La realización y publicación de encuestas y sondeos electorales durante los meses previos a cualquier proceso electoral se han convertido en regla en España: se trata de una herramienta que nos permite conocer de forma aproximada cuál es el clima que se respira en determinado momento y zona geográfica, aunque los resultados que arrojan estos estudios no tienen por qué cumplirse y, de hecho, no es infrecuente que se produzcan vuelcos electorales ante una previsión de resultados que disguste a una parte del electorado y que despierte su voluntad de acudir a votar para evitarlo. ¿Cómo se elaboran los sondes electorales? ¿Qué es exactamente la intención de voto y cuál es el valor de este indicador dentro de estas encuenstas?
Tal y como explica el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que funciona como organismo autónomo (dependiente del Ministerio de la Presidencia) y cuya función principal es la de contribuir al conocimiento científico de la sociedad española, el primer paso para realizar una encuesta es definir sus objetivos, que en este caso se relacionarían con el conocimiento de las actitudes y los comportamientos de la sociedad española en el marco de un proceso electoral concreto, así como medir su estabilidad y/o cambio en el tiempo.
Para ello, se define un universo (población de interés) y se elabora una muestra (es decir, se define a quién se va a preguntar, ya que sería muy costoso consultar a toda la población relacionada). Así, el universo de la encuesta es la población de la cual se quiere obtener información. Las encuestas del CIS generalmente tienen como universo, o población objeto de estudio, a la población con nacionalidad española mayor de 18 años, pero en ocasiones se dirigen a toda la población que reside en España (y, por tanto, incluyen a la población extranjera). También realizan encuestas cuyo universo es la población joven (definida generalmente como aquella con edades comprendidas entre los 15 y los 29 años) u otro subgrupo de la población.
En cuanto a la muestra, el CIS "sigue los procedimientos científicos necesarios para obtener muestras representativas”, teniendo en cuenta siempre que existe un margen de error que debe mostrarse en cada encuesta.
El siguiente paso es la redacción del cuestionario, que consiste en una serie de preguntas que sirven para recabar las opiniones de la ciudadanía sobre diferentes temas. Además, se pregunta sobre características de las personas entrevistadas (sexo, edad, nivel de estudios, ocupación), para poder extraer conclusiones al respecto y saber "si existen diferencias en lo que opinan cada uno de esos grupos".
En el diseño de las preguntas se debe poner "un especial cuidado en que todas ellas sean comprendidas por todas las personas entrevistadas, independientemente de su nivel de formación o cualquier otra característica”, tal y como asegura el organismo. También deben ser preguntas equilibradas y que no incorporen en su redacción ningún tipo de sesgo.
Luego viene el trabajo de campo: la recogida de datos. Los encuestadores recorren las secciones censales incluidas en la muestra, siguiendo unas rutas aleatorias, y contactan con los ciudadanos en sus casas, con el fin de recoger sus opiniones. En cualquier caso, la colaboración de las personas seleccionadas para participar en una encuesta del CIS es voluntaria, pero"fundamental para conseguir que sus resultados reflejen las opiniones del conjunto de la sociedad".
En este sentido, es importante saber que todas las respuestas son anónimas, protegidas por las leyes del secreto estadístico y de protección de datos.
A la hora de procesar los datos, se ponen en relación los distintos parámetros recogidos para extraer conclusiones de todo tipo que luego son publicadas de distintas maneras: documentos que contienen los datos ya procesados, y también matrices o ficheros en los que se graban los datos. Además, cada encuesta debe ofrecer la documentación técnica necesaria: población objeto de estudio, fecha de realización del trabajo de campo, tamaño de la muestra diseñada y de la muestra realizada, características del diseño muestral, y, en su caso, información sobre la utilización de coeficientes de ponderación para el tratamiento de los datos.
En el caso de las series electorales, se obtienen de la siguiente pregunta de los barómetros del primer mes de cada trimestre: "Suponiendo que mañana se celebrasen elecciones generales, es decir, al Parlamento Español, ¿a qué partido votaría Ud.?”
Este primer indicador es el que se conoce como intención de voto y, tal y como asegura el propio CIS, "no es más que la serie de los porcentajes de respuesta para cada partido político". Así, "las respuestas a esta pregunta no constituyen una buena previsión si lo que se pretende es acercarse a los resultados de unas elecciones próximas, ya que son muy altos los porcentajes de respuesta para las opciones 'No sabe' y 'No contesta’."
Para predecir mejor los resultados electorales, el CIS construye a partir de la intención de voto lo que se conoce como estimación de voto, que es el resultado de aplicar a la intención de voto un modelo de corrección basado en otras variables de la encuesta, la experiencia pasada, informaciones de tipo cualitativo, etc.