Sumergirse en el mar y navegar hacia la isla de La Palma en estos momentos en los que el volcán está en erupción y el entorno resulta tan inestable sería muy peligroso y una temeridad, ha asegurado a Efe Scott Waters, estadounidense afincado en las Islas Canarias, piloto y propietario del submarino Pisces VI.
Waters -que pasa gran parte de su tiempo en el océano- recuerda que se trata de un área de volcanes e insiste en que no se debe olvidar que la actividad volcánica se aprecia también en las profundidades marinas, aunque muchas veces no sea tan evidente. En ocasiones se ven chorros de agua muy caliente saliendo hacia arriba; otras, se observan columnas de color negro, en lo que ha calificado como un algo único y de lo más impresionante que se puede ver en el mar.
El contacto de la lava con el agua dejará un panorama nuevo y digno de estudio, así se ha puesto de manifiesto durante el capítulo dedicado al turismo bajo el mar del Congreso sobre Turismo Espacial y Subacuático, SUTUS, que se celebra estos días en Marbella (Málaga), organizado por la escuela internacional de hostelería Les Roches.
Al margen de la catástrofe que supone para quienes viven en la conocida como “la isla bonita” y del panorama desolador que la erupción del Cumbre Vieja está dejando a su paso, los ponentes en este encuentro han coincidido en señalar que habrá un antes y un después.
Se trata de un fenómeno de la naturaleza espectacular y sus efectos en el ecosistema marino serán evidentes en breve por lo que, no le cabe duda, se organizarán misiones de carácter científico con objeto de valorarlo.
Para este navegante de las profundidades marinas, una vez termine la actividad volcánica externa aparecerán especies únicas en el mar, que la mayoría no habrá visto antes, algo de lo que se muestra seguro al cien por cien.
La llegada de la lava al mar puede provocar una subida inusual de la temperatura del agua en la zona. Esto puede provocar la generación de algas y nuevos nutrientes en el mar. Se puede decir que los volcanes, tanto submarinos como los que arrojan su magma a las aguas del mar, fertilizan el océano.
Este fenómeno pudo contemplarse tras la erupción del volcán Kilawea en la isla de Hawai en el verano de 2018. Tras la llegada de cientos de toneladas de magma al mar, este elevó la temperatura de las aguas más profundas (a unos 300 metros de profundidad), que son unas aguas ricas en nitratos. Al elevar su temperatura, este agua se elevó hacia la superficie, llevando con ella todos los nutrientes.
Así, inmediatamente después de la erupción, las aguas de la zona se cubrieron de una capa de fitoplacton que proliferó gracias a los nutrientes en superficie. Esta capa llegó a extenderse hasta 150 kilómetros mar adentro. Las algas permanecieron en la superficie mas de dos meses. Era la primera vez que se documentaba este fenómeno. Este fue un efecto beneficioso pero puede que, en un primer momento, la lava también acabe con la vida de algunas especies submarinas en la costa.