5.624.044 catalanes están llamados a votar este domingo en unas elecciones insólitas, marcadas por una incertidumbre imperante. A la propia generada por la pandemia y por la amenaza de la abstención que sobrevuela las urnas, se suma la incógnita que rodea el despacho que sostenía Quim Torra: la presidencia de la Generalitat sigue en el aire y nadie se atreve a avanzar hacia qué lado las urnas la harán decantarse.
Salvador Illa, Pere Aragonès o Laura Borràs; son los tres favoritos por los sucesivos barómetros y encuestas para proclamarse vencedor esta noche. El Govern puede volver a teñirse de socialista por primera vez desde 2010 o seguir anclado en el independentismo, más dividido que nunca entre el pragmatismo republicano y el inmovilismo del grupo de Puigdemont.
El exministro de Sanidad se la juega solo. La pugna entre los tres favoritos hace que Illa se enfrente a un bloque que se no se ha resquebrajado en campaña, siendo este su mayor logro. Mientras que Junts ha acabado la campaña mejor que como la encaró (el 'CIS catalán' incluso prevé una pugna con ERC y con el PSC en tercera posición), la estrategia de Esquerra Republicana ha sido clara desde el principio, evitar los reproches internos del independentismo que han tocado de muerte la legislatura para ir 'todos contra Illa'.
Una premisa que ha mutado hacia un "contra Illa vale todo" en palabras del propio socialista, que ha acusado las críticas por no someterse a un test PCR en uno de sus debates y que ha cargado contra el documento firmado por los grupos independentistas por el cual se comprometen a no pactar con el PSC.
Se le reducen las opciones al exministro, cuya irrupción sacudió el tablero político de la comunidad pero que previsiblemente deberá hacer un esfuerzo extra para aunar todo el apoyo del resto de formaciones no independentistas: Ciutadans, En Comú Podem, el Partido Popular y Vox. Solo podrá prescindir de algunos de ellos en caso de conseguir una victoria contundente, y encuentra en Jéssica Albiach su principal aliada, aunque las predicciones electorales no contemplan que los resultados que cosechen los comunes difieran demasiado de los ocho escaños actuales.
Por su parte, el bloque independentista podría alcanzar la mayoría absoluta de 68 escaños (el Parlament tiene 135) si Esquerra Republicana y Junts per Catalunya responden a las expectativas y la CUP consigue buenos resultados. También se guarda el comodín de los comunes, aunque su candidata, Jéssica Albiach, ha aseverado reiteradamente que no está dispuesta a permitir un Govern con Borràs.
La celebración de unas elecciones en pandemia arroja aún más incertezas a la ya agitada política catalana, cuyo tablero fue sacudido por la irrupción de . A pesar de que el Govern haya garantizado este sábado que "en la totalidad de los colegios electorales se pueden constituir todas las mesas", el hecho de que el 37% de los 82.251 convocados hayan pedido eximirse por miedo a contagiarse o por su estado de salud arroja serias dudas de que la jornada arranque con total normalidad.
De hecho, las juntas electorales han rechazado incluso informes médicos por cáncer y hay miembros que valoran desobedecer y enfrentarse a penas de prisión de tres a 12 meses y a una multa de seis a 24. Además, no han resuelto todos los recursos recibidos y se han visto obligadas a aclarar que la falta de respuesta a las excusas implica que estas se han rechazado. Por ello, los notificados que no han obtenido respuesta deberán presentarse y desempeñar sus responsabilidades sin que el órgano electoral haya escuchado sus explicaciones.
Por su parte, los grupos están pendientes del nivel de participación y, de hecho, han cerrado la campaña con un último esfuerzo por movilizar al electorado para que no sucumba al miedo al contagio. La encuesta 'flash' del CIS del 3 de febrero indica que un 14,8% no votará "con toda seguridad", una proporción parecida duda si hacerlo y un 53,6% sí ejercerá su derecho a voto. La alta abstención que temen los candidatos previsiblemente perjudicará al voto constitucionalista, concentrado en las zonas urbanas y donde los colegios electorales pueden acoger más aglomeraciones. También podría beneficiar a Junts en la pugna con ERC, puesto que Borràs recoge un voto más rural que Aragonès.
Asimismo, el voto indeciso contribuirá a despejar la incógnita que rodea a la gobernabilidad de la Generalitat. Un 26,3% de los electores acostumbra a decidir el sentido de su voto con la campaña ya empezada, según el barómetro de enero, y un 32% lo decide la última semana o, incluso, en la jornada de reflexión.
Los 2.763 colegios electorales deben abrir a las 9h y las 9.139 mesas tienen tiempo para constituirse hasta las 10h. En caso de no haberlo hecho todavía por la ausencia de presidentes, vocales o suplentes convocados, la administración catalana ha establecido que la votación en dicha mesa se retomará dentro de las 48 horas siguientes, previsiblemente el martes. Está previsto que el Govern informe de ello a primera hora y actualice los datos de participación a las 13:30h, 18:30h y 22:30h.
La Generalitat ha establecido un protocolo según el cual los votantes deben acceder a los colegios por un acceso y salir por otro para no mezclarse. También ha facilitado a los miembros de las mesas la práctica de un test de antígenos, mascarillas, gel hidroalcohólico y un EPI para que se protejan de 19 a 20h, en la última franja del día: el del voto presencial de cuarentenados.
El Govern recomienda votar de forma presencial en tres turnos en función del estado de salud de los electores: hasta las 12h, están llamado a hacerlo los colectivos de riesgo, mientras que los contagiados, sospechosos y contactos estrechos, de 19h a 20h. La administración catalana recomienda al resto de los votantes acudir a los centros electorales el resto del día durante una jornada en la que debe estar garantizada la ventilación constante y una distancia de dos metros entre mesas y entre electores. Asimismo, se han habilitado espacios al aire libre o en la calle para reducir aglomeraciones en interiores
Para facilitar el máximo posible el derecho a voto a pesar de la pandemia, Cataluña amplió el plazo para solicitar el voto por correo hasta el 5 de febrero y para ejercerlo hasta el día 12. Las solicitudes del voto por correo han alcanzado su máximo histórico en unas elecciones en Cataluña con 284.706 peticiones, lo que supone el 5,30% del censo y un 350% más que en las últimas elecciones al Parlament. Además, Correos se ha reforzado con 965 contrataciones y con un tráiler, seis furgonetas de gran capacidad y cuatro camiones.
Quim Torra compareció el 29 de enero de 2020 para evidenciar lo que era un secreto a voces: la ruptura de los socios de Govern Junts y ERC. El apoyo republicano a la pérdida de su escaño por no retirar la pancarta a favor de los "presos políticos" le llevó a creer que su legislatura ya no tenía recorrido y anunció que convocaría elecciones anticipadas, para las que no puso fecha. Fue entonces cuando empezó una incierta cuenta atrás suspendida por la irrupción de la pandemia.
Al inicio de la segunda ola de la covid-19 en Cataluña, el Tribunal Supremo inhabilitó al ya por entonces expresident por la misma causa. La decisión judicial desencadenó un efecto dominó que llevó a Aragonès a firmar el decreto de convocatoria automática de elecciones para el 14 de febrero a finales de diciembre, una vez ya había finalizado el plazo en que el Parlament debía investir a un sustituto.
Una fecha, la del 14-F, que las peores predicciones del Departament de Salut se encargaron de comprometer: el pico de contagios de la tercera ola coincidiría con la campaña electoral y la de ingresos en UCI, la misma semana de los comicios. Con esta información, el Govern negoció con el resto de partidos el aplazamiento de las elecciones, con la única oposición del PSC, que acusaba el miedo de que el 'efecto Illa' se deshiciera de camino al 30 de mayo.
Pocas veces la política catalana -independentistas, constitucionalistas, izquierdas y derechas- ha tomado una decisión bajo consenso mayoritario. Esta vez, el Tribunal Superior de Justicia catalán tenía otros planes: mantuvo el 14-F de forma provisional y dio la orden de empezar la campaña sin saber si la comunidad votaría. Finalmente, la Justicia ha forzado que Cataluña celebre el día de los enamorados yendo a las urnas contra todo pronóstico.