Arranca una semana cargada de citas judiciales que vuelven a agitar el panorama político. La de Víctor Aldama es la primera de las comparecencias previstas. Comienza este lunes y, tras ello, el martes llegará la de Koldo García, clave también para la causa que lleva su nombre. Además, en paralelo y en otra causa, el miércoles será el turno de la esposa del presidente, Begoña Gómez.

Tanto un caso como otro generan incomodidad en el Gobierno. Excluyendo referencias religiosas, la RAE define calvario como una sucesión de adversidades y pesadumbres. El de Pedro Sánchez es de tipo judicial. Lleva meses cargando con ello, pero justo estas Navidades afronta su mayor suplicio.

Tras la declaración el jueves en el Tribunal Supremo de un investigado José Luis Ábalos, esta próxima semana llega su particular Gólgota con el paso por los juzgados de Víctor de Aldama, Koldo García y la esposa de Pedro Sánchez, Begoña Gómez. Todos en 72 horas.

El lunes, el núcleo corruptor de la trama, según la UCO, declarará en el Supremo sobre las supuestas irregularidades en la compra de mascarillas por parte del ministerio que dirigía Ábalos.

“Voy a desmontar un poco más las mentiras de este señor porque, no nos olvidemos, este señor era el número dos del Gobierno del presidente Pedro Sánchez”, apuntaba Víctor de Aldama en el programa ‘Horizonte’, en Cuatro.

La Guardia Civil señala su papel esencial en estas operaciones aprovechando su vínculo con Koldo y el empresario.

Precisamente, al día siguiente, el martes 17 de diciembre, será el turno del exasesor de José Luis Ábalos, Koldo García. El juez le atribuye el papel de intermediario entre Aldama y el exministro.

En ese sentido, el pasado jueves, Ábalos descargó sobre el que fuese su mano derecha toda su responsabilidad, lo que el propio Koldo vino a aceptar a preguntas de algunos medios, aunque está por ver lo que declare ante el juez.

Por su parte, el miércoles será el turno de Begoña Gómez, llamada a declarar esta vez por el juez Peinado en calidad de investigada por un delito de apropiación indebida por el software de la complutense y otro de intrusismo profesional.

Volverá a Plaza de Castilla después de acogerse a su derecho a no declarar en relación con la presunta comisión de otros dos delitos: corrupción en el sector privado y tráfico de influencias.

Más allá, dos días después el mismo juez, Juan Carlos Peinado, tomará declaración como testigo a María Cristina Álvarez, trabajadora de Presidencia supuestamente vinculada con los negocios personales que la mujer de Pedro Sánchez desarrollaba desde el palacio de la Moncloa.

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