17 diputados. Son los que el Partido Popular catalán de Alejo Vidal-Quadras obtuvo en las elecciones al Parlament en 1995. Este catedrático de Física Atómica y Nuclear, nacido en Barcelona y firme opositor al nacionalismo catalán, recuerda la cifra con orgullo después de que asumiera el liderazgo de una formación popular que había reducido su representación a seis con el exministro Jorge Fernández Díaz.
Ahora, esos 17 escaños se han reducido a tres tras el 14-F, lo cual le produce "una gran tristeza y decepción" y reafirma su convicción de que "los errores se pagan", según lamenta. A sus 75 años y en tratamiento de quimioterapia e inmunoterapia por la extracción del bazo por un linfoma, Vidal-Quadras atiende a NIUS para señalar a los culpables del desastre del proyecto que dejó de liderar hace dos décadas y media. Y no duda: "Si hay un responsable principal de la debacle, tiene un nombre y es el de Pablo Casado".
Pregunta: Además de presidir el PP catalán, usted fue uno de los fundadores de Vox en 2014. ¿Qué es lo que han hecho mal los populares que ha aprovechado tanto Vox?
Respuesta: El resultado del PP en el Parlament se explica por tres causas, dos accesorias y una fundamental. Las accesorias son la abstención por el temor al covid, que ha perjudicado más al electorado menos motivado a salir a la calle, y la declaración de Luis Bárcenas a la Fiscalía en plena campaña, que ha sido un golpe a sus votantes.
P: ¿Y la fundamental?
R: A mi juicio, la causa principal es que Pablo Casado, que estuvo muy presente en la campaña, lanzó una serie de mensajes equívocos que confundieron al electorado. Dijo que había que pasar página del 1 de octubre como hacía Salvador Illa, homologó la violencia legítima de la policía para hacer cumplir la ley a la violencia ilegítima de las turbas independentistas cuando protestaron por la sentencia, y habló de que no le importara qué bandera se colocara en los balcones. También aceptó que en la radio catalana le preguntaran en catalán y llegó incluso a decir que había que solucionar el problema de la financiación de Cataluña como si Cataluña tuviera derecho a algún privilegio. Todo esto lanza un mensaje complaciente con los nacionalistas y revela una especia de sumisión pusilánime.
P: ¿Se equivocaron con la campaña de su candidato, Alejandro Fernández?
R: Alejandro había planteado una campaña firme, contundente, dura contra el separatismo en defensa del orden constitucional y de la unidad nacional, poniendo de relieve el desastre que está siendo el 'procés' para Cataluña en términos sociales, financieros y políticos. Pero Pablo Casado monopolizó la campaña lanzando mensajes de cierta complacencia benévola con el nacionalismo y, si a esto añades las dos causas accesorias, provoca que el electorado del PP recurriera a Vox o no votase. Esta es la explicación: si hay un responsable principal de la debacle del PP catalán en estas elecciones, tiene un nombre y es el de Pablo Casado. Perdió el norte.
P: De hecho, usted publicó un mensaje en Twitter cargado de ironía en el que felicitaba al "magistral ideólogo" de la estrategia...
R: Un genio. No sé quién aconseja a Pablo Casado en este momento, pero le aconsejó muy mal, y si fue idea suya, fue una idea muy mala. La combinación de un enfrentamiento crudo, agrio, casi insultante con Vox, combinado con una campaña en la que se introducen mensajes de una cierta benevolencia complaciente con el nacionalismo, el resultado de dicho cóctel solo podía ser este. El Partido Popular solo tenía que haber hecho la campaña que quería Alejandro Fernández, que es un gran candidato de gran formación intelectual, con firmes convicciones y que argumenta bien.
Otro error de libro fue integrar como número dos y tres a dos personas que procedían de otras formaciones políticas: esto despista mucho a tu electorado y lanza el mensaje de que no tienes a personas válidas.
P: Y se equivocaron tanto según usted porque...
R: Las causas por las que la gente comete errores son muy diversas. Una posibilidad puede ser que estén cortos de inteligencia, eso pasa en los seres humanos, que a veces no entienden las cosas y cometen errores simplemente porque no dan más de sí. Otro puede ser el típico complejo del centro derecha frente a los nacionalistas, creyendo que se les puede apaciguar con concesiones y ensanchar su campo de voto. Pero la experiencia ha demostrado que esto no es así, sino lo contrario.
P: ¿Y por cuál se decanta?
R: Yo creo que es una equilibrada combinación de ambos motivos.
P: A pesar de ello, usted participó en un acto de campaña...
R: Cuando participé, todavía no había cogido esa trayectoria que le dio Casado. Ese acto de Cayetana [Álvarez de Toledo] y yo no creas que fue del agrado de la dirección del PP. Ni siquiera lo incluyeron en la página web oficial del partido, ellos tienen otra visión. Pero Alejandro me pidió que participase y, como yo no pertenezco a ningún partido desde hace seis años, si dos buenos amigos con los que coincido en ideas y convicciones me piden que ayude, pues yo lo hago.
P: ¿Se esperaba el 'sorpasso' de Vox al PP en Cataluña?
R: Sí, yo no me he llevado ninguna sorpresa en estas elecciones. Y cuando los de Ciudadanos dijeron que sacarían diez o 12 diputados, ya sabía que estaban soñando. Lo veía venir, no solo yo sino muchos analistas.
P: ¿Se recuperará de ello?
R: Si el PP catalán adopta la línea que adoptó Pablo Casado en Campaña y no deja trabajar a Alejandro Fernández, está irremisiblemente condenado a la desaparición. Cuando uno pega tantos bandazos, no le cree nadie al final.
P: A nivel nacional, ¿Vox va camino de superar al PP?
R: Si todo sigue como hasta ahora, con el PP en esta línea pusilánime y desorientada, puede suceder. Pero falta mucho para las generales y las predicciones a dos años son muy arriesgadas, es muy complicado de saber.
De momento, Vox no está en una posición de liderar una mayoría en el Congreso, el PP se ha debilitado y Ciudadanos es un partido en vías de liquidación, por lo que veo tintes muy sombríos en esta legislatura, que no me extrañaría que acabara de manera traumática por el choque entre las dos facciones que comparten el Gobierno, el posible descontrol de la situación en Cataluña y los términos económicos, con un paro de 5 o 6 millones de personas.
P: ¿Y qué ha hecho bien Vox para irrumpir como cuarta fuerza en el Parlament, con casi cuatro veces más diputados que el PP?
R: Vox tiene un buen candidato. Ignacio Garriga combina la firmeza de las convicciones con la corrección de las formas, una forma muy correcta en sus gestos y en su lenguaje y siempre transmite serenidad y tranquilidad, y eso le ha dado ventaja. Además, ellos enfocaron su ventaja defendiendo sin complejos sus principios y su visión de Cataluña, sin la menor concesión al separatismo golpista, sino demostrando que están allí para impedir que destruya Cataluña y España. Y es evidente que hay una amplia base social que les ha creído y votado.
P: En esta legislatura, ¿a quién apoyará? ¿A Fernández o a Garriga?
R: Son dos estilos muy distintos. Fernández tiene un perfil más intelectual y hace políticas sobre bases conceptuales e ideológicas que van al fondo de las cosas. Y Garriga es muy inteligente y está preparado, con un perfil más práctico, con una oposición al separatismo golpista muy pegada al terreno y a poner en evidencia sus desastres. Se entenderán bien porque comparten muchas cosas, son dos personas de calidad humana y habrá una buena entente y sintonía entre ellos cuando el Parlament se ponga en marcha.
P: Si tuviera que elegir a uno...
R: Verás, estoy en una fase de mi vida en la que no me caso con nadie. Yo apoyo a quien tiene razón y no a partidos, sino a personas y políticas.
P: ¿Cuál debe ser el papel de Vox en el Parlament? ¿Qué tienen para aportar los de Garriga?
R: Va a pasar lo mismo que ya pasó también cuando yo era presidente del Partido Popular catalán entre el 1990 y el 1995. Que los diputados que se sienten en el hemiciclo y los catalanes que reciban sus mensajes van a oír cosas que hace muchos años que no se oían.
P: ¿Como qué?
R: Como la verdad. Que el 'procés' es un fracaso absoluto, que la independencia nunca tendrá lugar y que de todo esto solo saldrá el empobrecimiento material, social y político de Cataluña, que perderá su prestigio tras ser una de las regiones más dinámicas de Europa y será una de las más fracasadas.
P: Usted no compartió el pacto del Majestic que permitió la investidura de Pujol y defiende que no se debe negociar con el nacionalismo catalán, sino combatirlo con ideas y en las urnas...
R: Porque fue una de las mayores vergüenzas de la historia contemporánea y uno de los grandes errores de la política de Aznar, desmantelando ideológicamente su partido en Cataluña y enviándome a mí al Parlamento europeo. Pero Pujol estaba tan obligado a pactar como Aznar porque España debía hacer un esfuerzo inmenso para entrar en la Unión Europea.
P: ¿Pero las urnas del 14-F permitirán combatir el independentismo? ERC, Junts y Cup han ampliado su mayoría absoluta...
R: Esto es un proceso de 40 años... ¿tú te crees que el 14-F es fruto de un día? Son cuatro décadas de una estrategia equivocada de los sucesivos presidentes del Gobierno de España frente a los nacionalistas, comenzando por Adolfo Suárez, Felipe [González], Aznar, lo de Zapatero ya fue de aurora boreal y ahora Sánchez, que está dispuesto a casi liquidar la nación con tal de mantenerse en el poder. Y el PP de Mariano [Rajoy] y Soraya [Sáenz de Santamaría] era un partido ideológicamente deshuesado que dio todas las facilidades a los peores enemigos de España: la extrema izquierda y los separatistas. Yo siempre lo digo: el culpable de que un tigre te devore no es el tigre, sino quien le abre la puerta de la jaula.
P: ¿Deben apoyar la candidatura de Salvador Illa?
R: Illa puede hacer dos cosas: presentar su candidatura para perderla o llegar a un acuerdo con los separatistas y armar un tripartito como ya se hizo con Montilla y Maragall. De todas formas, deberá ceder la presidencia del Govern a ERC muy probablemente. Habrá que ver si Sánchez permite tanta concesión y si ERC se impone una línea pragmática, pero intuyo que se producirá un tripartito entre socialistas, republicanos y comunes. Eso le garantiza la legislatura del Gobierno a Sánchez y una serie de ventajas políticas para Cataluña a ERC, que también podrá acabar con Puigdemont: si Puigdemont acaba fuera del poder, en un año nadie se acordara de él.
P: Sobre lo que apuntaba de Bárcenas...
R: Que enviara ese escrito en plena campaña no ha ayudado. Es una dificultad adicional, pero a Bárcenas y al miedo al covid les doy una importancia relativa en la debacle en Cataluña.
P: ¿Su confesión puede llevar al PP a la ruina?
R: Es obvio que, si Bárcenas demuestra todo lo que contó en ese escrito, para el PP será catastrófico. Es verdad que la actual dirección puede esgrimir que no estaba en el núcleo de decisiones y su responsabilidad personal puede quedar a salvo... pero no cabe duda de que el daño a las siglas y a la marca puede ser desastroso.
P: ¿Y le cree?
R: ¿Quién puede saberlo? Se dice que el hecho de que su esposa haya entrado en la cárcel, para él, ha sido un golpe muy duro que ha cambiado su actitud. Al principio, tenía una actitud negociadora con el PP, pero su enfoque ha cambiado y ahora explica lo que él vivió, ha contado lo que sucedió porque fue tesorero y, como es natural, estaba en el núcleo de la financiación del partido. Si dice la verdad o no, eso es cuestión de que el tribunal disponga de las pruebas correspondientes, y él afirma que se las han robado, pero si el tribunal no ve pruebas tangibles, no puede tomar ningún tipo de decisión.
P: ¿Esta sentencia puede ser la definitiva para el PP?
R: La corrupción es general en España y la del PSOE no es menor que la que ha podido afectar al PP o a la Convergència de Pujol. Y si la corrupción fuese un elemento determinante para el comportamiento del electorado, ni PSOE ni PP ni Convergència hubieran sobrevivido. Es un fenómeno curioso. Pero el PP tiene una estructura territorial y una organización muy potente que alcanza todo el territorio (excepto en Cataluña y el País Vasco, donde se ha convertido en residual), y una red muy tupida de intereses políticos, y tiene una mayor capacidad de resistencia que la que pueden tener otros partidos como Ciudadanos.