaciones por parte del Gobierno regional, que aseguraba estar "totalmente preparado" frente a 'Filomena', el caos se ha apoderado de la ciudad.
Un total de 591 vías y puertos de montaña se han visto afectados por la nieve, y con ello, numerosos conductores se han quedado totalmente atrapados en mitad del temporal. Solo en la Comunidad de Madrid, en las últimas horas, más de mil personas que se encontraban atrapadas han sido rescatadas. Pero ahí no acaba todo, aún quedan al menos 300 personas más que no pueden volver a sus casas.
Los conductores se quejan de la falta de previsión ante una nevada de tal magnitud, que había sido prevista por los expertos. A partir de las seis de la tarde de este viernes, la capital se encontraba en alerta roja. La situación se fue agravando cada vez más y las carreteras comenzaron a quedar intransitables.
A Agustín, un ciudadano madrileño del barrio de Vallecas, la fuerte nevada le sorprendió saliendo de trabajar. Como él, a pesar de los avisos, numerosos trabajadores tuvieron que acudir a sus puestos por toda la capital. En su caso, a medida que avanzaba la tarde y se conocía la gravedad de la situación, pudo acabar dos horas antes su jornada laboral y fue ahí cuando comenzó su amarga experiencia.
Para regresar a casa tenía que coger la carretera M40, totalmente cubierta por la nieve y con una multitud de coches intentando no patinar. A pesar de ello, poco a poco, fueron avanzando, hasta que la carretera comenzó a ser prácticamente intransitable. En el desvío hacia la A3, en la vía de servicio, las autoridades cortaron el tránsito: no se podía avanzar.
Ahí comenzaron los primeros minutos de espera que se convirtieron en horas. Los primeros en llegar fueron los bomberos, que trataron de poner un poco de orden y que dieron un mensaje claro a los conductores: "Esto va para largo".
Así, resignados, cientos de conductores como Agustín se quedaron totalmente parados esperando para recibir las órdenes oportunas. Unas órdenes que tardaron al menos dos horas en recibir: "Todos al arcén". El siguiente paso era dejar actuar a las quitanieves, que tras la larga espera habían llegado.
"Yo solo quería salir de allí", cuenta este madrileño. "Los bomberos no podían sacar a la gente de los coches, no podían hacer nada, estaba todo colapsado". Ante esto, solo le quedó la paciencia. El primer paso de las quitanieves logró que algunos vehículos pudieran comenzar a salir, pero a los pocos minutos, se volvió a cortar todo. Otras dos horas de espera.
La situación comenzaba a ser delicada. Era más de la 1 de la madrugada, y muchos de los conductores daban por perdidos los intentos para salir de allí. Algunos aprovecharon las últimas horas del Metro para dejar el coche aparcado y tratar de caminar hasta la estación más cercana para llegar a casa, otros, caminar hasta algún domicilio cercano, pero Agustín tuvo que seguir esperando.
Llevaba desde las ocho de la tarde en el coche, pero trataba de mantener la calma: "Tenía gasolina de sobra así que eso no me preocupaba. Solo quería poder salir." Tras la paciencia llegó su turno: con la carretera como una pista de patinaje, tenía que intentar avanzar un poco más para salir de la vía de servicio. Contó con la ayuda de los bomberos, que tuvieron que empujar el vehículo.
"Muy despacio, en tercera y con los bomberos empujando. El coche no tiraba y empezaba a oler a quemado. El olor era tan fuerte que hasta uno de los bomberos me alertó", así, como pudo, logró subir la pequeña cuesta.
En ese momento se dio cuenta de que la situación ya era insostenible. La carretera patinaba y era muy peligrosa, pero las calles de la ciudad eran totalmente intransitables. Un ciudadano le alertó de que no continuara avanzando: "Se había quedado atrapado en medio de la calle, ni para adelante ni para atrás".
Ante la situación asumió que llegar a casa esa noche iba a ser misión imposible. La gente abandonaba los vehículos en el arcén, hartos de avanzar solo unos metros cada dos horas. Otros, se resignaron a pasar la noche en los coches. Agustín tuvo un poco más de suerte y logró continuar caminando, dejando el coche allí parado, hasta la casa cercana de unos familiares. Allí acabó su agotadora aventura.
Un trayecto que sin duda nunca olvidará: "Cuando iba andando, vi a un coche que intentaba bajar una cuesta y se estampó contra unos cubos, todo era un absoluto caos." Un ciudadano, atrapado con el coche en mitad de la calle, preguntó a la Policía si lo podía dejar ahí mismo y las autoridades ya no sabían qué hacer: "Ya daba todo igual, la gente hacía lo que podía".
Un caos en las carreteras que había sido previsto y que finalmente se ha cumplido, por el que mucha gente se pregunta ¿de verdad no se podía haber evitado?