La justicia europea pide a España que se haga cargo de la limpieza de las tierras contaminadas de Palomares por el accidente del bombardero con armamento nuclear de 1966. La huella de aquel incidente perdura y ha resucitado otro de los episodios más insolitos de la historia militar española, el Proyecto Islero, el plan fallido de la España de Franco para conseguir la bomba atómica. Informa Lorenzo García-Campoy.
Hablamos de una historia que pudo ser y no fue. La historia de un proyecto secreto dirigido por el científico y militar Guillermo Velarde para convertir a España en una potencia nuclear: "Con un fuerza de disuasión nuclear en España seríamos respetados por todos y temidos por algunos", apuntó, en unas declaraciones recogidas por 'RNE'.
Vayamos al principio, 1963. El régimen franquista quiere desarrollar su propia bomba atómica, ser una potencia nuclear más. 60 años después nos encontramos con Natividad Carpintero, compañera del profesor Velarde y coautora de sus memorias. Hoy cuenta cómo altos mandos franquistas le pidieron volver de Estados Unidos para liderar el proyecto.
"Don José María manda una carta, la carta que cambió su vida, a Estados Unidos para que regresara. Y regresó", destaca la profesora titular del Departamento de Ingeniería Energética de la UPM. El profesor Velarde volvió, se puso a ello y terminó un informe para llevar a cabo una bomba de plutonio. Pero solo recibió silencio por parte de Franco.
Necesitaban más argumentos y pensaron que los habían encontrado en el accidente de Palomares en 1966. Allí estuvo analizando la zona el profesor Velarde, y entre los restos encontró un plástico negro radiactivo. Sus posteriores investigaciones le permitieron redescubrir la clave para desarrollar bombas termonucleares: el método Teller-Ulam. "Es un descubrimiento espectacular y un secreto inmenso. A partir de ahí se piensa que España puede tener capacidad para hacerlo", apunta Carpintero.
El gran secreto que solo sabían cinco países había que contárselo a Franco, y a verle fue el profesor Velarde: "Franco me estuvo oyendo y me dijo entonces que tanto él como España me lo agradecían, pero que seguir con este proyecto, tarde o temprano se enterarían los americanos y pondrían dificultades económicas para España que España no podría soportar", explicaba el profesor.
En 1973, Henry Kissinger, secretario de Estado de EEUU, visitó España. Habían pasado algunos años. El Proyecto Islero seguía latente. El presidente del Gobierno en ese momento, Luis Carrero Blanco, gran defensor del proyecto, le enseñó a Kissinger un informe del propio Velarde con las capacidades nucleares españolas. La muerte de Carrero Blanco, asesinado por ETA justo al día siguiente en un atentado, fue objeto de teorías y conspiraciones sin confirmar a lo largo de los años. Aún así, el Proyecto Islero siguió vivo. Con interés de los sucesivos gobiernos. Pero la presión norteamericana finalmente consiguió que España firmase en 1981 las salvaguardias que permitían inspeccionar sus instalaciones nucleares.
Era el fin definitivo del proyecto, cuyas consecuencias nos preguntamos a día de hoy: "Para España hubiera supuesto un fortalecimiento de su posición internacional muy importante. El profesor Velarde, por parafrasear lo que decía, indicaba 'las armas nucleares no son para usarlas, son para disuadir'", sentencia Carpintero. El profesor Guillermo Velarde siempre defendió la importante capacidad disuasoria de su proyecto, el Proyecto Islero.
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