Este miércoles se cumplen 15 años del ataque del atunero vasco Alakrana mientras faenaba en el Índico. El destino de sus 36 tripulantes, 16 de ellos españoles, estuvo en manos de los secuestradores somalíes durante 47 días. El suceso mantuvo en vilo a España y puso el foco en la creciente amenaza de la piratería en la zona.
El operativo de liberación del pesquero se puso en marcha en el marco de la Operación Atalanta. Para esta recién creada misión de la Unión Europea este largo secuestro supuso un reto importante, señala a EFE su comandante, el vicealmirante español Ignacio Villanueva Serrano.
El Índico se había convertido en una área de alto riesgo para los miles de barcos que anualmente cruzaban el mar Rojo y el golfo de Adén. En 2008 hubo 134 ataques y 40 secuestros de navíos, entre ellos, el del pesquero español Playa de Bakio, lo que puso de manifiesto que la piratería era también una amenaza para la actividad de la flota atunera.
Ante esta situación, el 8 de diciembre de 2008 el Consejo de la UE creó Atalanta para proteger de los ataques de los piratas el tráfico marítimo, especialmente a los buques del Programa Mundial de Alimentos de la ONU, pero también a los pesqueros.
Aún no había pasado un año desde su constitución cuando en la madrugada del 2 de octubre el Alakrana fue asaltado por un grupo de piratas somalíes.
Dos fragatas españolas participaron en el operativo: en un primer momento la Canarias y después la Méndez Núñez. En total, más de 560 efectivos de las Fuerzas Armadas, según informó la entonces ministra de Defensa, Carme Chacón.
¿Qué significó para Atalanta?. "Todo secuestro de barcos mercantes o de pesca supone un reto y una gran responsabilidad que pone en marcha un proceso muy complejo para estar en disposición de resolverlo de la mejor manera posible", señala el vicealmirante Villanueva.
El Alakrana, en concreto, fue un caso del máximo interés que afectaba a un Estado miembro de la UE en el que las lecciones aprendidas pasaron a integrar el acervo de Atalanta, asegura.
Este secuestro, como el resto a los que se ha enfrentado la misión, son "una librería de lujo. Todos ellos sirven para mejorar los procedimientos de defensa y conocer mejor el 'modus operandi' de los piratas".
¿Y para España?. Aunque el vicealmirante no se considera voz autorizada, cree que el Gobierno tuvo que manejar una crisis muy compleja y representó un golpe de realidad de lo que significaba la amenaza pirata.
Una consecuencia fue "sin duda", la decisión de apoyar "muy decididamente" a la recién iniciada operación Atalanta. España se ha convertido no solo en "un gran contribuidor", sino que el cuartel general está en Rota (Cádiz) y la manda un almirante español.
Además, nuestro país modificó la normativa para permitir que equipos de seguridad embarcados en los atuneros pudieran llevar armamento bajo ciertas condiciones, agrega.
Desde el secuestro del Alakrana, el pico más alto de la piratería en el Índico se vivió en enero de 2011 cuando los piratas llegaron a tener retenidas a 736 personas y 32 buques de diferentes naciones.
A partir de entonces hubo un descenso progresivo de ataques hasta llegar a los últimos cinco años sin ningún caso, una calma que se quebró en noviembre del pasado año con más de 40.
"Desde Atalanta siempre hemos sostenido que la piratería estaba suprimida, pero no erradicada", advierte Villanueva.
El vicealmirante achaca este "fuerte resurgimiento" en el último año el vicealmirante a que los piratas han aprovechado la crisis de los hutíes en el Mar Rojo, en la que la comunidad internacional ha centrado la atención, para trasladar sus acciones al Índico.
El 'modus operandi' de los piratas sigue siendo prácticamente el mismo: utilizan pequeños barcos llamados 'esquifes' para asaltar embarcaciones de corte medio que hacen de buque nodriza, con los que navegan hasta el medio del Índico para llevar a cabo el secuestro de buques de mayor porte.
Y la forma de afrontar esos sucesos sigue siendo también la misma, asegura el vicealmirante. Cuando se produce un ataque las fuerzas de Atalanta participan y permanecen alerta 24/7 para intentar interceptar la operación o hacer el seguimiento y tratar de que acabe de la mejor manera posible.
No obstante, reconoce que ahora se tienen unas herramientas "más poderosas" y Atalanta está "más imbricada" en la seguridad marítima regional.
Cuando ocurre un suceso de estas características, se ponen sobre la mesa todas las posibilidades. "Se plantea lo que llamamos 'un abordaje con oposición', la negociación, etc, y depende de cómo evolucione el conflicto, se va hacia un lado o hacia otro", siempre priorizando la seguridad de los secuestrados.
A la pregunta de si se hubiera actuado hoy igual que entonces, responde: "No lo sé, probablemente sí".
Después de 47 días de máxima tensión, el 17 de noviembre se producía el desenlace del "Alakrana" y el día 20 llegaba a Puerto Victoria (Seychelles) con sus 36 tripulantes sanos y salvos, escoltado por las fragatas Méndez Núñez y Canarias.
En una comparecencia tras la liberación, la entonces vicepresidenta del Gobierno, Teresa Fernández de la Vega, elogió el papel de los militares españoles y reveló que "no se descartó ninguna opción, ni la de intervenir".
Algunos medios publicaron que se había pagado un rescate, algo que el Gobierno siempre negó. "Yo no te puedo decir si se pagó o no se pagó, porque lo desconozco", zanja el vicealmirante.
Casi 16 años después de la creación de la misión de la UE, Villanueva asegura que ahora es más compleja y activa y está más coordinada con otros actores importantes en la zona. "Yo la llamo Atalanta 2.0", afirma.
La misión europea continúa con mayor fuerza que nunca, con personal trabajando todo el día pensando siempre en la seguridad de todos los ciudadanos europeos y para que no se vuelva a repetir un caso como el del Alakrana.
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