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Hoy se cumplen 30 años de la primera patera que llegó a las islas Canarias. A bordo de ella iban dos jóvenes saharauis con destino a Fuerteventura y, desde entonces, la crisis humanitaria se ha intensificado con el aumento de las llegadas. Solo este año, Canarias ha recibido más de 20.000 migrantes, un 126% más que el año pasado en estas fechas; una situación que "colapsa" sus servicios de atención.
Huyendo de sus países, cada vez son más las familias, –incluidos menores–, que se adentran en viajes largos y peligrosos por el océano con un objetivo: un futuro mejor.
Embarcados en la mortífera ruta canaria, recientemente tres nuevos cayucos han llegado a la costa. 310 migrantes procedentes de Mauritania, entre ellos 40 menores de edad.
“Los centros estamos en una situación límite, prácticamente, por la situación de escasez de recursos que existe”, cuentan desde el lugar.
Ya son más de 5.000 niños repartidos en 81 centros de todas las islas. En el último año se han abierto hasta 50 nuevos, pero siguen siendo insuficientes.
“Vienen aquí a trabajar, son chicos que vienen a formarse. No son chicos que viene a delinquir”, nos cuentan desde el lugar.
En busca de un futuro mejor, intentan adaptarse empezando por el idioma. En ello les ayudan personas como Aboubacar, un senegalés que llegó a Canarias hace seis años.
“Canarias muy bien. Yo entré aquí y no quiero salir más. Yo quiero quedarme aquí”, cuenta.
Desde la llegada de la primera patera a Canarias, hace 30 años, las entradas desde el continente africano se han intensificado alcanzando el año pasado las 40.000; una oleada masiva de barcazas que solo en 2023 se ha cobrado la vida de más de 6.500 personas.
La crisis por la presión migratoria continúa entre tanto acentuándose, con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de gira por África para atajar la cuestión en origen mientras desde el Congreso distintos grupos le piden explicaciones.
"Para España la inmigración es riqueza, desarrollo y prosperidad, no es un problema, es necesidad", ha dicho el líder del Ejecutivo, mientras desde la oposición Alberto Núñez Feijóo ha denunciado su visita por África como un "efecto llamada", acusándolo de promocionar España como "destino".
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